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Opiniones

Ponce: ¿Podrá sacudirse del yugo de la corrupción?

En estos días me duele Ponce. La ciudad abatida por generaciones de administraciones corruptas o incompetentes o tan cegada por las luchas bipartitas entre quienes se han turnado para dilapidarla desde el año 1968.

Ponce, la Ciudad Señorial de antaño que ha tenido alcaldes destacados como el primer Tormos, Don Wito Morales, Juanito Cintrón, Rafael “Churumba”Cordero, a estos tres últimos los conocí, y otros que sólo dejaron, o la huella del aplastamiento fiscal, y algunos el de la corrupción abierta, a quienes no nombraré.

La segunda ciudad de Puerto Rico hasta entrada la segunda mitad del siglo XX, ha sido sacudida desde principios de este siglo XXI, por los 15 años de recesión bajo las administraciones del PPD y del PNP, por los temblores de tierra y por los escándalos. Ponce, ciudad con un gran puerto casi inoperante, monumento al modelo económico de Puerto Rico inexistente y derruido, atraviesa ahora por una nueva “crisis” --que al parecer es lo único que se renueva en Puerto Rico-- esta vez, centralizada en un alcalde separado preventivamente del cargo, por alegadamente coger prestado privadamente, es decir, para sí, para que un préstamo personal se pagase luego con fondos públicos, con parte de los sueldos, algunos aumentados a empleados bajo la supervisión del alcalde.

La suspensión del alcalde y las denuncias por violación a la Ley de Ética Gubernamental y al Código Penal siguen su curso en los foros atinentes, habiendo sido encontrada causa probable. Ello no hizo mella en las aspiraciones de reelección del ahora suspendido, quien presentó su candidatura en solitario. El PPD, mirando los buenos números del alcalde en la elección pasada, casi un 60% de los votos, decidió darle largas al asunto y le ha permitido seguir siendo candidato. Para ello, llegó a un acuerdo verbal con el alcalde de que si su caso no se había resuelto a cierta fecha, él renunciaría a la candidatura. Ese acuerdo de boquilla requerirá ahora para hacerlo valer, que el PPD acuda al Tribunal --aunque sea desganadamente-- a querellarse. El acuerdo fofo y el pleito judicial sin ánimo, pareciera una treta para jugársela con el alcalde y darle largas al asunto. Típico de lo mejor de dos mundos: Hacer el aguaje de que se preocupan por las alegaciones de la corrupción, mientras se deja al Alcalde como opción del PPD confiando en que el Tribunal en instancia o en revisión, se tardará en resolver finalmente la querella que la ley les permite instar.

Ese doble juego del PPD, que forma parte de su larga trayectoria de culipandeo desde su fundación, supone un riesgo enorme. El alcalde suspendido ---que por contraste recibió tratamiento distinto al de Mayagüez en igual situación--- puede desgastarse aceleradamente, mientras que el PPD y su dirección, pueden seguir dando muestras que no quieren trabajar con el tema de la corrupción.

Esto último, la alergia a meterle el pecho a la corrupción, le puede pesar grandemente al PPD, quien ya se autodescarta como opción frente al principal problema identificado por el electorado en la encuesta más reciente de NotiCel-ATLAS. De hecho, el electorado tiene en mente la lista de legisladores y alcaldes culpables por delitos de corrupción este cuatrienio.

El más sonado, el escándalo Santamaría, los ha manchado junto al PNP severamente. De hecho, se dice que el alcalde ponceño “fue mojado” con donativo del propio Santamaría. Hay que ver los informes y multas del Contralor Electoral.

No quiero personalizar bajo ningún concepto este análisis. Bastaría examinar los hechos corroborables para establecer teorías informadas y probables. Pero, hay algo demasiado difícil para aquilatar, y son los alegatos del alcalde suspendido de que habló con Dios y que validó esta conversación con conocedores, y que supo luego de esa conversación íntima que no podía renunciar, como si Dios le hubiese aconsejado que no lo hiciese.

Cuando me enteré de esta alegación, no pude creer que el alcalde suspendido invocase una comunicación con Dios, para seguir en su empeño carrerista político. Un periodista de la radio me preguntó si creía que renunciaría a su candidatura única. Me limité a señalar que suponía que no, salvo que recibiese instrucciones precisas de Dios que lo animaran a cambiar su decisión de seguir corriendo, o consejo de sus abogados dentro de algún giro de los casos judiciales que enfrenta de naturaleza penal, y ahora, vía la nueva querella.

Los puertorriqueños hemos sufrido los estragos de la corrupción individual de políticos y de su corrupción estructurada y organizada orbitando esquemas, entre otros de recaudaciones políticas relacionados a los partidos que se han turnado en la administración desde el 1968, el PNP y el PPD. Hemos vivido las consecuencias de que las agencias del gobierno se hayan convertido en campos politizados de batalla de equipos del PPD y del PNP, y que incluso, un por entonces gobernador, Acevedo Vilá, haya proclamado “el derecho y el deber” de la alta jefatura de agencias y de corporaciones públicas de participar en comités de finanzas agenciales “fuera de horas laborables.” Con ese criterio y estándar, debe dar mucho trabajo mantener la esperanza no sólo en lo que esas maquinarias le hacen al país, lo mismo sucede con igual huella aplastante en el PNP.

Dime cuánto estás recaudando y sospecharé de cuál pata cojeas… Se le podría gritar en cada esquina y a los cuatro vientos a quienes no se les cae la cara de vergüenza pidiendo votos y recaudando dinero de contratistas, amigos del alma y ramas anexas..

En Ponce, el cochino dinero ha metido en líos a un alcalde que en vista de su abultada fortuna probablemente no lo necesitaba. Un resbalón, a lo mejor de un momento, podría ser quizás la causa de los hechos que le han maltrecho su incumbencia. Tristemente, se alega, que se trata de dinero vinculado al préstamo para gastos suyos y de su campaña que se pagó con el sueldo de empleados.

A la ex-vicepresidenta del PNP, expresidenta de la Comisión de lo Jurídico y de Ética cameral, la señora Charbonnier y a otros dos legisladores los sentenciaron a prisión en la corte federal, por utilizar a sus empleados para lucrarse o para librarlos de deudas. Un exlegislador en su faceta de alcalde manchado por la corrupción, acaba de ser sentenciado. Lo que está alegado por el FEI contra el alcalde de Ponce es sustancialmente lo mismo.

Más allá de la realidad política trapisonda del PPD y del PNP -pues estos últimos tienen larga historia corrupta en la alcaldía de Ponce- está la encrucijada que enfrentan los electores ponceños: ¿Votarán por los candidatos a alcalde del PNP y del PPD, o podrán sacudirse de ese yugo que ha condenado al descalabro a su ciudad? Oportunidad tienen en Ponce y en todo Puerto Rico.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).