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Cómo pasé la chikungunya, el virus infernal

Todo comenzó con un repentino dolor en el dedo del corazón de la mano derecha el martes en la tarde. Poco despues, al bajarme del carro descubrí que tambien estaba cojeando de la pierna izquierda y que me dolía la muñeca de ese mismo lado. Afortunadamente iba a una cita con mi quiropráctico, le indique mis síntomas y me dijo que tenía que ver con el tiempo de embarazo que tengo en el que afloran instancias de artritis. Me fui tranquila.

Sin embargo, a medida que pasó la noche el dolor intenso se regó por todas y cada una de las coyunturas del lado izquierdo del cuerpo. También empezaron a salirme puntitos rojos en algunas áreas de la piel. Cuando llegó la madrugada casi no me podía parar de la cama para irme al trabajo, había perdido fuerza en los tobillos y las muñecas. Rodé para poder levantarme, y me arrastré a la bañera, pero cuando salí no pude secarme con la toalla, ni abrir la perilla de la puerta para salir del baño.

En ese momento entré en pánico. Me sentía como una anciana incapacitada de 95 años, y no me gustó nada. De hecho, decidí que a esa edad no quiero llegar. Le dije a mi esposo lo que me estaba pasando y me dijo de manera despreocupada que yo lo que tenía era 'la enfermedad del ocio' porque no hago ejercicios hace más de seis meses, y las cosas se complican con el peso del embarazo que cargo y mi edad. Me eché a llorar. Debo aclarar que él es médico, así es que le di total credibilidad, e intenté seguir mi día de trabajo medio impedida con mucho dolor y dificultad.

A medida que pasó el día, el problema se regó al lado derecho también, el ‘rash' se generalizó, y se agregaron síntomas adicionales como ardor en los ojos y dolor de cabeza. Pasadas las 3:00 p. m., a menos de 24 horas del dolorcito en el dedo, ya no podía más. Me tuve que tirar en un sofá en la oficina de mi adorada pareja, quien finalmente se asustó y me dijo que llamáramos a mi ginecólogo-obstétra y médico de cabecera. No podía moverme.

A mi doctor no le tomó tres segundos el dictamen: 'debes de tener la chikungunya o dengue, hay que descartar dengue'. Me mandó para la casa a descansar y a tomar Tylenol para la fiebre que vendría, y me citó temprano en la mañana del día siguiente al laboratorio confirmatorio y su oficina.

Esa noche del miércoles fue una de las más horribles de mi vida. El dolor en todas la coyunturas de mi cuerpo (incluidas muchas que no sabía que existían) era tal que no podía siquiera rodarme en la cama sin ayuda, no podía alcanzar un vaso de agua en la mesa de noche, ni mucho menos ir al baño. Sentarme en el inodoro era una odisea, pararme un suplicio imposible de lograr sin la ayuda de un murito que agraciadamente a algún arquitecto se le ocurrió ubicar al lado de la bacineta.

El asunto se combinó con episodios de fiebre intensa y escalofríos, seguido de sudores una vez bajaba la fiebre. También algo de náuseas y total falta de apetito. Demás está decir que no dormí ni un segundo, y que varias veces simplemente tuve que estallar en llanto del dolor y la frustración. Mi compañero totalmente avergonzado de su diagnóstico inicial, con cargo de conciencia y preocupado no encontraba qué hacer. Y como el karma es una cosa grande, un par de horas después, él también comenzó a tener síntomas de la enfermedad.

Al final acepté que tenía que resignarme a sufrir la cosa esta hasta que se me pasara. En la mañana, perdido todo el caché, en camiseta, con el pelo sucio y sin maquillaje, me llegué al laboratorio para las pruebas de la chikungunya, del dengue y un CBC, solo para que me dijeran que la primera tarda dos semanas, no la cubre el plan médico y cuesta $250. La segunda tampoco la cubría el plan, costaba $60 y tardaba un par de días. El médico me dijo que, dadas las circunstancias, estaban usando los síntomas y el CBC para diagnosticar simplemente descartando dengue si las plaquetas estaban altas. Tremendo, en medio de una epidemia, los planes no cubren la prueba pese a la Orden Ejecutiva del Departamento de Salud, pensé. En definitiva las cifras oficiales están seriamente subestimadas.

Al final, sin duda es la chikungunya, me dijo el médico. Yo ya lo sabía, el dengue te fatiga y te tumba, con esto quedas totalmente alerta para saborearte el dolor. Afortunadamente mi bebé está bien, y no se debe de afectar mientras mantenga la fiebre bajo control, sentenció. No hay nada que hacer, mas que sufrir, tratar de descansar y esperar, porque no hay cura.

Esa tercera noche, los dolores y episodios de fiebre se redujeron, pero me dio un ataque de picor y se intensificó el 'rash'. Al menos logré dormir un par de horas. Quedo en la intriga de qué pasará la cuarta noche.

Mientras tanto, el que me dijo que yo 'tenía la enfermedad del ocio' y que todo se arreglaba con un poco de ejercicio tuvo que cancelar todo en su trabajo y está tirado en cuatro bloques en una cama, casi no se puede mover, ni caminar.

Veremos a ver cómo nos va. Los relatos van de personas que superan todos los síntomas en cuatro a cinco días hasta aquellos que aún tienen rezagos semanas y meses después.

Vea también:Subestimados los casos de chikungunya en PR, inaccesible la prueba para muchos (documento)

*Historia originalmente publicada a las 7:00 a.m.

(NotiCel/Archivo)
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