Más allá del disparo: Una violencia nueva, impune ante la ley
'La calle esta difícil'. Esa es la frase que día a día se repite entre los ciudadanos, al ver la ola criminal, de violencia y asesinatos, que arropa al país. Y, aunque la isla lleva décadas siendo un lugar violento, expertos coinciden en que estamos ante una violencia nueva, con orígenes, motivos y retos distintos.
Era usual pensar que las víctimas de asesinatos estaban estrechamente ligadas al mundo del narcotráfico, pero en los últimos años se ha hecho patente que muchos de estos actos delictivos responden a otras problemáticas sociales indicativas de que la prevalencia de la violencia es a mayor escala y con motivos más complejos. El denominador común frecuentemente es que tanto víctima como victimario son jóvenes.
Y es que casos como el del joven holandés Stefano Steenbakkers Betancourt, el estudiante de justicia criminal Julián Romero, el disc jockey Jean Carlos Alvarado y los voleibolistas Walter Quiles Rodríguez y Wilfredo Sevilla Alsina, han puesto sobre la mesa lo que algunos han catalogado como un nivel indiscriminado de la violencia en Puerto Rico. El impacto colectivo ha sido inmenso al ver cómo estos jóvenes son víctimas de la ola criminal, precisamente a manos de otros jóvenes.
En lo que va de año ya han ocurrido al menos 533 asesinatos, y en el 2011 la cifra se disparó a 1,035 convirtiéndolo uno de los años más violentos de la historia del país.
El Departamento de Corrección y Rehabilitación no pudo proveer a NotiCel estadísticas completas sobre cuántos menores de edad han ingresado a la cárcel o una institución juvenil en los últimos tres años.
Según la información provista, en el año fiscal 2008 había 824 personas bajo la custodia de la Administración de Instituciones Juveniles (AIJ), en el 2009 se redujo a 680, para el 2010 hubo uno merma de 67 casos, y hasta el 5 de julio del 2012 había 567 menores en sus instituciones. Sin embargo, en lo que va del 2012 había otros 435 jóvenes entre 15 años a 21 años en instituciones carcelarias de adultos porque el Tribunal de Menores ha cedido jurisdicción por la naturaleza de los delitos. Corrección no proveyó cifras previas para poder determinar si estos casos habían aumentado o reducido durante el mismo período.
Por otro lado, datos del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, establecen que para mayo del 2012, alrededor de 97 jóvenes entre los 14 a los 24 años habían cometido algún delito Tipo I, que incluye el asesinato, el robo, el escalamiento, la agresión agravada, la apropiación ilegal, el hurto de vehículo, entre otros.
'El crimen es un fenómeno social complejo que se nutre de problemáticas generacionales. Es el efecto acumulativo de una propuesta de vida inmersa en el individualismo, la pérdida de sentido de pertenencia que se produce en generaciones de puertorriqueños y puertorriqueñas que han sufrido el efecto del mantengo social.Es el ambiente polarizado que se propone insistentemente desde la actividad mediática, el abandono a la familia como institución formadora fundamental y la idea de la riqueza inmediata, son algunos de los factores sustantivos que han fertilizado lo que hoy estamos cosechando', sostuvo el doctor José Vargas Vidot, director ejecutivo de Iniciativa Comunitaria sobre el fenómeno.
'Si a esto se le añade el desempleo sostenido, la depresión económica sostenida por años y el abandono de la salud emocional que ha sido delegada a privatizadoras con mentalidad exclusivamente corporativas, entonces podremos ver por qué el mero acto de activar policías es un mero adorno paliativo que pudiera dar impresión de productividad, pero en realidad no tiene ningún efecto en la violencia', agregó.
Por su parte, el criminólogo Gary Gutiérrez sostuvo que mucha de la violencia actual en la Isla responde a la 'bulimia social', que es cuando tienes 'un ser humano desvalorizado que ve en la violencia una forma de sentirse ilusoriamente poderoso ante el sistema que lo oprime'.
Ante esto, puntualizó que el Gobierno con las políticas como 'Mano Dura' o los planes anticrimen no resolverá el problema de la violencia hasta que no atiendan la problemática de la exclusión social.
