Ánimos divididos tras la victoria electoral de Maduro
Venezuela se mantuvo hoy en calma poselectoral y con los ánimos divididos tras la jornada de votaciones del domingo en la que Nicolás Maduro resultó reelegido y su principal rival, Henri Falcón, anunció el no reconocimiento de los resultados por los cientos de irregularidades que dice que se cometieron.
Lejos de dejar atrás la división ideológica las elecciones de ayer sí vieron hoy despertar a una Venezuela en calma y con una sociedad todavía separada políticamente y a la espera de que el presidente, que ahora se sabe que permanecerá hasta enero de 2025, enfrente la difícil situación económica.
Para Inocencia Perez, que se define como 'chavista de siempre', el resultado de las elecciones fue 'satisfactorio' porque, dice 'no le dimos el gusto a los opositores de que perdieramos'.
En la centrica plaza Bolívar de Caracas, uno de los puntos de concentración favoritos de los oficialistas, esta jubilada de 70 años asegura que de haber ganado algún candidato opositor 'nos quitan todos los programas que nos dejó nuestro comandante Chavez, las misiones'.
'Todo eso estaba en juego', afirma en alusión a las ayudas económicas directas y en subsidios a la alimentación y las medicinas que el Gobierno aplica desde hace años y que se incrementaron durante la campaña electoral.
Sin embargo, se queja de que 'el apoyo que se merecía Maduro' con el 'legado' del fallecido Hugo Chávez (1999-2013) 'no fue suficiente'.
Maduro ganó con casi 6.2 millones de votos sobre el total de poco más de 9.1 millones de sufragios que se contabilizaron en unos comicios que registraron una abstención del 53.98 %, la más alta en la historia de unas presidenciales.
Paseando por el oeste de la capital venezolana está tambien Jose Vicente Villamil, caraqueño de la zona que afirma que la jornada electoral la vio 'maravillosamente bien'.
'Esto es una revolución de amor, donde el pueblo está enamorado, el pueblo ama a esta revolución', asegura el comerciante de profesión sobre el movimiento vencedor en el cuestionado sufragio del 20 de mayo.
Maduro habló ayer desde una tarima que se instaló en el palacio presidencial de Miraflores a celebrar la victoria y desde ahí reiteró su llamado a la oposición a retomar un diálogo para buscar soluciones a los graves problemas por los que pasa Venezuela.
Para Villamil, el jefe del Ejecutivo venezolano, 'debería de hacer un diálogo pero con el pueblo, no con la oposición' ya que en su opinión, 'está demostrado que ellos tiran la piedra y esconden la mano (...) y creo que eso va a continuar así'.
En otra plaza, pero la de Altamira en el acomodado vecindario de Chacao en el este de la capital, Karina Torres discute con sus amigas sobre los comicios del domingo y asegura de la misma forma que la mayoría de los partidos antichavistas que fueron 'un fraude' y un 'simulacro'.
'El pueblo de Venezuela debería de estar todo indignado por lo que pasó ayer porque fue otro robo, otra elección que fue completamente ilegal', afirma visiblemente disgustada.
Tampoco está a favor de que Gobierno y oposición se sienten a dialogar porque, dice, Maduro 'es un dictador y los dictadores no salen con diálogo'.
La bióloga de profesión defiende, sin embargo, la postura de continuar con la presión internacional contra el Ejecutivo chavista que está encabezada por Estados Unidos, el Parlamento Europeo y varios países latinoamericanos.
Tulio Delapuente se encuentra tambien en esta zona de Caracas cerrando algunos negocios de su empresa de construcción y afirma que el día de ayer vio 'que las cosas fueron normales'.
'El presidente Maduro ganó otra vez y ya el tendría el derecho de acomodar las cosas', pide.
'El asunto de la inflación, que la ataque ya rápidamente porque los precios están subiendo demasiado, cada 24 horas, cada 3 días, las medicinas, los alimentos', se lamenta.
Según el Parlamento venezolano, de mayoría opositora, la inflación puede llegar a ser de hasta 14.000 % para el cierre de este año según cálculos del FMI.