De ser víctima, a romper el silencio y ayudar a otras víctimas de abuso sexual
La doctora Franchesca Soto, se convirtió en sicóloga y día a día brinda herramientas para que las víctimas de abuso sexual sanen y perdonen.
Una víctima de abuso sexual, puede desencadenar traumas severos a lo largo de su vida si la acción adecuada no se realiza de manera inmediata.
Muchos hombres y mujeres que han pasado por este sufrimiento y abuso, saben lo que es estar meses y hasta años en silencio, sentir que nadie los entiende y sobretodo, a comenzar a cuestionar las razones por las que terminó siendo víctima de un padre, una madre, quizás un hermano o hermana, un primo o por una persona totalmente desconocida.
Eso es lo que le pasó a la ahora sicóloga Franchesca Soto, quien fue abusada cuando era menor de edad por un pariente y quien también tuvo que calgar el calvario de saber que su hermana, también era abusada por la misma persona.
"La pregunta es: porqué no lo dijo antes o porqué lo dice ahora. En cuestión de las dinámicas de familia que es bien difícil, es que la familia también protege al victimario y a muchas sobrevivientes se les hace difícil denunciar porque sienten que si lo digo, mi papa puede ir preso o este tío va a ir preso y están también batallando con ese proceso interno de esa culpa o que acciones vienen después...", expresó Soto en entrevista con NotiCel.
"Como profesional de la salud mental (su meta) era poder visibilizar este tema porque una de las cosas es tener las herramientas...pero yo dije, si yo como profesional puedo ser voz, visibilizar desde el otro lado, desde la fase de ser víctima y sobreviviente, esto será una gran aportación para las sobrevivientes de abuso sexual", agregó.
Por eso, la doctora Soto, lanzó el libro: "La niña no supo lo que pasó", que relata su historia.
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Franchesca fue abusada a los cinco años y su hermana a los cuatro años, por tres años consecutivos por su primo paterno. A pesar de que Franchesca conocía que habían abusado de su hermana, no es hasta el 2022 que se entera que se había convertido en un patrón de abuso intrafamiliar.
Con el libro, Soto intenta que más víctimas sientan el coraje de hablar, ir a terapia y sanar. Según expresó en la entrevista, ha tenido muchos casos donde el o la paciente se siente que no sirve y que tiene baja autoestima.
"Gracias al libro muchas personas ahora lo están hablando, que este tema sigue siendo tabú lamentablemente, ya se le está dando más visibilidad y más normalización, en el sentido de que las personas se atrevan a romper el silencio, que para mi es un detalle bien importante para que no se de el abuso sexual prolongado", sostuvo.
A los siete años, Franshesca intentó verbalizar el abuso, pero no se atrevió. Luego, lo habló con sus tías a la edad de los 16 años, pero una de ellas no le creyó.
El primo que la abusó estaba en proceso de entrar a la adolescencia cuando comenzó abusar de ellas. Un asunto que Soto asegura que es la edad más común y donde más se presenta el abuso sexual.
"Estadísticamente, por los casos que se dan en televisión, pues piensan que son únicamente adultos. Hay una imagen social de que las personas se imaginan que un agresor es un persona de 40 años en adelante y lamentablemente, la mayoría de los casos y los que me llegan a consulta, fueron entre adolescentes", apuntó.
Soto pasó por varias etapas de dolor durante su niñez, adolescencia y adultez. Llegó hasta maquinar cómo se vería más "fea" si salía a la calle para evitar que le volvieran hacer daño.
"Yo recuerdo que en la adolescencia, yo practicaba como verme fea para cuando yo saliera, no pasar por abuso sexual...recuerdo que me ponía mousse en el pelo, lo echaba para al frente, hacía gestos de cómo practicar verme fea en esa etapa...", contó.
El libro: "La niña no supo lo que pasó", que logró obtener el Award Winning Author en el International Latino Book Awards, ha abierto las puertas para que más víctimas sanen, lo verbalicen y pueda continuar su vida.
"Yo quiero que el estado de la culpa, la vergüenza, el miedo, cambie de bando que quienes sientan esa culpa, esa vergüenza, sean los agresores, el victimario. Yo sigo visitando a mi familia aunque muchos me dejaron de hablar, que ese fue el precio de yo haberme atrevido a escribir el libro, pero no me importa porque le he dado voz y justicia", puntualizó.
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