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El barrio de Alto del Cabro cobra vida mediante la arquitectura (galería)

El barrio Alto del Cabro, en Santurce, experimentó un resurgir luego de que un grupo de estudiantes de arquitectura de la Universidad Politecnica se dieran a la tarea de repensar y diseñar los espacios recreativos para el aprovechamiento comunitario.

La cohesión del barrio donde hace más de una década los vecinos se habían organizado para evitar que los desplazaran, así como para limpiar las calles y organizar festivales, se fue rompiendo poco a poco.

Muchas personas de la comunidad han emigrado con el pasar de los años por la propia desilusión y deterioro. La comunidad, que antes se formaba por más de cien personas, se ha reducido grandemente. Algunas de las casas con techos de zinc han quedado abandonadas o en ruinas.

La creatividad, sin embargo, hizo que otros vieran en las ruinas una posibilidad de transformación. Así fue que convirtieron un antiguo colmado en una cancha de baloncesto para el disfrute de los niños y niñas.

Los estudiantes del taller de diseño colaborativo de la Universidad Politécnica se propusieron entonces tomar ese espacio de gran valor para la comunidad para lograr una transformación estética de bajo costo con material reciclado, explicó la profesora Omayra Rivera.

Mediante el taller, los estudiantes tuvieron la oportunidad de ligar cemento y usar un taladro, cosa que muchas veces no sucede en el habitual currículo de arquitectura. La experiencia más trascendental para el grupo fue, sin embargo, el poder hablar con las personas del barrio y diseñar un proyecto con el insumo comunitario.

El proceso de diseño fue uno participativo, donde los jóvenes hablaron con la comunidad para elaborar un plan que fuera conforme a sus necesidades. En esas conversaciones, identificaron que la cancha necesitaba una verja para que a los niños no se les fuera la bola a la calle, lo que resultaba peligroso por el tránsito de los carros.

'Utilizamos paletas de maderas para que hubiera cierta visibilidad para que pudieran velar a los niños, mientras estaban en el colmado', explicó José González, de tercer año. Así cada una de las decisiones estéticas estaba respaldada por una explicación práctica conforme a la realidad de esa comunidad.

En la cancha también se elaboró una jardinería, unos bancos de madera y se pintó un mural. 'Es un concepto sencillo ya que no queríamos restarle espacio a los niños para jugar, sino hacerlo más cómodo para ellos', comentó Viviana Méndez, de segundo año.

Un poco más abajo en la misma calle pintaron un letrero con el nombre de la comunidad y construyeron una mesa de dominós con la idea de que los vecinos puedan nuevamente reunirse a planificar festivales y actividades.

'Los proyectos son como son, pero también pueden ser otras cosas... El arquitecto va con la gente descubriendo otras formas de hacer y ser comunidad', comentó, por su parte, el arquitecto Edwin Quiles, al felicitar a los estudiantes.

 

(Suministrada)
Foto:
(Suministrada)
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(Suministrada)
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