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La Calle

Adultos aterrados tratan de mantener la magia de los niños en un Reyes de espanto

Vivencias desde los barrios afectados por sismos.

El temblor de la mañana del Día de Reyes pudo haber sido el más intenso que sintieron los residentes de Guánica, pero los movimientos telúricos de las pasadas semanas han marcado a muchos con sentimientos de temor y ansiedad que escasamente pueden resolverse con una breve visita de funcionarios de la administración del Partido Nuevo Progresista (PNP).

En la tarde del lunes, Día de Reyes, 31 personas se habían registrado en el refugio habilitado por el municipio en el Coliseo Mariano Tito Rodríguez, la mayoría de ellos residentes de la tercera edad que viven en la cercana barriada Esperanza. Fue en ese sector donde varias casas colapsaron sobre los carros que estacionaron debajo.

Mira las fotos a continuación:

Desde las 9 de la mañana, la administradora del municipio, Zulma Bracero, coordinaba la llegada de los trabajadores sociales del municipio, personal de la Cruz Roja y del Departamento de la Vivienda (DV), para comenzar a habilitar el Coliseo para recibir personas y mascotas. Bracero contó a NotiCel que el refugio se habilitó principalmente para aquellos envejecientes que viven solos.

Las escuelas suelen ser la primera opción de refugio en casos de emergencias. Y aunque las tres escuelas que designaron como refugios resistieron el embate del huracán María, los impredecibles sismos les han restado integridad física a las estructuras, por lo que aguardan por una segunda ronda de inspecciones.

'Lo que pasa es que las escuelas fueron inspeccionadas y las escuelas no representan seguridad en este momento que son los refugios que nosotros tenemos. Ante esa situación decidimos que (el Coliseo) es un lugar céntrico, tiene duchas, tiene baños, que entendemos que, si no surge algo más fuerte, la gente puede estar tranquila en esta área', indicó la Administradora del municipio, haciendo énfasis en la palabra ‘tranquila'.

Milagros Nieves era una de esas personas que perseguía un ápice de esa tranquilidad en el Día de Reyes, luego que sus vecinos la despertaran a gritos a las 6:22 de la mañana. Ella vive sola en el residencial Luis Muñoz Rivera, pero desde el pasado 28 de diciembre Milagros no ha podido dormir tranquilamente, se acuesta a las 5:00 de la mañana pues es cuando logra caer en sueño.

'Ese fue el regalo que me dieron', contó Milagros a este medio en referencia a la festividad, que para todos los efectos les fue suspendida después del temblor. Aun así, junto a sus vecinos fue cómplice en intentar dar una explicación sobre el suceso a los niños del vecindario, que a temprana edad comparten los mismos sentimientos de ansiedad de los adultos.

'Eso fue que los caballos se pusieron a correr y por eso hicieron tanto ruido. Así le dijeron a los nenes. Eso fue los Reyes que vinieron bien rápido y se estremeció esto', dijo Milagros. 'Pero no creas, yo tengo pánico' añadió.

Otro residente que buscó refugio en el Coliseo fue William Castro, nacido y criado en Guánica y testigo de los cambios que ha visto la ciudad, particularmente con el relleno de suelo de áreas que antes eran para fines agrícolas. 'Esto es relleno también', dijo con relación a los terrenos donde ubica el Coliseo. 'Aquí el residencial Luis Muñoz Rivera, eso es relleno también, eso era caña también', añadió.

William reside en el Barriada Esperanza, pero el temblor lo cogió en el pueblo, mientras alimentaba a un can que pertenece a un amigo suyo. Luego de que una amiga de su iglesia lo refugiara y le ofreciera café en esa mañana, regresó a su casa y vio que parte de la estructura donde vivió por los pasados 15 años había fallado, exponiéndolo a una calamidad. Por tanto, explicó, recogió sus documentos personales, sus herramientas nuevas y una alcancía con centavos variados y partió al Coliseo.

El sismo despertó a muchos en Guánica, pero los daños reportados se concentraron en la barriada Esperanza, el edificio que alberga varias agencias de Gobierno en la Calle 13 de Marzo y en el área del malecón. Según indicó Bracero, la segunda prioridad, luego de refugiar a los residentes que se sienten vulnerables, sería inspeccionar todos los daños registrados en aras de procurar la asistencia de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA). Para ello, según la Administradora, requieren superar los $5 millones en daños cuantificados.

Las calles de la Barriada Esperanza son estrechas y las casas que ubican allí lucen ser informales, construidas de cemento, de madera o de una combinación. Una estructura en la entrada de la calle A fue vigilada por personal de la Cruz Roja, pues la segunda planta había colapsado parcialmente sobre la primera planta, que no parecía tener daños adicionales. Vecinos contaron a este medio que lo que colapsó fue una construcción reciente, una especie de marquesina que llevaba menos de un año construida.

