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Biden asume el cargo en la ceremonia de juramentación más inusual

Conoce todos los detalles que hacen particular e histórica la juramentación Biden/Harris.

Un soldado presta vigilancia en el área del Capitolio federal antes de la juramentación de Joseph Biden.
Foto: EFE

Por razones sublimes y terroríficas, la ceremonia de investidura número 59, en la que asciende al poder hoy el 46to Presidente de los Estados Unidos, marcará muchos hitos en los 244 años de historia de la república de mayor potencia militar y económica en el mundo actual.

Lo único que la Constitución de los Estados Unidos obliga, y eso apenas desde 1933, es que el 20 de enero siguiente a las elecciones generales, el presidente victorioso tome un juramento de 35 palabras. No dice dónde, ante quién, acompañado de quién ni en qué tipo de ceremonia. De hecho, hubo presidentes que descartaron una ceremonia pública por entender que guerras o las condiciones económicas del país no aconsejaban ese tipo de pompa.

Lo ceremonia de juramentación, o investidura, que conocemos hoy, desde una plataforma en el lado oeste del Capitolio y de cara a la explanada del National Mall en la capital federal, comenzó con Ronald Reagan en 1981. Antes sucedió en múltiples lugares, incluyendo el otro lado del Capitolio, el hemiciclo del Senado, en un avión después del asesinato del presidente John F. Kennedy y en Nueva York, donde el primer presidente, George Washington, ascendió al cargo porque allí estaba ubicada la capital de la nación entonces.

Con el discurrir de décadas, a la toma del juramento se han añadido tradiciones como un despliegue militar, la presencia del presidente saliente, la gira de la primera dama saliente a la entrante de los cuartos privados de la residencia presidencial en Casa Blanca, la presencia de una multitud en el National Mall (1.8 millones es el récord y lo tiene Barack Obama), la realización de decenas de fiestas simultáneas (“inauguration balls”) alrededor del Distrito de Columbia (DC), y otros.

El presidente Abraham Lincoln en su segunda juramentación, 4 de marzo de 1865.
Foto:

Pero la pandemia del coronavirus y el ataque de terrorismo doméstico en el Capitolio el 6 de enero pasado, fomentado por el presidente saliente, Donald J. Trump, convierte la investidura del presidente Joseph R. Biden hoy en la primera que se realiza sin multitud, de manera mayormente virtual y con DC convertido en campamento militar cercado por vallas de seguridad. Trece agencias federales y estatales, lideradas por el Servicio Secreto, tienen a su cargo la ejecución de los planes para la ceremonia que, formalmente, se considera que incluye los cinco días antes y los cuatro después del 20 de enero. En la juramentación de Trump en 2017, hubo disturbios violentos en la capital federal.

Los aproximadamente 25,000 soldados, incluyendo 200 de la Guardia Nacional de Puerto Rico, que prestarán vigilancia representan más del doble de las fuerzas de Estados Unidos en Afganistán, Irak y Siria. La presencia militar es un reflejó de cómo el sistema de seguridad subestimó a las fuerzas pro Trump que irrumpieron en el Capitolio con la intención, en algunos casos, de capturar y matar a figuras políticas claves y también es evidencia de que ese grupo todavía se considera una amenaza a la seguridad.

Trump convirtió su último acto oficial en un desplante más a la historia y tradición política del país al anunciar que no asistiría a la jura de su sucesor, lo cual no sucede desde 1921. A sabiendas o no, su decisión es un calco de la del primer presidente que fue acusado y residenciado, Andrew Johnson, quien en 1869 no asistió a la investidura de su sucesor, Ulysses S. Grant, y también sirvió un solo término.

Sin embargo, no es esta ausencia sino una asistencia la que genera otra marca histórica para la ceremonia. Minutos antes de la investidura de Biden, jurará al cargo Kamala D. Harris, la primera mujer vicepresidenta y la primera persona de trasfondo racial mixto (negro, indio y caribeño) que ocupa una de las primeras dos posiciones políticas de mayor poder en el país. El hecho de que los ciudadanos negros no participaron de una inauguración hasta 1865, la segunda de Abraham Lincoln, y las mujeres no participaron hasta 1917, la segunda de Woodrow Wilson, es, no solamente un contrapunto al racismo y a la misoginia que desplegó Trump en su arsenal político, sino también un recordatorio de que el significado de “ciudadanos libres” no siempre ha sido el mismo en Estados Unidos.

Plataforma en la fachada oeste del Capitolio para realizar la juramentación del presidente Joseph Biden.
Foto: EFE

La plataforma que el Arquitecto del Capitolio erige, y que hace dos semanas fue sobrepasada por insurrectos en su asalto, aguanta unas 2,600 personas, pero hoy la ocuparan solo unos 1,000 para una investidura que el portavoz de la mayoría cameral, y presidente del comité de inauguración, James Clyburn calificó de “híbrida”. “Va a prestar juramento de la forma tradicional, pero las festividades inaugurales serán 80% virtual”, explicó. No va a haber público ni desfile hacia la Casa Blanca.

Entre los que acompañarán a Biden y a Harris en el templete, deben estar el vicepresidente saliente, Mike Pence, legisladores y los expresidentes Barack Obama, George W. Bush, y Bill Clinton (1993-2001), con sus respectivas esposas.

