Obama llega a Miami de paso a PR
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ya llegó a Miami, su parada antes de retomar el vuelo hacia Puerto Rico y cumplir con la esperada visita al territorio que no recibe a uno en su posición desde que John F. Kennedy lo hizo en 1961.
La parada del presidente en el sur de la Florida muy poco tiene ver con los asuntos que aquejan a los residentes del estado y mucho con su participación en eventos de recaudación de fondos para el Partido Demócrata.
El presidente aterrizó en el aeropuerto internacional de Miami a eso de las 5:00 de la tarde, desde donde se dirigiría a Miami Beach, entre la calle 43 y la 63. Allí tendrá un evento en la casa de quien fuera el embajador estadounidense en Singapur durante la administración de Bill Clinton, Steven Green. La entrada a esta actividad cuesta 10,000 dólares.
Más tarde, Obama partirá al Centro de Artes Escéncias Adrienne Arsht, para el que se venden entradas de hasta 2,500 dólares.
Un encuentro mucho más lucrativo se deberá dar en la noche en la casa de una pareja de haitianos amigos suyos, J.P. y Maggie Austin, como parte de una cena también para levantar fondos para el Partido Demócrata. El precio por plato es de 35,800 dólares.
Obama ha llegado a Miami procedente de Durham, Carolina del Norte, donde visitó una de las principales plantas de fabricación de bombillas en Estados Unidos y se reunió con miembros del Consejo sobre Empleos y Competitividad para promover su plan de recuperación económica.
La vista a Miami es una de varias que Obama ha hecho a Florida en los últimos 10 meses. Se dice que busca capturar el voto de los hispanos, clave para el Partido Demócrata en las elecciones, pues el estado aporta 29 votos del Colegio Electoral del total de 270 que se necesitan para ganar.
Ganar el estado de Florida, donde reside una importante cantidad de hispanos y una amplia comunidad de puertorriqueños que cada día crece más, le da un importante empuje al presidente en su carrera por la reelección.
Obama pasará la noche en Miami para viajar mañana en la mañana a Puerto Rico, donde lo esperan, algunos con alegría, otros con recelo. La mayoría espera que el mandatario estadounidense traiga algún cambio positivo para la isla olvidada por los todos los demás presidentes desde hace 50 años. INS