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La Calle

Hermana de Lorenzo fue presionada para falso testimonio

Seis años atrás, en una entrevista con la fiscal Wanda Casiano, la hermana mayor de Lorenzo González Cacho contó que la noche de la muerte de su hermano escuchó voces en su casa. Se había levantado para ir al baño, cuando un golpe, un cantazo, y la voz gruesa de Arnaldo 'Naldy' Colón -amigo de su madre- resonó en la residencia.

Esa versión se la repitió entonces a fiscales y policías hasta que un tiempo después, la joven que para entonces tenía 13 años, acudió a una cita con Casiano para negar la información, para confesar que era mentira, que nunca se levantó al baño, que nunca escuchó un ruido, que nunca escuchó la voz gruesa, ni el cantazo, ni el golpe fuerte.

'Los fiscales eran bien insistentes, me decían ‘cómo es posible que hubo un asesinato en tu casa y tú no escuchaste nada'', recordó la joven, ahora de 19 años, con la voz quebrada, entre sollozos.

Según el testimonio que prestó la joven en la tarde de hoy, miércoles, en la sala 403 del Centro Judicial de Bayamón, se sentía culpable y responsable porque se trataba de la muerte de su hermano y ella no había escuchado nada, incluso cuando el cuarto donde se suscitó el violento crimen quedaba cerca del suyo.

Ella dormía con la puerta abierta, e incluso en una entrevista previa con Casiano, le había contado un sueño sobre un hombre que le cerraba la puerta. Pero era solo un sueño, sostuvo.

Así que la joven adjudicó haber brindado una versión falsa a las autoridades a 'presiones externas e internas' que enfrentó en aquel momento. Ni Fiscalía ni Defensa en su contrainterrogatorioindagaron directamente sobre esas presiones que mencionó la joven, a quien nunca le tomaron declaración jurada por ser menor de edad.

La joven ocupó la silla de testigo durante el sexto día de vista preliminar contra Luis Gustavo Rivera Seijo, apodado 'El Manco', a quien se le imputa el asesinato en primer grado del niño Lorenzo.

En momentos de objeciones y acercamientos al estrado, la joven menuda clavaba la mirada en el suelo, o miraba a los abogados o repasaba la concurrida audiencia. Nunca cruzaba la mirada con Rivera Seijo, quien estaba sentado frente a ella, con su uniforme de recluso y las cadenas entre sus tobillos, al lado de la mesa de la Defensa.

Comenzó su testimonio remontándose al día de los hechos. Muy parca, muy precisa, recordó aquel día en la residencia en Dorado del Mar donde vivía con su madre y sus dos hermanos, las asignaciones que hizo, el tiempo que dedicó a ver televisión, que luego se acostó a dormir. Fue el grito de su madre, que llamaba su nombre, lo que la despertó en la madrugada. Entonces se topó con la sangre, y su madre Ana Cacho, que llevaba a Lorenzo en brazos.

De inmediato tomó un bulto 'que ya estaba preparado', se montaron todos en el carro y acudieron al Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) más cercano. Allí, mientras Cacho velaba a su hijo en la sala de cirugía, a la joven le tomaron unas placas en el pie pues tenía una hinchazón. Pudo ver a Cacho descontralada sobre una camilla, a sus abuelos que ya habían llegado intentando tranquilizarla con un calmante. Eso recuerda.

Ese día, nunca regresó a su casa. Se quedó en casa de unos familiares y a las dos semanas se trasladó al hogar de su tía Diana, y luego a la residencia de 'Evelit' (sic), donde la ubicó el Departamento de Familia. Allí fue que sostuvo esa entrevista con Casiano en la cual aparentemente prestó una declaración falsa en presencia también de una procuradora de menores.

En el contrainterrogatorio del equipo de defensa del Manco, hecho por el licenciado Jesús Hernández de la Sociedad para la Asistencia Legal (SAL), increpó sobre ese momento en que cambió su testimonio. Fue en casa de 'Evelit' donde retomó el contacto con su madre Ana Cacho.

'En esos días hubo una noticia de que mi mamá se iba a suicidar, que estaba con ese tipo de comportamiento. Yo me sentí muy preocupada', recordó la joven. Ese fue el motivo de que la contactara nuevamente a través de un celular que compró en K-Mart, que nunca se escondió para utilizar.

A preguntas de Defensa, dijo que en esas conversaciones con su madre intentaba no hablar sobre la muerte de su hermano, pero sí le pedía a su madre explicaciones, la instaba a que dijera la verdad o que declarara a las autoridades cualquier información que supiera. Para aquel entonces, en los medios salía a relucir que su madre omitía información, testificó.

A pesar de la insistencia de Defensa, la joven descartó que retomar el contacto con su madre hubiese incidido en su cambio de testimonio. Repitió en el redirecto de la fiscal Aracelis Pérez, que se sentía culpable de 'no haber escuchado nada', que le seguían preguntando por Naldy, Jesús Jenaro Camacho y William Marrero, que si los había visto, que si había drogas en su casa.

'Sentí presión de decir algo en esa dirección… Yo estaba en casa y no escuché nada', lloró la joven, que fue quebrándose poco a poco durante todo su testimonio.

Por otro lado, a preguntas de Defensa, admitió que nunca le confesó a la doctora Cardalda, quien le ofrecía terapia psicológica, que la estuvieran presionando.

En esas entrevistas con los fiscales, que luego, encabezados por el fiscal general Obdulio Martínez, 'no le creyeron' su admisión de que había mentido, también declaró que a Naldy y a Jesús Jenaro los había conocido solamente en una ocasión, cuando se toparon en Costco para unas compras y luego en casa de su madre para un barbecue a propósito de una pelea de boxeo. A William Marrero lo conoció en una actividad de balompié. Ninguno frecuentaba su casa, declaró.

La hermana de Lorenzo se cubrió todo el tiempo tanto a la entrada como salida del tribunal. (Juan Costa/NotiCel)
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