Dos casas más adelante, Elizabeth Román salía a ver el movimiento de vecinos mientras su familia, compuesta por siete integrantes adicionales, empacaban lo que podían dentro un vehículo sedan. Un recorrido en el interior de su casa dio una idea clara de la intensidad del sismo. Grietas en el techo donde guinda un candelabro en su sala, pedazos de tazas negras rotas pendientes a barrerse dentro un recogedor que ya estaba a capacidad con fragmentos de platos y vasos, una nevera que se movió un pie hacia adelante, casi bloqueando una puerta. Dentro los cuartos no había nada en su lugar, pues todo cayó al piso.

'Pues nada, 6:22 de la mañana, empezó todo a temblar, nos levantamos tratando de ponernos ropa, cayéndonos de lado a lado en el mismo dormitorio. Salimos, la nieta se cayó en el piso tratando de correr hacia afuera, hay un abanico cerca de la puerta, se cayó al piso. Trastes en el piso, todo se cayó', contó Elizabeth. 'Fue tan temprano que ellos no se habían despertado con los Reyes. Les llevamos todos los regalos en el carro' añadió.

A diferencia de los refugiados, Elizabeth, una maestra retirada, sí tiene opciones fuera de Guánica, específicamente en Arecibo, con familia. Ya había hecho lo propio luego del temblor del pasado sábado 28 de diciembre, pero ahora la situación la lleva a regresar.

'Estuvimos toda esta semana aquí, con temblores. Pero el de esta mañana fue tan fuerte que nos asustamos otra vez. Los nenes, mis nietos, pues ellos sobre todo me los llevo a un sitio donde sea más seguro, Arecibo donde tengo familia porque por aquí cerca no tengo familia', expresó Elizabeth.

Casi al final de la Calle 2 de la Barriada Esperanza ubican dos de las casas que pintaron ante el mundo el susto vivido con el temblor del Día de Reyes. Vecinos del área paseaban frente las casas – que ubican en lados contrarios de la calle – y comentaban lo común de este tipo de construcción, edificado y diseñado a manos de familiares con poca o ninguna pericia.

Pese a que fue convocado por el gobierno a colaborar con la inspección de daños, el ingeniero Carlos Pesquera llegó primero a la Calle 13 de Marzo, donde ubica el edificio que alberga oficinas gubernamentales. Un recorrido con este medio lo llevó hasta las casas colapsadas, cautivando su vista a lo que catalogó como: 'el ejemplo típico de un colapso de un edificio mal diseñado'.

Su prognosis se centró en las columnas de la casa y su carencia de refuerzo de confinamiento era constatado por la falta de aros visibles que aguantaran el hormigón. Este error básico le restó ductilidad a la estructura – es decir, la capacidad de la estructura de soportar deformaciones físicas sin romperse – por lo que los soportes se tornaron quebradizos y colapsaron sobre el peso del bloque superior que compone la casa.

'La casa se ve bonita, se ve bien, pero si tú miras el detalle de esas columnas ves que le falta refuerzo de confinamiento', indicó el también exsecretario del Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP) durante la gobernación de Pedro Rosselló González. 'Con poco dinero tú logras una estructura resistente. Eso pudo haber costado fácilmente menos de mil dólares hacerla bien', agregó, señalando los refuerzos a las vigas de las columnas como el punto de partida para un potencial refuerzo previo al colapso.

No obstante, reconoció que esa propiedad supone ser una perdida, rumbo a una inevitable demolición.

Horas más tarde, otro sismo jamaqueó Guánica, levantando nuevamente las tensiones de los residentes. En Esperanza, la mayoría de las estructuras aguantaron, pero muchos siguen temerosos del potencial devastador que tendría un terremoto mayor, o hasta un tsunami sobre lo que es una zona inundable.

Antes de hacer su recorrido por la zona, la gobernadora Wanda Vázquez indicó que entre 75 y 79 residencias fueron afectadas por los temblores. Ya el municipio había declarado un estado de emergencias, pero ella optó por aguardar por la recomendación de expertos antes de hacer lo propio a nivel estatal.

Mientras, el refugio, señaló Bracero, se mantendrá abierto hasta tanto las casas de los refugiados puedan evaluarse. Y aunque la última cifra de 31 personas refugiadas que proveyó fue poco antes de las 5 de la tarde, ella anticipó que en la noche llegarían más personas al Coliseo.

Personas que no podrán aguantar el temor y la incertidumbre del próximo temblor y el impacto que tendrá sobre su bienestar. Conscientes que un potente terremoto podría enterrarlos bajo los escombros de su techo y sus pertenencias.

Folleto preparado para el Municipio de San Juan por el Dr. José Molinelli sobre cómo enfrentar terremotos

(Foto tomada de redes sociales)

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