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Los niños adoptados desean amor, no importa la edad

En una casa de madera en el barrio Malpica, la familia Nogueras Rivera ha construido su hogar. Milagros Rivera de 39 años baja las escaleras que conducen a su apartamento, ubicado en la parte trasera de la residencia de su madre, donde la esperan sus tres hijas y su esposo de 40 años. El espacio es limitado, pero para las niñas es el lugar donde siempre han querido estar. La adopción les brindó la oportunidad de pertenecer por primera vez a una familia.

Las tres jóvenes que hoy les llaman 'mamá' y 'papá' provienen de regiones distintas, del este y oeste de la isla, pero el deseo de tener una familia les vinculó más fuertemente de lo que alguna vez pudo hacerlo la sangre. La edad de Emillie, de 16 años; Yamilet, 11; y Milena, 8, no representó un impedimento para la pareja, que estaba deseosa de adoptar.

'Estos niños son tan agradecidos que ellos cambian radicalmente', expresó Rivera, en referencia al mito de que mientras más pequeños más fácil es moldear y educar a esos niños. 'El deseo es tanto de querer ser parte de una familia, de querer ser amado y amar, que ellos están dispuestos a simplemente seguir viviendo y aceptar (las condiciones de) una nueva familia', prosiguió su esposo, Enrique Nogueras.

En mayo de 2009, después de someterse a más de doce tratamientos de fertilidad durante un transcurso de once años, Rivera y Nogueras recibieron la llamada que estaban anhelando. El Departamento de la Familia les había conseguido una niña de cuatro años. El único problema: no era una bebé como lo habían solicitado. 'Inmediatamente dijimos que sí sin conocerla', comentó Rivera con la mirada perdida y la sonrisa constante como quien rememora un momento de gran alegría.

'Era todo lo contrario a lo que buscábamos, pero nos dimos cuenta que era justo lo que queríamos', reflexionó Nogueras, mientras le sonreía a Milena de 8 años y ella se escondía 'pachosa' y risueña bajo el brazo de su madre.

La familia se siguió extendiendo dos años después al aceptar a Emillie y Yamilet. 'Realmente le cambias la vida a estas nenas que llegan tan tristes y después están tan contentas', contó la madre, al enfatizar que una de ellas logró avanzar al cuadro de honor luego de haber estado fracasando en sus cursos, además del cambio que se logró en su interacción con los demás. 'Llegó que no hablaba con nadie y con mirada asustada', recordó, mientras la niña escuchaba atenta.

Una excepción

Aunque la pareja se enamoró de la idea de incorporar a estas dos jóvenes en su hogar, la realidad de la mayoría de los adultos inscritos en el registro estatal de adopción es otra. Mientras que el 65% de los menores liberados de patria potestad son mayores de ocho años, la mayoría de los adultos sólo están dispuestos a adoptar infantes menores de tres. Esta disparidad deja a la mayoría de los menores con plan de adopción en hogares de crianza y eventualmente encaminados hacia programas de vida independiente para desarrollar las destrezas para la vida adulta.

'Si los padres estuvieran dispuestos a cambiar su expectativa de lo que desean adoptar, pues posiblemente esos menores pueden ser adoptados con mayor rapidez', argumentó la administradora de la ADFAN, Vanessa Pintado, al invitar a los más de 300 adultos inscritos en el registro a exponerse a otras opciones.

El deseo de un niño o niña de 7, 9, 10 o 12 años de tener una mamá, un papá, unos hermanos, un cuarto, o alguien que las lleve a la escuela y les pregunte cómo les fue el día va aumentando cada vez más con la edad, según la administradora. 'Son niños igual que todos los demás, lo único que como pasaron traumas en su casa, la confianza es lo que tenemos que ganar en ellos', agregó.

Para la pareja de Río Grande, Rivera y Nogueras, ganar la confianza de sus niñas fue cuestión de invertir tiempo de calidad con ellas. La pequeña quedó complacida después de unas horas de juego en 'Chuck e Cheese'; las mayores después de varias salidas a comer como familia. 'Cuando nos íbamos, yo no me podía separar de ellos', admitió la picoreta Milena. 'Era todo lo que pedía de tener una familia y una hermana', comentó Yamilet, sentada junto a sus hermanas en el sofá de la sala.

No todo ha sido fácil en el proceso, admiten los padres. Otro de los obstáculos en el programa de adopción proviene de los tecnicismos legales para despojar a estos niños de su patria potestad. De los 655 niños que están en programas de adopción, sólo un 25% están disponibles legalmente, según las estadísticas del departamento. La complejidad del proceso depende de cada caso.

Los Nogueras Rivera han experimentado lo cuesta arriba que puede ser ese proceso. 'Te puedes imaginar lo que es llamar todos los días hasta el cansancio, unos cinco o seis meses', detalló Rivera sobre el caso de Emillie, quien dos años después de estar ubicada con una familia aún no se le ha concedido el apellido que anhela. 'Me gusta mucho esta familia, son mis padres', respondió la joven acerca de la odisea que ha pasado y que le entristece en ocasiones.

El amor de los padres se destila, sin embargo, a todas por igual. 'Si tuviera que pasar todo el dolor de no poder dar a luz para conocerlas, lo volvería a hacer', aseguró Rivera mientras acariciaba el pelo de la pequeña y miraba con ternura a sus tres hijas.

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La familia Nogueras Rivera (Josian Bruno/NotiCel)
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