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Del IVA y la Deforma Contributiva

El IVA

En el banco, en las oficinas de medicos, en el trabajo, en el tren, la radio, en el parque, en todas partes se escucha a las personas hablar sobre los nuevos cambios impositivos y metodos de recaudación. Muchas personas se expresan con mucho conocimiento sobre el tema mientras otros repiten lo que divulgan los medios de información u otras personas. Comencemos entonces por colocar los puntos sobre las íes. En el debate y la opinión pública se escucha la voz de oposición al nuevo metodo de recaudación impositiva que es el IVA, el cual tiene como propósito allegar más recursos al gobierno en sustitución al Impuesto sobre Ventas y Uso (IVU) y otros cambios a instrumentos impositivos. La razón es sencilla, el IVA reduce la evasión ya que se produce cierta fiscalización entre los empresarios en la cadena de distribución. El IVU como se paga una sola vez al final de la cadena, es más susceptible a evadir el pago o a retener parte del impuesto que pagaron los consumidores y debió ir a las arcas del estado. En consecuencia, el IVA es más eficiente en la recaudación. ¿Que opinarían las personas si en lugar de 16.00% el IVA fuera de tan solo 5.00 por ciento? Posiblemente la oposición sería mínima. Así que en lugar de poner la atención en el mecanismo de recaudación (el IVA), debe centrarse la discusión en el monto del impuesto y la aplicabilidad a productos por los que antes no se pagaba. Es harto conocido que en la mayor parte del mundo se paga el IVA por ser un instrumento de recaudación mucho más eficiente. Sobre la conveniencia del IVA no debiera haber discusión.

Por qué el nuevo cambio impositivo? Tanto el IVU como el IVA son instrumentos de recaudación que gravan el consumo y ambos son regresivos (que provocan un retroceso o vuelta hacia atrás), lo que significa que afectan más a las personas de bajos ingresos con relación a las personas que generan mayores ingresos. Es así puesto que si una persona de bajos ingresos compra la misma canasta de productos a los mismos precios que compra una persona de altos ingresos, ambos pagarán el mismo impuesto, pero dicho gasto con relación al ingreso, en términos porcentuales o proporcionales la carga será mayor para el que cuenta con menos ingreso. En consecuencia, el IVU y el IVA son regresivos y afectan más a las personas pobres. De ahí que se escuche decir que para mitigar la regresividad del IVA, o más bien, el elevado por ciento, las personas de menos ingresos recibirían un reintegro de $400.00. Así que cuando se exprese, refiérase al monto del impuesto y los productos a los que se aplica en lugar de referirse al IVA. Suponga que decidieran eliminar el IVA y mantener el IVU a los mismos productos y a la vez se intentara recaudar lo que se estima con el IVA. Es muy posible que el IVU tuviese que ser de cerca de 25.00% para lograr el mismo recaudo.

Deforma fiscal y contributiva

Una reforma fiscal se ocupa de evaluar las dos variables de la ecuación, es decir, ingresos y gastos. Por qué? Porque la política fiscal trata acerca de cómo el gobierno nos quita, corrijo, recauda sus ingresos y luego los gasta. Así que al dejar fuera el componente de gastos, el tema se centra únicamente en los recaudos y de ahí que se mencione que se trata de una reforma contributiva. En ambos casos, una reforma persigue tres objetivos principales, a saber: asignar los recursos en las áreas de mayor necesidad y del modo más eficiente, generar desarrollo económico a largo plazo, y que se genere mayor equidad, es decir, que los que ganen más, aporten más, de modo que la distribución del ingreso sea más equitativa. Siendo así, un gobierno no debe cobrar impuestos con el objetivo de atender sus intereses particulares, más bien debe poner su mirada en las necesidades de la población, individuos y empresas. No obstante, dadas las circunstancias históricas que vive el país, el objetivo de los nuevos cambios parecen atender esencialmente un problema de pago a corto plazo a los bonistas en lugar de responder a los objetivos antes planteados.

