Ya es ley el reconocimiento a la Educación Alternativa
El preludio a la ceremonia en la que el gobernador Luis Fortuño firmó la Ley de Educación Alternativa, fueron los testimonios de varios jóvenes, antes posibles desertores escolares, que contaron cómo la integración de la comunidad en su proceso educativo les devolvió el propósito de vida.
La nueva ley reconoce la educación alternativa como una corriente del Departamento de Educación, crea una Comisión de Educación Alternativa para fiscalizar las escuelas bajo dicho modelo y les garantiza un presupuesto.
Proyectos de base comunitaria como Nuestra Escuela, PECES, Proyecto Nacer, Aspira y Centros Sor Isolina Ferré, forman parte de la Alianza para Educación Alternativa (AEA), en la que se implementa un modelo educativo integral que va dirigido a jovenes que están fuera de la escuela o tienen alto riesgo de abandono escolar. Este acercamiento atiende de una manera individualizada las necesidades de los estudiantes y los desarrolla en el área cognoscitiva, académica, bio-psicosocial, vocacional y empresarial, mientras mantienen una interacción constante con su comunidad.
Para Justo Méndez, fundador de Nuestra Escuela, la ley es el resultado de 'seis años de trabajo para que se reconozca este tipo de educación como un derecho'. Méndez, sin embargo, destacó la importancia del sistema de educación pública, y aclaró que lo que se pretende es 'compartir las prácticas' del sistema alternativo con el tradicional.
Asimismo mencionó que la determinación de enviar a ciertos estudiantes a las escuelas de educación alternativa se hará a raíz de una evaluación realizada por parte de un consejo compuesto por miembros de la escuela tradicional y miembros de la alternativa. Méndez también destacó la participación de parte de líderes comunitarios y educadores propulsores de este modelo, en la redacción de la medida.
Antes que el Gobernador firamara la Ley que le asigna a la AEA $19 millones para este año fiscal, participantes y ex alumnos de los distintos centros de educación alternativa tomaron el micrófono en la cancha del Centro Sor Isolina Ferré en Caimito para contar sus experiencias.
Uno de ellos fue Luis Gabriel López , quien recordó los años en los que la escuela vocacional a la que asistía era un lugar que le daba miedo y donde 'el trato con los maestros era hostil'.
'Buscaba la manera de salirme de allí, me iba a cortar clases desde las ocho de la mañana. Con los maestros todo eran palabras soeces y no me sentía cómodo por lo que empecé a bajar mis notas', relató el joven que tras ingresar en el proyecto PECES, logró completar su cuarto año con Alto Honor, ganar una medalla por buena asistencia y la semana pasada inició sus estudios universitarios de Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico.
Laura Cardona, la madre de un egresado de Aspira, igualmente aprovechó la oportunidad para compartir la experiencia de su hijo a quien en la escuela lo tildaban como 'carne de cañón' pues no le auguraban un mejor futuro.
'Gracias a Aspira hoy es enfermero graduado, y no esta aquí porque está trabajando. Para algunos eso no es la gran cosa pero para mi sí'' señaló la mujer.