Discutirán despenalización de las drogas, pero sin compromiso
Cartagena (Colombia) - La despenalización de la droga como estrategia para combatir el narcotráfico desembarcará en la VI Cumbre de las Américas como un tema de discusión pero no como una propuesta, dado que no hay consenso entre los países participantes.
Los miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) desestimaron hoy en una reunión previa a la cumbre proponer la bandera de la legalización como sugiere el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, quien hace parte de ese organismo.
Pérez aseguró a los periodistas tras la reunión que no se siente aislado en su propuesta de despenalización y por el contrario se mostró satisfecho de que al menos se 'haya tocado'.
'Además espero que el tema se toque el día de mañana, que tenemos una reunión privada con los presidentes, y yo creo que ahí el tema va a estar presente y eso va a ser más que suficiente', se resignó el guatemalteco.
De entrada, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, remarcó hoy su posición en el cierre del foro empresarial previo a la inauguración de la cumbre, al sostener: 'la legalización no es la solución'.
El SICA está integrado por Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana, y convocó este encuentro con el fin de llegar a la cumbre con una postura consensuada como subregión.
En el encuentro participaron todos los gobernantes salvo los de El Salvador, Mauricio Funes, quien se encontraba partucioando en el foro de empresarios, y Daniel Ortega, quien no asistirá a la cita hemisférica por razones que no se han especificado.
Funes y Ortega tampoco estuvieron en una fallida reunión convocada por el jefe del Estado hondureño, Porfirio Lobo, el pasado 24 de marzo, al manifestar su desacuerdo con la propuesta de la despenalización de Pérez.
Sin embargo, en esta ocasión participaron representantes nicaragüenses y salvadoreños y además los presidentes de México, Felipe Calderón, y de Colombia, Juan Manuel Santos, invitados en calidad de acompañantes por sus respectivas experiencias como países de distribución y producción de estupefacientes, respectivamente.
La postura del SICA, como detallaron Pérez y Lobo, estará encaminada a mantener la misma estrategia de seguridad con una posible apertura a un nuevo diagnóstico del flagelo del narcotráfico en Centroamérica, lo que constituiría un párrafo adicional a un documento ya aprobado.
Ese replanteamiento es una apuesta de la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, y según Lobo tiene que ver con sugerencias de Santos y Calderón 'sobre investigar más y hacer un diagnóstico completo y un estudio bien fundamentado para ver qué más podemos hacer'.
Durante la cumbre presidencial que ya arrancó en Cartagena y mientras sus presidentes se encuentran en las sesiones, los cancilleres del SICA analizarán si añaden o no este párrafo a su documento.
Por su parte, Chinchilla calificó la postura centroamericana como una reafirmación 'del denominador común de Centroamérica con la estrategia regional para combatir la inseguridad y el crimen organizado'.
Agregó que el SICA también sugerirá 'la importancia de que la Cumbre de las Américas incorpore la preocupación por Centroamérica en su agenda', como lo harán México y Colombia 'en la sesión de trabajo del día de mañana', en la que los jefes de Estado y Gobierno estarán solos y a puerta cerrada.
'Mesoamérica, es decir, desde Colombia hasta México incluyendo Centroamérica, venimos trabajando de manera muy unida y tienden a prevalecer preocupaciones comunes en cuanto la urgente necesidad de abordar el problema del narcotráfico con mayor intensidad, compromiso y nivel de coordinación', concluyó.
El debate de alternativas a la actual estrategia antidrogas es uno de los temas extraoficiales de la cita hemisférica que parte de la necesidad de un giro ante la ineficacia de la actual estrategia continental que deja un reguero de sangre desde la producción hasta la distribución de las sustancias.
Mientras Colombia sigue siendo el mayor productor de cocaína del mundo, en México han muerto unas 50.000 personas con la política contra el narcotráfico de Calderón y las pandillas campan a sus anchas por Centroamérica, dueñas y señoras del negocio del narcotráfico.