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El corazón de Stefano desafía la muerte

Una voz alegre con acento cubano contestó el celular. '¿Cómo se encuentra?', pregunte. 'Gracias a Dios, contento. Feliz, feliz de estar vivo', respondió Camilo Valencia. Me tomó algunos segundos adaptarme a la idea de que esa personalidad vivaracha que era palpable a traves del auricular pertenecía a Camilo Valencia pero el corazón que la animaba era el de Stefano Steenbakkers.

Hace dos años, el músculo que impulsaba el ímpetu de conocer mundo de un joven de 17 años late al son de la música que compone un hombre de 53. Camilo es el director musical de La Voz Kids, un programa que transmite la cadena Telemundo. Reside en Miami y aunque nació en Cuba dice que es 'boricubano' porque tiene el corazón de Stefano.

Su corazón de fabrica le funcionó hasta que tenía 43 años. En aquel entonces, mientras visitaba la Zona Cero en Nueva York, sufrió un ataque de asfixia que resultó en el diagnóstico de que tenía el ventrículo izquierdo del corazón expandido, lo que provocaba que su corazón no pudiera llevarle oxígeno al resto de su cuerpo. 'Estaba en 'suden death mode', o sea, que me podía caer muerto en cualquier momento', me explicó riendo porque dice haber aprendido a no tomarse los problemas muy en serio. Era un diagnóstico para el que los médicos no tenían justificación. Algunos lo atribuían a que su madre le dio rubéola pero todos coincidían en que no había más remedio que trasplantarle un corazón. Luego de seis semanas hospitalizado, su corazón llegó.

'Mi primer corazón fue un corazón de mujer y ya te podrás imaginar todas la bromas que me hacían. Que si ahora Camilo orina sentado, Camilo va a ponerse de mal humor una vez al mes, ya te imaginarás', recordó.

La recuperación fue muy dura porque, además de la operación, su cuerpo se tenía que recuperar del deterioro que le había causado tener un corazón enfermo por más de un año. Su cuerpo no tenía fuerzas.

'Aquella vez escribí la carta de agradecimiento más difícil que me ha tocado escribir en mi vida. Imagínate tener que escribirle una carta de agradecimiento a una familia que acaba de perder a un ser amado. Era una carta diciéndole que yo iba a honrar su decisión de hacer la donación', admitió el músico. La familia del donante nunca le respondió.

Ese corazón le dio vida por nueve años hasta que las arterias coronarias comenzaron a encogerse y a restringir el flujo de sangre. Otra vez Camilo corría el riesgo de ser una de las 18 personas que mueren a diario en espera de un trasplante de órgano. 'Estaba 'on call'. No puedes viajar porque a cualquier hora del día que aparezca el corazón tienes una ventana de cinco horas para recibirlo', contó.

La irónica lotería de la vida le había tocado nuevamente a Camilo. Su médico lo llamó una madrugada a finales de junio de 2012 para decirle que habían encontrado un corazón para él. Su tipo de sangre, su 6'1 de estatura y su 175 libras eran compatibles con las de un donante que estaba conectado a un respirador artificial en espera de que Camilo estuviera listo para la operación.

La operación duró diez horas porque los médicos tuvieron que romper toda la armadura de titanio que le habían colocado alrededor de su primer trasplante. Fue el día que le dieron de alta que por pura casualidad Camilo descubrió la tragedia del joven que le había devuelto la vida.

Los médicos no fomentan que los trasplantados conozcan a la familias de los donantes para respetar la privacidad de ambas partes y no someter al trasplantado a lo que pueden ser emociones intensas en un proceso de recuperación. En el caso de Camilo, la publicista de su amigo el cantante Luis Enrique es amiga de una amiga de Zorimar Betancourt, madre de Stefano. Cuando el doctor de Camilo mencionó que su corazón venía de Puerto Rico sus amistades descifraron que pertenecía al joven que había fallecido trágicamente, víctima de una carjacking.

Con José Enrique, quien unió a Camilo y a Zorimar. (Suministrada)

'El día que me dieron de alta tenía el iPad en el hospital y mi hermana menor me había dicho. Ese día vi la foto de Stefano y cuando el cirujano llegó a darme de alta me agarró llorando porque no podía entender como a un joven de 17 años lo habían matado de esa manera', relató aún indignado. 'Si pudiera, daría mi vida porque ese niño estuviese vivo ahora'.

Mutua sanación

Además de la responsabilidad que tiene con su hijo de 28 años, Camilo siente un deber incondicional con Ana, la hermana de Stefano. Con ternura me dice que 'de mi Ana tiene lo que quiera, todo mi apoyo. Ella y yo nos comunicamos por Wassap. Es muy bonita la relación'.

​Camilo quiso esperar tres meses antes de contactar a Zorimar pues quería estar fuera de peligro. Zorimary Ana fueron las últimas en la familia Steenbakkers - Betancourt en conocerlo. Primero conversó con sus abuelos, tíos y con Eric, el padre de Stefano.

'Lo primero que me dijo Eric cuando hablamos por Skype fue 'sabes qué, no quería conocerte', y le dije 'podemos parar ahora'. Me dijo que se sentía como si le hubieran cortado una pierna. Al final de la conversación me dijo que estaba contento de haberme conocido. Ahora nos escribimos en días especiales. Él se acaba de casar. Es un hombre muy interesante', narró.

Fue el Día de la Amistad después de la muerte de Stefano que su madre y su hermana pudieron poner la mano en el pecho de Camilo para sentir su corazón latir. El momento ocurrió durante un especial que realizó Univision y desde entonces la relación ha sido entrañable.

Zorimar y Ana se han quedado en la casa de Camilo en Miami, incluso en días recientes mientras Zorimar se sometía quimioterapia por un tumor carcinógeno en el seno. Camilo también durmió en la cama de Stefano cuando visitó la isla para inaugurar la Fundación Stefano Steenbakkers Betancourt.

'Desde esa cama vi la historia de Stefano, en ese cuarto que está lleno de amor. El amor que se sentía en ese cuarto era increíble, cómo tenía fotos de toda su familia, mapas colgados en la pared...Stefano unía a todo el mundo', indicó antes de un profundo suspiro.

La familia de Stefano también tiene relación con las otras cuatro personas que viven gracias a su donación de órganos. Para Camilo sus historias son igual significativas mas explica que la suya llama tanto la atención porque el corazón es el órgano del que se han escrito tantos poemas y canciones de amor.

Camilo no se despidió sin antes invitarme a un café cuando visitara Miami, convirtiéndome a mi en otro eslabón del efecto dominó de vida que Stefano provocó.

Zorimar Bentacourt y Camilo Valencia. (Suministrada)
Foto: