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Crisis en Ucrania: Los bandos aceptan negociar, pero la guerra sigue

Mientras se espera que Rusia y Ucrania se reúnan esta mañana en Bielorrusia, los enfrentamientos en territorio ucraniano no paran.

Los enfrentamientos en los alrededores de la capital ucraniana, Kiev, continúan.
Foto: EFE

Ucrania aceptó hoy negociar con Rusia para detener la invasión y el sufrimiento de su pueblo, pero la guerra sigue. Según pasan los días, crece el ánimo entre la tropa y de los propios ucranianos de que podrán frenar el avance enemigo.

Según las autoridades, las tropas regulares rusas no han podido ni entrar ni asentarse en ninguna ciudad importante del país, sea Kiev, Járkov, Odesa (mar Negro) o Mariúpol (mar de Azov) en cuatro días de ofensiva en todos los frentes.

La negociación también se libra en el campo de batalla. Cada bando intentará imponer sus condiciones. El cerco de la capital sería casi sinónimo de capitulación para Kiev.

La batalla por Kiev

Como todas las noches, los saboteadores rusos penetraron en la ciudad, pero fueron liquidados. Las alarmas antiaéreas sonaron esporádicamente en esta urbe de tres millones de habitantes, pero hubo numerosas explosiones durante la mañana.

Una gran columna de blindados rusos avanza a marchas forzadas hacia la capital, aunque el Ayuntamiento insiste en que "la situación está totalmente controlada por el ejército y las unidades de defensa territorial" y que el enemigo está "desmoralizado".

Por si acaso, las tres regiones más occidentales del país enviaron refuerzos para defender el corazón del país.

A lo largo de la jornada las tropas rusas llegaron a Irpén, ciudad de la región de Kiev que limita con la capital. Según las autoridades, las unidades enemigas han sido prácticamente expulsadas de esa localidad.

Les ayuda la población local, que utiliza el arma preferida por los revolucionarios ucranianos: los cócteles mólotov.

También hubo fuertes combates en la vecina localidad de Bucha, al oeste de Kiev. Dos helicópteros rusos fueron abatidos por las baterías antiaéreas. Mientras, en Vasilkov las tropas rusas volaron por los aires un depósito de petróleo, incendio que aún no ha podido ser sofocado.

"La situación en la ciudad es controlable. Todas las infraestructuras vitales funcionan, pero no hay transporte público ni metro. Las estaciones funcionan como refugios", dijo Vitali Klitschkó, alcalde de Kiev.

Dos días de toque de queda

El toque de queda, que se prolongó durante casi todo el fin de semana, redujo al mínimo la presencia de kievitas y coches en las calles. Eso sí, por primera vez en cuatro días se vieron automóviles militares ucranianos cruzando el centro de la ciudad.

La única excepción a la regla fue un hombre que comenzó a meditar en pose budista en favor de la paz en plena plaza de la Independencia (Maidán).

Atrajo la atención de los reporteros, pero no de los francotiradores apostados en las inmediaciones, que decidieron hacer la vista gorda.

"Paren la Guerra de Putin. El Universo ama a Ucrania", decía el cartel ante el que meditaba.

Mientras los estruendosos bombazos se iban acercando, el pacifista con gafas de sol y tapones para los oídos de nombre Roi comentó a Efe que su arma contra el invasor ruso "es el silencio".

Ucrania recurre al Tribunal Internacional

En Kiev han muerto ya nueve civiles y dieciocho defensores, a lo que hay que sumar cuatro personas sin identificar. En total, en cuatro días de invasión han muerto unas 200 personas, entre ellas 16 niños.

"Esto es el resultado de las acciones de las Fuerzas Armadas rusas, que no puede ser considerado un ejército, ya que un ejército no dispara contra médicos, niños, escuelas o guarderías. Eso lo hacen los terroristas. Insisto. No es un ejército, son terroristas", aseguró Víctor Liashkó, ministro de Sanidad.

Ucrania ha presentado una demanda contra Rusia ante la Corte Internacional de Justicia, el alto tribunal de la ONU con sede en La Haya, por la intervención armada ordenada por el líder ruso, Vladímir Putin.

"Rusia debe responder por manipular la noción de genocidio para justificar la agresión. Demandamos una decisión urgente ordenando a Rusia que cese su actividad militar ahora y esperamos que los juicios empiecen la próxima semana", escribió el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en Twitter.

La invasión rusa de Ucrania ha causado que 368.000 personas hayan huido de ese país, según los últimos datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Extranjeros a las armas

Zelenski llamó hoy a los ciudadanos de países extranjeros amigos a sumarse a la lucha contra la agresión rusa. Los voluntarios se integrarían en una Legión Internacional de Defensa Territorial.

En un mensaje por vídeo, señaló que todo aquel que quiera unirse "a la defensa de la seguridad en Europa y en el mundo" puede venir y luchar "codo con codo con los ucranianos contra los invasores del siglo XXI".

Eso, pese a que del frente llegaban buenas noticias. La segunda ciudad del país y uno de los principales centros industriales de Ucrania, Járkov, estuvo a punto de caer en manos de Moscú, pero las tropas ucranianas recuperaron la iniciativa.

"Hemos sobrevivido quizás al día más duro en la historia de Járkov desde la guerra" mundial, dijo Ígor Térekhov, alcalde de la ciudad, en alusión a la invasión nazi de 1941.

La descripción rusa de la situación bélica resalta la deserción masiva en las filas ucranianas, que las milicias prorrusas han avanzado más de 50 kilómetros en el Donbás y que Moscú ha bloqueado las ciudades de Jersón y el puerto de Berdiansk, ambos de camino a la anexionada península de Crimea.