Al igual que en esa estampa histórica narrada por Ana Lydia Vega, la realidad se matizaba con champagne en en las grandes fiestas inaugurales del Mall of San Juan. Esta vez la crema criolla reemplazaba el beaux art del antiguo casino por un centro comercial cuya construcción se estima en 300 millones.

Al cóctel de apertura de Saks Fifth Avenue acudió por invitación un grupo selecto de 700 invitados. Socialités isleñas interpretaban el glamour con provocativos escotes. Las curvas de las pin ups del pasado eran sustituida por esbeltas figuras.

Los presentes eran recibidos por bailarines de la compañía Andanza, modelos vestidas con lo último en la avenida y cuartetos de música clásica. Tanto damas como caballeros, se probaban piezas de ropa y calzado por las que era mejor pagar en plástico para evitar malentendidos.

Muestra de las marcas destacadas en Saks Fifth Avenue en San Juan. (Pantallazo)

Al día siguiente tuvo su turno Nordstrom en una fiesta algo más viva pero igual de pomposa. Una mezcla de titulares y nouveaux riches eran entretenidos por bandas en vivo y coctelería con frutas tropicales que daban variedad a las también abundantes burbujas. Pequeños bocadillos de exquisiteces eran repartidos en múltiples estaciones alrededor de la tienda.

En los exhibidores de la prestigiosa mercancía, habían maniquíes viventes que posaban inmóviles a sesiones de fotos que improvisaban los asistentes.

La Gran Fiesta del Mall of San Juan culminó el miércoles con una concurrida apertura por todos los que quieren ser vistos en el nuevo nido del consumo de lujo.