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Opiniones

PNP y PPD atragantamiento electoral y complicidades

"El PNP terminó por atragantarse el aparato electoral con la ley de 2020 que el Partido Popular prometió derogar y sólo retocó", opina el licenciado Víctor García San Inocencio.

El PNP terminó por atragantarse el aparato electoral con la ley de 2020 que el Partido Popular prometió derogar y sólo retocó. Muy temprano las primeras trampas electorales trajeron por consecuencia la primaria partía del PNP, que hasta esta semana fue la más cuestionada y dudosa de la historia.

Seguirían luego, a ese 2020 ---año para tratar de borrar las cicatrices del verano del 2019 y las ineptitud, incompetencia y corruptelas de aquel cuatrienio--- el embeleco costoso de los delegados de la estadidad y la elección write-in , validada judicialmente, del gobernador fugitivo no residente, ni de aquí, ni de Washington D.C. . El campo electoral quedaría absurdamente minado con la ley de plebiscito de dudosa constitucionalidad, recuerden a Clinton y Oneida, que amarraría a la Legislatura actual para así imponer una “consulta”en español el día de las elecciones 2024, con definiciones amogolladas, pero buenas para desviar la atención del desastre de ocho años con tres gobernadores PNP bajo una sola Comisionada Residente.

El gobernador "cojo", Pierluisi, ---viene de “lame duck”--- hará un anuncio tan pronto termine la séptima y última sesión ordinaria del cuatrienio. Todos sabemos que bajo los poderes plenipotenciarios de la ley amañada, dictará que junto con las elecciones se vote maquilladamente sobre el status. Ello, si la Asamblea Legislativa no le envía las resoluciones presupuestarias con una cláusula que impida utilizar fondos públicos o remanentes de otras resoluciones para ese despropósito.

El gobernador todavía sin aire, y en estado de shock, lo hará así, pues el atosigamiento del aparato y del control de la Comisión Estatal de Elecciones, con la abulia o anuencia del PPD, le permitirá escoger la baraja y repartirla a su antojo. La misma Comisión Estatal de Elecciones cuya administración monopoliza el PNP, con una dirección interina. La misma que produjo la primaria partía ---en dos semanas--- y la primaria inconclusa actual. Indigestados hasta la coronilla, vomitan cada día la evidencia de sus trucos y tramposidades. No encuentran cómo esconder su vómito electoral. A falta de alfombra para barrerlo debajo de ella, parece que tendrán que tragárselo ellos mismos.

Cuando escribo hoy lunes, 10 de junio, hay un proceso de escrutinio trancado, cientos de actas no cuadran, por lo que los resultados no valen hasta la fecha. Ya la candidata a la gobernación “seleccionada” en el proceso inconcluso, objeta que se recuente voto a voto. Probablemente sabe, como ya está sucediendo, que mientras más remueven el pastiche, más olores objetables salen e incongruencias en los resultados. Centenares de votaciones en colegios están en entredicho. Es una hemorragia fruto de la incompetencia que no se detiene.

Frente a toda esta bancarrota institucional, donde se ha prostituido hasta la náusea el aparato electoral, para colmo de cuentos, el Movimiento Victoria Ciudadana soporta una impugnación vía revisión ante el Tribunal Supremo de sus candidaturas por Acumulación a la Cámara y al Senado. La génesis de esa impugnación la expliqué antes, pero cabe subrayar los verdaderos motivos de esta demanda hecha por testaferros del PNP y del PPD. Quieren asegurar ilusamente su control del Senado y la Cámara, pues ven los márgenes bien estrechos. Sacar de las papeletas a cuatro legisladores de Victoria Ciudadana, podría mejorar sus oportunidades de agarrar algún otro por acumulación.

En su glotonería habitual el PNP postuló en primarias la selección de seis precandidatos por acumulación a cada cuerpo legislativo, mientras que el PPD, muy consciente de su encogimiento, sólo postuló a cuatro. Ya Victoria Ciudadana demostró que pudo elegir cuatro en el 2020, y ahora la Alianza elegirá los suyos de nuevo, a lo que se sumarán legisladores distritales. La penúltima carta, previo a la catarata de calumnias, bajezas, insultos y campaña negativa que se espera, es apostar a que una mayoría del Tribunal Supremo revoque la decisión 3 a 1 del Tribunal de Apelaciones impugnando las candidaturas. Quieren ganar con truco en el Tribunal, lo que saben no ganarán en las urnas.

Hay opiniones a granel de expertos y no tan expertos, sobre cómo se decidiría el caso, y qué doctrina jurídica sería la determinante. En el PNP sólo conocen una sola doctrina.

Mientras todo esto sucede, la incertidumbre y desangramiento siguen en el PNP y el PPD. Sin una pandemia como en el 2020, los electores primaristas del PPD se encogieron entre una tercera y una cuarta parte. Los del PNP al menos una cuarta parte de lo que proyectaban con estimados bajísimos. La autopsia de cientos de actas está encubriendo o sirviendo de cortina de humo para tapar ese colapso en la movilización del corazón del rollo de ambas colectividades.

Las primarias fueron un desorden institucional de sus respectivos administradores en el PPD y el PNP, unidos a una incompetencia colosal al tope con la Jefa o presidenta interina de la Comisión Estatal. En el PPD se radiografió una descomunal desintegración organizativa desde San Juan a Fajardo y desde San Juan a Manatí, donde dos terceras partes del electorado se concentran. En el PNP, todavía no han recibido su cadáver político, donde se hagan esas autopsias, muerto a cuchilladas y navajazos asestados durante al menos 10 meses alentadas con el dinero en masa de contratistas y amigos del alma, inversionistas políticos velagüiras, cuyo supremo ideal es el presupuesto, las exenciones y los contratos.

Ya los anuncios negativos, para quienes se ceben utilizándolos, están listos cortesía del campo de Jennifer González y de Pierluisi, y de los PACś. En el caso del candidato PPD se calcula que le tomará unos treinta meses a todo vapor reorganizar a su partido para inscribirlo llegando en un casi seguro tercer lugar. Si es que Proyecto Dignidad no les pasa de largo. Algunos se consuelan en la pava, pues creen que Hernández ( Pablo José) prevalecerá como comisionado residente, aunque Ortiz (Jesús Manuel) termine en el vertedero político de la historia como bagazo desechado, por lo que fantasean con la elección del 2028 y el reavivamiento neocolonial.

Todo apunta a que en las elecciones de noviembre se reducirá aún más el porcentaje de votos del PPD y del PNP. El PNP sufrirá una merma por abstención de electores, se quedarán muchos en su casa y ni siquiera enviarán el voto por correo de decenas de miles de electores. Mientras que muchos otros votarán mixto o por candidaturas por Juan Dalmau y Javier Jiménez de Proyecto Dignidad.

Al Partido Popular le espera su peor encogimiento en la historia, gracias a la muerte de su modelo político y económico, a su pobre fiscalización, a su vocación de ser segunda voz del PNP, y al desahucio de quienes peinan canas. Acostumbrados a que le pidan el voto útil, no encontrarán manera de no brindárselo a quien único puede prevalecer frente al PNP: la Alianza de País, Juan Dalmau y el proyecto Patria Nueva.

Hay mucho que arreglar en el sistema electoral y el tiempo apremia. Quienes ya se saben perdedores, tratarán de mantenerse a flote en medio del remolino… de caos, con ayuda institucional, si es posible. Pero esos tiempos acabaron. En el caso del PNP ocho años de catástrofe de tres gobernadores y una sola comisionada residente son la mejor prueba.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).