La Habana - En las afueras del Hotel Habana Libre se pasea una muchacha cargando a un niño en el brazo. Es de tez negra, estatura baja. Lleva el pelo recogido en una cola. Viste mahón corto y una camiseta rota por cuestiones de diseño. Yo no la habría visto, si no hubiera sido por el cantazo. 'Oye... cómprame un poco de leche para el niño', me dijo mientras le abría el labio al retoño para mostrar los dientes.

A espaldas de la chica, otro hombre con barba larga y ropa sucia, me intenta librar del pedido. Menea la cabeza de un lado a otro. Sugiere que la ignore. 'Aquí no hay necesidad de hacer eso', protesta el cajero de la tienda de licores en el vestíbulo del hotel. De inmediato, reconoce que se las ven difícil, que hay que estirar el peso, pero tampoco es que se pase hambre, asegura.

El Estado garantiza tres kilos de leche al mes para cada niño o niña hasta los siete años.Provee una entrega al mes de cinco libras de arroz por persona, una onza de granos, una libra de aceite, tres libras de azúcar refinada y un paquete de sal. También otorga un pan mensual por persona, una libra de pollo y media libra de carne. Los enfermos reciben dietas médicas y las mujeres toallas sanitarias.

La libreta de racionamiento ha cumplido más de medio siglo en Cuba. El documento garantiza una canasta básica al pueblo, sin distinción de clases sociales. Funciona como el subsidio del Programa de Asistencia Nutricional (PAN) de Puerto Rico, pero para toda la población, y en vez de que sea gratuito, es con precio descontado.

Esperar, sin embargo, que ese racionamiento rinda para todo el mes es dar de comer ficción: ningún cubano come solo de la libreta.Acuden al mercado todas las semanas. Para completar su canasta básica, compran en tiendas que operan con el peso convertible (CUC), que entró hace veinte años como alternativa al dólar estadounidense, y equivale a 24 pesos cubanos (CUP). Esto provoca que los precios sean inaccesibles para la mayoría.

En la foto la libreta de racionamiento (Ernesto Salazar / Para NotiCel)

Desde que el presidente, Raúl Castro, asumió el poder ha liberado algunos productos comola pasta de diente, loscigarrillosy los jabones, que ya se venden en el mercado liberado. Su hermano Fidel Castro fue quien puso en vigor la libreta en 1963 para enfrentar la escasez de alimentos tras el embargo económico aplicado por Estados Unidos.

'Eso es todos los días, que pide y pide', se queja otro empleado de la tienda, al preguntarle por la muchacha. La percepción que se tiene, como en Puerto Rico, es que quien pide, no quiere trabajar, ni aprovechar las oportunidades disponibles.

La mujer dejó los estudios en décimo grado cuando tuvo a su hijo. Trabaja limpiando la casa de una señora muy mayor. Le paga unos $300 CUC ($11 USD) al mes. 'No me da para nada', dice.

El empleo no escasea

En el periódico El Tribuna, se publican más de una decena de ofertas laborales todos los días: Técnico en gestión económica,Agente de Seguridad y Protección, Técnico de Seguridad y Salud en el Trabajo, Operador de Tractor; yDirector de Contable Financiero. Los salarios oscilan entre $385 a $450CUP mensuales, lo que equivale entre $13 a $16USD por mes.

'Aquí el que no trabaja es porque no quiere... porque no terminó el pre universitario (el duodécimo)', protesta Aidee, con voz de altoparlante, moviendo las manos más rápido que el sillón.

El salario promedio de $400 CUP mensuales(un dólar equivale a $20.88CUP), se gastan rápidamente. Cuesta trabajo hacer ropa vieja, el plato típico, porque la carne es cara. El kilo cuesta alrededor de $8 CUC, lo que equivale a $192 CUP o casi la mitad del sueldo promedio.

'La posta de pollo que ustedes se comen entera, nosotros la dividimos en seis', me comenta con humor una mujer de alrededor de treinta años, mientras conversa con dos amigas en la acera de la calle Cuba.

Las calles de la Habana Vieja las adornan cientos de rostros habaneros asomados entre las rejillas de sus cuartos, sentados en los escalones o en la acera, mirando pasar la gente, contando quizás cuántos van y si sucede que alguno regresa. 'Ya que no nos podemos apropiar de más nada, nos apropiamos de la calle', bromea la dueña de la casa, sentada con las piernas cruzadas y cubiertas por una falda blanca larga. Lleva los pies descalzos: es domingo y está a pocos pasos de la entrada de la casa. La silla de madera la ha colocado en la carretera. Es domingo y al menos puede decir que ha salido fuera.

En el interior de la casa, el papá contempla la calle con vista privilegiada desde la butaca. La vida transcurre más lenta cuando se llega a cierta edad, se afina el oído para escuchar la sabiduría, como el canto de un gorrión escondido en un almendrón.

'Sí... Vivo con mis papás. Es muy difícil irse uno por su cuenta', aceptó la mujer de treinta años.

Dos monedas: dos realidades

Los cubanos que trabajan para el turismo están mejor acomodados porque reciben la paga en peso convertible. 'Con $500 CUC ($18 USD) me da para vivir cómodo', aseguró un empleado del Hotel Nacional, quien iba charlando por el jardín con otra compañera. Ese dinero le permite ocuparse de los gastos básicos y hasta pasarle una pensión a su madre jubilada. Se sabe privilegiado. Su realidad económica no es la que viven la mayoría de los cubanos, quienes deben recurrir a dos trabajos o al mercado informal para cubrir sus gastos. Sin embargo, 'las primeras necesidades están cubiertas. Los primeros derechos a la vida están cubiertos', celebró satisfecho.

Las reformas económicas que ha anunciado Raúl Castro incluyen la unificación de las dos monedas, en un esfuerzo por mitigar la desigualdad. El pueblo espera que esto redunde en la unificación de dos estilos completamente distintos de vida.

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