Siendo el objetivo primario de los cambios impositivos recaudar mayores ingresos y reducir la evasión, el objetivo de generar mayor eficiencia y asignar los recursos de la forma más eficiente, parece estar un poco lejos. Por otro lado, el objetivo de desarrollar crecimiento a largo plazo, parece trastocarse. Gravar la educación, representa colocar una barrera en el desarrollo de los recursos humanos. La productividad, la estabilidad social, económica y política de un país, siempre se ve afectada por la capacitación de las personas. Cualquier obstáculo en ese proceso, tiene un elevado costo para la sociedad puesto que las generaciones en edades mayores, dependen para mejorar su calidad de vida, de que los jóvenes se capaciten en todas las áreas, es decir, que haya mejores doctores, maestros, servidores públicos, científicos, en fin, una mano de obra mucho más preparada en todas las áreas del saber.

Si bien recientemente se eximieron los servicios educativos de la nueva imposición, la intención quedó manifiesta, quedando con el aumento en el impuesto de 7 a 16 por ciento en los materiales y equipo que adquieren instituciones y estudiantes en el proceso de formar a quienes tomarán las riendas en el futuro en camino a tener un mejor país. Por todo lo anterior, a lo que se añade la aplicación de impuestos a los servicios de salud, resulta evidente que el nuevo esquema impositivo, no procura en su génesis, un mayor desarrollo económico y social a largo plazo.

Sobre el tercer objetivo mencionado, siendo el IVA un impuesto regresivo, es evidente que los instrumentos de recaudación desde el 2006, tanto el IVU como el propuesto IVA, afectan la equidad, es decir, reducir la desigualdad en los ingresos. A esto cabe añadir, que entre los cambios propuestos se elimina la Patente Nacional, el cual es un impuesto aplicable a empresas con ventas brutas superiores a los $3.0 millones. De este modo, empresas grandes y pequeñas pagarán el mismo por ciento, con la consecuencia, de que las pequeñas que generalmente utilizan los mecanismos de distribución, verán sus costos incrementarse mucho más que las empresas grandes. De este modo más bien tenemos cambios en los mecanismos tributarios que una reforma contributiva, de ahí que pueda convertirse en una deforma contributiva.

Comentarios adicionales

El gobierno parece impulsar cambios en los instrumentos de recaudación que se asemejan a una fórmula dirigida a obtener un resultado. Parece ser algo parecido a:

y = a(.16) + b(.16) + c(.16) +d(.16) … + zzzz(.16).

Es decir, parece haberse analizado que la suma de los impuestos aplicables a infinidades de productos da y resultado. Siendo este el estimado de la necesidad de recaudos del gobierno, cualquier cambio en la parte derecha de la ecuación afectará los resultados de y. En la práctica, nadie quiere pagar impuestos. Siendo esto una realidad, todos luchan por ser eliminados de la parte derecha de la ecuación. Sin embargo, cualquier propuesta de cambio debe venir acompañada de la fuente de donde se recuperarán tales ingresos y no se trata de recortar gastos que en el corto plazo tienden a ser insignificantes pues los grandes cambios afectarían a personas y tomarían más tiempo en implantarse. Tienen que ser medidas que realmente tengan impacto en el corto plazo. Dada la inmediatez de la deforma, me parece que existen dos áreas prioritarias que deben atenderse para que se reduzca o elimine la nueva imposición que son los servicios de salud y la educación. La segunda tiene una reciente exclusión parcial sobre el gasto efectivo por los servicios que se pagan a las instituciones educativas. Los ingresos para aliviar estos sectores pueden obtenerse de la patente nacional y de las reducciones a las tasas impositivas a individuos y empresas de altos ingresos. Es cuestión de prioridades y la salud y la educación ocupan las primeras posiciones en cualquier país. Aún estamos a tiempo para realizar ajustes para atender temas prioritarios. Las medidas de mayores impuestos sobre los ingresos podrían ser transitorias en lo que se prepara una verdadera reforma fiscal. En fin, las acciones de más de 20 años de desgobierno, nos mantienen atribulados sobre las consecuencias que tendrán en nuestras vidas las nuevas medidas. Es tiempo de que reconozcamos las realidades que tenemos al momento, pongamos los puntos sobre las íes, y sin apasionamiento busquemos las opciones que nos ayuden a aliviar el peso de la carga que nos han impuesto.

*El autor es consultor de negocios para el Minority Business Development Agency, programa federal que administra la Asociación Productos de Puerto Rico. También se desempeña como profesor de economía y estadísticas de la Universidad del Este. Tomado de 80 Grados.