'Tenemos una sociedad donde cada vez nosotros valemos menos, donde la única forma para estos jóvenes lograr hacerse un espacio, es mediante la violencia y la criminalización', determinó. Este recordó que muchos de estos jóvenes están en edad productiva y no encuentran trabajo ni oportunidades para superarse, por lo que se insertan en la vida criminal.
'Y socialmente se les enseña que si no pueden gastar no tienen valía… van a ver en el crimen como una posibilidad de alcanzar las metas económicas y ese requisito de poder consumir que te impone la sociedad', observó.
El doctor Jorge Duany, profesor de Antropología de la Universidad de Puerto Rico, señaló que el hecho de que cada vez más jóvenes de 18 años o menos estén involucrados en la actividad criminal, está ligado al problema de la deserción escolar y, al igual que Gutiérrez, a la falta de oportunidades.
'Eso está vinculado a su vez con el problema de la deserción escolar y la falta de oportunidades, que muchas veces existen particularmente para jóvenes que provienen de familias pobres, muchas veces sin el padre presente y desde muy temprano comienzan a darse cuenta que no tienen futuro en la escuela o que no tienen la oportunidad de entrar a la universidad, y entonces me parece que ahí también habría que atender y dedicarle más recursos para evitar que esos muchachos adolescentes salgan de la escuela y entonces se dedique a actividades que realmente con frecuencia van a terminar con su muerte o en la cárcel', planteó.
Ante este escenario Gutierrez reafirmó que la ciudadanía debe aportar en brindarle opciones a estos jóvenes en situaciones económicas en desventajas, para así frenar la incidencia criminal.
'Mientras nosotros no podamos darle un empleo a un joven que está en un caserío, nosotros no tenemos la fuerza moral de decirle que no venda droga, porque cómo va a ganarse la vida', sentenció.
De otro lado, la sicóloga social comunitaria Katherine Angueira estableció que existen consideraciones de género al hablar de varones que matan a varones debido a la construcción social de forjar su hombría en la medida que ganan jerarquía dentro de su grupo, por medio de la violencia.
'Vas ganando escalafones acorde al nivel de violencia que tú eres capaz de ejecutar', indicó Angueira a NotiCel.
Estos individuos dependen del reconocimiento de sus pares para sentir que son respetados o que tienen un sitial dentro de la sociedad.
En esa línea, trajo a la atención su caso personal, cuando en marzo del 1978 fue secuestrada y violada por tres individuos. Durante el incidente le reclamó a uno de sus atacantes de que si iba a permitir que los demás la violaran, y este le respondió que 'si no lo permito me matan'.
Hizo la comparación con el caso de Steenbakkers Betancourt, quien falleció en junio tras sufrir varios impactos de bala en medio de un carjacking en Dorado. Aunque aún no queda claro quién haló el gatillo en este caso, entre los dos acusados hay imputaciones de este tipo de comportamiento. Uno de ellos, Alexis Amador Huggins dijo que su presunto acompañante, a quien identificó como Jordan Ayala Cruz, le ordenó que bloqueara la guagua Lexus de Steenbakkers porque 'este tipo no respeta' ya que proseguía la marcha a pesar de que lo habían chocado varias veces. Dos semanas más tarde de que Ayala Cruz fuera apresado la Fiscalía Federal pidió una desestimación de los cargos contra porque Amador Huggins se había retractado de su versión. Enseguida fue arrestado John Anthony Morales López, quién ahora acusa a Amador Huggins de haber bloquedo la Lexus, de haber hecho los disparos y de haberlo amenazado con matarlo a él y a su familia si hablaba de lo ocurrido.
'Eso es un ejercicio de control, de poder y sometimiento. Y lo que los motiva era querer robarse un carro', observó Angueira sobre el suceso.
En esos días, fueron muchos los ciudadanos que también quedaron perplejos al ver las imágenes de un rotativo del país, que mostraba a Jean Carlos López de 17 años y Heriberto Martínez de 18 años, los presuntos asesinos del disc jockey Alvarado Martínez de 18 años, en hechos ocurridos en la urbanización Hacienda Sabanera de Cidra, mostrando el dedo del corazón durante su arresto. El propio gobernador Luis Fortuño y su Partido Nuevo Progresista (PNP)