Testimonio deportivo de fe y espiritualidad
(Nota del editor: La autora fue esgrimista y representó a Puerto Rico en varias competencias internacionales. Es, además, periodista, profesora y directora de prensa de la LAI)
Fue en mi adolescencia que aprendí el valor de la Fe. En 1992 mis padres me dejaron en la Escuela Especializada en Deportes en el Albergue Olímpico con la esperanza que su hija representara a Puerto Rico en atletismo.
Un 27 de octubre del mismo año recibieron la trágica noticia de que su hija de 12 años, recién ingresada a la Escuela, había tenido un accidente y estaba recluida en sala de emergencias en el Hospital de Guayama. Ver a mi madre fue encontrarme con un ángel de misericordia. Yo no sabía lo que estaba pasando. Solo recibí de ella consuelo y palabras cargadas de Fe.
Veinticuatro horas pasaron para escuchar a mi dentista que todo el trabajo que se había realizado en mi boca se había perdido. Entre sollozos le comunicaba a mi mamá que me mantuvieran sedada por el dolor e impacto que podía provocar el verme en un espejo. Había perdido nueve dientes, cinco permanentes y cuatro colmillos de leche, y una variedad de piezas dentales afectadas.
Cumplidas dos semanas decidí burlar el extremo cuidado de mis padres para mirarme en un espejo y tomar el cuidado dental en mis manos. Me vi y sonreí bien contenta con toda mi 'meyaera'. Tomé la decisión de echar pa' lante por mi sueño: representar a Puerto Rico.
La historia ocurre porque algunos compañeros de séptimo grado estaban jugando béisbol con un palo de escoba y una bola de tape. El bateador se le zafó el bate. Éste voló como un bumerán en el momento que yo estaba caminando hacia la residencia estudiantil y me impactó. Así de sencillo fue mi accidente. Fue un accidente!
Desde ese momento confronté una serie de situaciones. Vivir en la etapa de séptimo a octavo grado sin dientes en una escuela que todos son estrellas conllevaba una presión enorme. Cientos fueron los comentarios ofensivos, pero el apoyo de gente maravillosa opacaron las frases tóxicas para yo poder entender que todo tiene un propósito. Mi sonrisa siempre estuvo!
De esta manera es que la Esgrima llega a mi vida, por accidente. Me limitaron a practicar solo deportes que tuvieran protección en la cara. Claro, la esgrima es muy segura por la careta! Si me gustaban las espadas? Para nada. Aún así, prevalecí en las enseñanzas de mi pastor Rafael Pérez del Bo. Playa y Magas de Guayanilla. Cumplí mi misión deportiva retirándome con 18 años, medallas centroamericanas, resultados honrosos en panamericanos y dos roses olímpicos (Atenas 2004 y Beijing 2008). Más que eso, aprendí a realizar mi profesión periodística con amor.
Esta Semana Santa decidí reclutar historias que promueven la Fe entre mis estudiantes-atletas de la Liga Atlética Interuniversitaria. Esos que ustedes ven cada día dando lo mejor de sí con la carga académica y deportiva. En una etapa que la juventud quiere estar de jangueo para arriba y para abajo.
Ellos tienen una historia que contar y ser admirada. Son seres humanos que no están exentos de sufrir accidentes, manejar situaciones dolorosas, de perder o ganar en la competencia.
Escuchar un distinguido dirigente de baloncesto como lo es Carlos Calcaño, que comienza sus entrevistas dándole gracias a Dios porque le da la vida y el momento de estar con sus muchachos de la UPR de Bayamón, da esperanza de que los jóvenes en Puerto Rico están bien cuidados. Lo mismo ocurre con el coach de softbol de las Cocodrilas de la UMET, Jerry Flores, quién promueve la gratitud 'a Papito Dios' en el terreno de juego.
De otra manera está el compartir con el corredor Daniel López, quién en las Justas de Mayagüez 2010 se cayó al tropezar una valla y salió con fractura múltiple en su mano derecha. Entrevistarlo dos años después cuando regresa a la pista es ver un milagro deportivo.
Son muchos los Anthony Negrón, capitán de los Pitirres de la UNE en el voleibol, en la Liga Atlética Interuniversitaria y Puerto Rico. Son muchas las Nancy Garcés, venezolana y destacada corredora de velocidad de la Interamericana, que llegan a otros países a cumplir sus sueños. Son jóvenes que tienen Fe, creencia en sí mismo y en los que lo apoyaron a no perder su sueño.
Por esto y muchas cosas más, contar como se conoce la Fe tiene más que un propósito mediático. Es un acto que podemos como Pueblo practicar cada día para lograr un Puerto Rico unido con las bases firmes en la creencia de que 'Todo se puede'. Como los aquí mencionados, encontramos la Fe a través del deporte. Lector, usted la conseguirá donde su corazón lo llame.