Juramento constitucional del Presidente:

I do solemnly swear that I will faithfully execute the Office of President of the United States, and will to the best of my ability, preserve, protect, and defend the Constitution of the United States.

Después de que la jueza asociada del Tribunal Supremo, la puertorriqueña Sonia Sotomayor, tome juramento a Harris, de la misma manera que tomó el juramento vicepresidencial a Biden en 2013, se espera que al filo de la 1:00 pm, hora local, Biden preste el suyo ante el Juez Presidente del Supremo, John Roberts, para convertirse, a los 78 años, en el Presidente de mayor edad.

En ese evento ante el National Mall, la cantante Lady Gaga está pautada para interpretar el himno nacional y la poetisa Amanda Gorman, quien, igual que Biden, superó un impedimento del habla, leerá unos versos para la ocasión. La incorporación de poetas a la ceremonia ocurrió en 1961, con Robert Frost. Luego, la también puertorriqueña Jennifer López y el cantante ‘country’ Garth Brooks deben tener intervenciones. La incorporación de Brooks puede ser un acto para llegar a los residentes del interior del país, que generalmente son republicanos.

Ensayo nocturno de las decoraciones en el National Mall para la juramentación de Joseph R. Biden.
Foto: EFE

Aunque responden solo a la tradición y no a un mandato de ley, estas ceremonias de inauguración regularmente cuestan entre $175 y $200 millones, que se dividen entre gastos públicos y donativos privados. El gasto público, que incluye la seguridad y habilitación de los espacios, acumula la mayor parte, mientras que los donativos deben tener su origen reportado si pasan de $200, tal y como cualquier otro donativo de campaña. Cercanía y acceso a los nuevos ocupantes de Casa Blanca, así como entradas a actividades privadas, es el principal incentivo para los donantes.

Esa recaudación privada ha crecido desde unos $4 millones para la juramentación de Richard Nixon en 1973 hasta $107 millones para Trump. Un análisis de los donantes para la jura de Trump arrojó que más de la mitad ganó subastas multimillonarias en el gobierno federal, unos colocaron ejecutivos en puestos públicos y otros obtuvieron aval regulatorio para sus negocios.

De otra tradición, el discurso inaugural, la que será directora de comunicación de la Casa Blanca, Kate Bedingfield, dijo que tendrá como propósito “intentar pasar página a las divisiones y el odio de los últimos cuatro años, y presentar una visión positiva y optimista del país; presentar un camino que realmente nos pida a todos trabajar juntos". Washington despachó su discurso con 135 palabras, pero otros presidentes han aprovechado su primer discurso para realmente marcar su ejercicio del cargo y trascender en la tradición política. “A lo único que tenemos que temerle es al propio miedo”, enunció Franklin D. Roosevelt en su primera juramentación, en 1933, mientras que Kennedy declaró en 1961, “no preguntes lo que tu país puede hacer por tí, pregunta lo que tú puedes hacer por tu país”.

En la noche, 9:30 PM hora local, la celebración debe cerrar con un espectáculo virtual de 90 minutos producido por los actores Tom Hanks, Eva Longoria y Kerry Washington en los que están anunciados Bruce Springsteen, Jon Bon Jovi, Foo Fighters, Demi Lovato y lo boricuas Ozuna, Luis Fonsi y Lin-Manuel Miranda, entre otros.

Con su jura, Biden también gana el poder, y la responsabilidad, de realizar 4,000 nombramientos, 1,242 de los cuales requieren aprobación del Senado que su partido domina solo por un voto, el de la vicepresidenta Harris, y de supervisar a una fuerza laboral de sobre 2 millones de personas.

Casa Blanca.
Foto: EFE

Antes de que el día cierre con broche de Hollywood, Biden debe haber comenzado formalmente su gestión con una decena de órdenes ejecutivas que están programadas para ser las primeras de varias determinaciones en sus primeros siete días con las que busca darle forma a su presidencia y marcar diferencia con Trump.

Según el que sería jefe de gabinete en la Casa Blanca, Ron Klain, el primer día deben salir dos proyectos de ley, uno de reforma migratoria y otro para el plan de estímulo económico de $1,900 trillones.

Hoy también planifica firmar órdenes ejecutivas para que Estados Unidos reingrese al acuerdo climático de París, eliminar el veto de Trump a la entrada de viajeros de varios países, principalmente de población musulmana, para extender la moratoria a los pagos de préstamos estudiantiles, prorrogar las restricciones a los desahucios y ejecuciones hipotecarias, y declarar la obligatoriedad del uso de mascarillas contra el coronavirus en propiedades federales y transportes que crucen líneas estatales.

En el resto de su primera semana, se espera que atienda mediante estos decretos otros aspectos de la pandemia, como la reapertura de escuelas, expansión de pruebas y establecimiento de criterios claros de salud pública, para dar “alivio económico” a las familias trabajadoras, para "restaurar la dignidad del sistema migratorio y las políticas fronterizas" y "comenzar el proceso difícil pero crucial de reunir a las familias separadas en la frontera", "afrontar la crisis climática con la urgencia que demanda la ciencia", "expandir el acceso a cuidados de salud" para personas indigentes y "reformar el sistema de justicia criminal".

Periodista y abogado con 25 años de experiencia. Cofundador, o miembro de los equipos fundadores, de NotiCel, el Centro de Periodismo Investigativo, Red 96, Primera Hora y El Nuevo Día Interactivo.