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Reanuda juicio de Casellas con más testigos de fiscalía

Luego de un receso de varios días por las festividades de fin de año, este martes se reanuda el desfile de prueba contra Pablo Casellas Toro, acusado por el asesinato de su esposa Carmen Paredes Cintrón.

Con 24 testigos que han declarado en la sala 706 del Tribunal de Bayamón, el Ministerio Público, compuesto por los fiscales Phoebe Isales, Sergio Rubio y Janet Parra, se apresta a sentar de siete a diez personas más que ofrecerán detalles de lo que presenciaron del supuesto 'carjacking', y de la mañana del sábado, 14 de julio, día del asesinato.

El testigo número 25 se sentará a declarar a las 10:00 a.m., luego de un testimonio intenso de la investigadora forense, Giselle Rivera, quien evidenció las irregularidades de la investigación en la escena del crimen ubicada en la Urbanización Tierra Alta III, en Guaynabo.

Ese día, el octavo de desfile de prueba, era la tercera ocasión que Rivera acudía a la sala del juez administrador José Ramírez Lluch, luego que la primera no pudiera testificar por una laringitis, y la segunda por a un apagón en el centro judicial.

'Allí había muchísima gente, agentes estatales y federales. Yo estuve en la escena, hasta el juez Casellas estaba en la sala tomando café', detalló la empleada del Instituto de Ciencias Forenses sobre la escena.

Durante su testimonio, la fiscalía presentó varias fotos del trágico incidente donde se veía el estado en que quedó Paredes tras recibir unos 20 disparos.

Vestida con una bata blanca con símbolos azules, sandaliasplateadas, sus uñas pintadas color rojo, y una pulsera del mismo color en la mano izquierda, su cuerpo reposaba sobre la silla de la terraza con la cabeza hacia atrás, una mano colgando, otrarecostadasobre su falda y las piernas cruzadas.

Mientras las fotos se mostraban en la pantallla de la sala, Casellas Toro miraba hacia el suelo y en pocas ocasiones alzaba la vista. Su hermano, Salvador Casellas, hijo, y su esposa, lloraban mientras la fiscal Parra le explicaba al jurado, compuesto por seis hombres y seis mujeres, la escena.

Entretanto, el público en sala miraba atentamente el proceso en silencio, y el ambiente, aunque muy callado, era de tensión.

Esa misma tarde, testificó el exagente de homicidios del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Bayamón, Manuel Cabrera Maldonado, quien detalló lo que el corredor de seguros le relató qué había hecho la mañana del 14 de julio de 2012 cuando llegó a su casa.

'Me dijo que vio a un hombre alto, de unos 5'10' de estatura, trigueño, con camisa blanca, pantalón azul y tennis negras. Que vio a su esposa muerta en la terraza y le disparó dos veces', explicó Cabrera Maldonado. A pesar de su descripción, el acusado nunca le ofreció los rasgos del hombre.

Según su testimonio, Casellas Toro salió temprano en la mañana para 'dispararle a una paloma y comérsela'. Este comentario causó risas entre el público, provocando así la desaprobación del juez quien llamó al orden.

La mayoría de los testimonios presentados en sala coinciden en que hubo disparos durante los primeros 10 minutos de las 9 de la mañana, y otros cerca de las 9:45 a.m. Ninguno de los testigos ha visto al hombre que, según la versión de Casellas, entró a su casa, se llevó unas armas y asesinó a su esposa en la terraza.

Su defensa, encabezada por el abogado criminalista Harry Padilla, ha logrado establecer con sutileza la duda sobre los miembros del jurado en cuanto a cómo se llevó a cabo la investigación. Incluso, uno de los vídeos de las cámaras de seguridad de la urbanización ubican a Casellas Toro fuera de su casa al momento del asesinato.

El acusado enfrenta cargos por asesinato en primer grado, violación a la Ley de Armas, ofrecer una declaración falsa y destrucción de evidencia. Sólo por la acusación de asesinato podría enfrentar 99 años de cárcel.

(Archivo/NotiCel)
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