Por qué se le teme al PPT?
Como han denunciado portavoces del Partido del Pueblo Trabajador (PPT) en múltiples medios, la inscripción del PPT ha sido dificultada con inauditas prácticas hasta de hostigamiento por parte de los funcionarios de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE). Ha sido un intento de impedimento de la inscripción del PPT timoneado por populares, pero que ha contado con la anuencia de penepes y pipiolos. Conjeturamos el por que para esta concertación PPD-PNP-PIP para impedir la inscripción del PPT, tomando cada uno de estos tres grupos en lo que restan de estas 600 palabras.
PPD: Los populares hace tiempo que no pueden ganar con votos populares. Para vencer necesitan fundamentalmente de dos o tres acontecimientos (a veces a la misma vez): 1) que parte de esa masa de electores flotantes que pueden muy bien votar PPD o PNP, se desplaze hacía ellos a modo de voto castigo contra una administración PNP, 2) que se suscité el llamado melonismo y 3) que electores fieles al PNP no salgan a votar a modo de mostrar insatisfacción con su partido. Añádasele a eso que aunque tradicionalmente la oposición ha insistido en que existe un binomio PPD/PNP en el que ambos partidos 'son lo mismo', o 'dos caras de la misma moneda', o cosas por el estilo, la continuidad entre la administración Fortuño y la administración García Padilla a nivel de política pública estructural es tal que eso que la oposición siempre ha manifestado va calando cada vez más a nivel del sentido común de la gente. En ese panorama, el PPD ya no representa alternativa (porque no habría alternancia efectiva alguna). Tener al PPT inscrito --algo que parece inevitable, cuestión de tiempo-- implicaría un partido que sí representa una verdadera alternativa.
PNP: La estadidad no es (e históricamente en PR nunca lo ha sido) monopolio de la derecha. Ser de izquierda o de derecha, digámoslo nuevamente, tiene que ver con el rol que uno le adscribe a la igualdad (particularmente la económica) o a la desigualdad en la visión de lo que sería una mejor sociedad. De forma tal que uno podría ser estadista y de izquierda o centro-izquierda, o ser independentista y ser de derecha o centro-derecha. En ese sentido el PPT apuesta a un proyecto progresista, sin imponer preferencia de status descolonizador aunque no desconoce el problema del colonialismo. Se sabe, por ejemplo, que en las elecciones pasadas hubo electores que votaron bajo la Palma y cruzaron para votar por Bernabe, así como personas que indicaron haber votado íntegro por el PPT pero en el referendum votaron por el No y por la estadidad. Esto implica una vía objetiva de potencial crecimiento para el partido emergente, pues se apuesta a un programa anti-neoliberal, progresista, de justicia social, en el que caben estadistas, independentistas y autonomistas. Añádasele a ello que el candidato del PPT en las pasadas elecciones ganó todos los debates, y este partido puede representar una amenza, sino al presente, sí a medio plazo a un partido que aunque tiene hoy la base de electores más sólida, cada vez más se torna en menos alternativa cuando se le junta al binomio PPD/PNP.
PIP: El prestigio moral e intelectual que tradicionalmente tenía líderes del PIP ha venido a menos. Además, suscriben un nacionalismo tal que les impide reconocer que las elecciones generales no constituyen un plebiscito de status sino una contienda para imponer un plan de política pública determinada. Verdadera vocación minoritaria han demostrado alienando potenciales electores con el discurso hiperpatriótico a pesar de que en tiempos recientes han tenido a excelentes candidatos que pudieron haber servido como puntos de convergencia pero que al final quedó apresado del modus operandi tradicional del PIP. En el PPT, el PIP seguramente ve la amenza a ser desplazado más temprano que tarde del típico sitial del tercer partido, de la oposición.
Vayan estas palabras ante la caterva de relacionistas públicos, llamados analistas y demás que se han sumado al corito de voces que suenan la alarma del 'peligro' de nuevos partidos, usualmente bajo el argumento de la crisis fiscal y el costo de estas nuevas agrupaciones si lograran inscribirse. No obstante, a mi modo de ver, la democracia, más democracia, no tiene precio.
*El autor es teórico político y Catedrático Asociado en la Universidad del Este.