Ha tomado casi un año, pero todavía falta mucho para que puedan regresar al hogar que los acogió por más tres decadas y que en cuestión de horas María destruyó.

Ana López y Jose Rivera salieron la noche antes del ciclón con la esperanza de regresar en unos días. Nunca imaginaron el nivel de destrucción y los sacrificios que tendrían que pasar para levantar desde cero su hogar.

Vivieron por treinta y un años en el barrio Quebradillas de Barranquillas. La casa de madera había resistido el embate de los huracanes Hugo, Georges y Hortense por mencionar algunos, sin daños mayores a su estructura.

Pero con los fuertes vientos de María un poste cayó sobre la casa doblando el techo por la mitad; posteriormente el viento les llevó ventanas y puertas, destruyendo todo lo que había en su interior. Por más de ochenta días el peso del poste que nunca fue removido terminó de dañar la estabilidad de la estructura que quedó inhabitable.

'Seguía lloviendo y el poste con los cables encima de la casa. Nadie se quería hacer responsable del poste para sacarlo. El techo comenzó a pudrirse, un día llegamos y al caminar se rompió y por poco caemos por el roto', relató a NotiCel, Jose A. Rivera López, hijo de la familia.

Si la destrucción del hogar fue una pesadilla para sus padres peor ha sido la respuesta de las autoridades. Sus padres perdieron todo. No fue hasta la primera semana de diciembre que funcionarios de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) llevaron un toldo.

'Se tomó como dos meses para que un inspector fuera a visitarnos. La primera semana de diciembre a poner un toldo. Ya para que. No había nada que salvar', señaló.

Aunque hicieron la reclamación inmediatamente despues de la emergencia, FEMA les denegó la misma al confundir la dirección con la de la casa de al lado. En la apelación, aprobaron ayuda para la compra de enseres, pero no para la reconstrucción de la residencia.

Desde octubre están viviendo en un apartamento alquilado. Inexplicablemente, no fue hasta finales de julio que le llegó la ayuda federal para el pago del alquiler retroactivo.

Sus padres han utilizado el dinero para la construcción de su nuevo hogar, a sabiendas de que podría ser ilegal porque el dinero no estaba destinado para esos fines. Sin embargo, insiste, no tiene sentido la asignación de la ayuda para compra de enseres cuando no tienes un techo bajo el cual ubicarlos.

Planteó que los altos costos de los materiales de construcción y la escasez de estos es otro dolor de cabeza para los afectados tras el huracán, al punto que hay que esperar entre seis a nueve meses por ventanas y otros aditamentos.

'El costo del quintal de varilla (que son como cuatro o cinco varillas) de $30 ahora está en $100. Imagínate. Cada columna se llevaba seis varillas', detalló.

Así las cosas, para construir su nuevo hogar la familia ha tenido que hacer actividades de recaudación de fondos que van desde venta de mallorcas hasta una actividad musical en un local que le donaron en Barranquitas. Estas Navidades venderán pasteles.

A un año de María, aún aguardan porque las autoridades recojan los escombros de lo que hasta el 20 de septiembre pasado fue su residencia. La nueva casa está en las terminaciones. Esperan poder culminarla para esta Navidad o principios del nuevo 2019.

Para el y sus padres esta experiencia los ha dejado 'decepcionados con el sistema'. Esperan dejar atrás el trato 'hostil' y de 'burla' de funcionarios de FEMA cuando por fin entren a su nuevo hogar.