Comienza una nueva era en la política puertorriqueña
Por Dra. Marcia Rivera*/Los resultados del ejercicio electoral del referéndum sobre reforma legislativa y la fianza marcan un hito en la historia electoral de Puerto Rico. En un desafío extraordinario, la sociedad puertorriqueña se enfrentó a las estructuras político-partidistas tradicionales, a sus prácticas engañosas, a sus vastos recursos financieros y a sus estilos autoritarios, asestándoles un duro golpe del cual difícilmente pueden recomponerse.
Para alegría de la gran mayoría de la población, con este resultado se abre la posibilidad de una nueva era en la política puertorriqueña; una dirigida a construir un nuevo orden democrático, más justo, más transparente, más ético y más eficaz en la solución de los graves problemas que aquejan al país.
Si bien todavía falta por contabilizar los votos adelantados de policías, reclusos, personas hospitalizadas, y algunos funcionarios, podemos hacer un análisis interesante con los resultados preliminarmente certificados por la Comisión Estatal de Elecciones.
En primer lugar, es importante señalar que en la enmienda a la Constitución sobre la fianza el NO triunfó en 64 municipios, lo que equivale al 82% del total. Hay ocho municipios adicionales (10%) donde los resultados fueron muy cerrados y están sujetos a revisión. Ello significa una contundencia muy bien distribuida geográficamente.
El NO contra la propuesta de reforma legislativa triunfó en 55 municipios (70.5%) y en otros 17 municipios (22%) los resultados favorecieron al SI por muy estrecho margen, lo que también está sujeto a revisión. Estos datos reflejan que no hubo grandes diferencias entre las votaciones sobre la fianza y sobre la consulta legislativa.
El NO ganó cómodamente en todos los sectores sociales, incluyendo los extremos, tradicionalmente asociados al PNP. Por ejemplo, en las zonas de mayor poder adquisitivo del país, como Miramar, el Condado, Los Paseos, Montehiedra y otras similares, el NO obtuvo entre 53 y 60% de apoyo en ambas consultas. En los residenciales públicos, las zonas de concentración de inmigrantes y en los bolsillos de pobreza urbana, el NO también superó cómodamente al SI por la misma proporción. La conclusión fuerte que derivamos de estos datos es que el PNP perdió o no logró movilizar su base de apoyo tradicional. Es un quiebre fundamental, pues su base social desde 1968 en adelante han sido los sectores más ricos y los más pobres.
Vale señalar que los tres bastiones históricos de este partido, San Juan, Bayamón y Guaynabo también sucumbieron a la fuerza del NO. En ambas consultas, en San Juan el NO obtuvo 61%, en Bayamón 54% y en Guaynabo 51%. Ello es una señal de alarma para los tres alcaldes que han regido estos municipios y que van a la reelección, especialmente para Jorge Santini, que enfrenta un reto importante por parte de Carmen Yulín Cruz, quien se destacó en la oposición al referéndum y podrá exhibir con orgullo este triunfo. De hecho, el endoso al NO alcanzó sus mayores porcentajes en el precinto 2 de San Juan, donde obtuvo el 65% de los votos. Los resultados son también una señal de alerta para la alcaldesa de Ponce, donde el NO triunfó con 53% en ambas consultas.
El referéndum dejó profundamente heridos políticamente tanto al Gobernador de Puerto Rico, que había puesto a todo su Gabinete tras las campaña, así como al candidato a la Gobernación del PPD, Alejandro García Padilla, que no supo leer bien la compleja realidad del país, ni escuchó a la mayoría de sus correligionarios que le advirtieron del error que suponía endosar oportunistamente las propuestas del referéndum. Hoy ambos aparecen asociados en la derrota.
A menos de tres meses de las elecciones generales, la nueva coyuntura abre un horizonte esperanzador para las nuevas fuerzas políticas y para las posibles alianzas que pudieran hacerse a fin de garantizar que realmente pueda comenzar una nueva era en la política puertorriqueña, basada en la búsqueda de consenso, el compromiso con el desarrollo sostenible, la equidad social y la participación ciudadana.
*La autora es una economista y socióloga puertorriqueña que actualmente coordina el Área de Políticas Sociales del Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH), Montevideo, Uruguay.