Dramática espera de veredicto por asesinato de voleibolistas
La ansiedad se apoderó de una de las madres de los voleibolistas en medio del proceso de instrucciones que impartía el juez superior de Bayamón, Nelson Canabal, al jurado que decidirá si el acusado, Ebed Cadmiel Viollaronga, es culpable del doble crimen ocurrido en septiembre de 2001.
A Olga Alsina, madre de Wilfredo Sevilla Alsina, le subió la presión, por lo que tuvo que ser llevada a la enfermería en lo que su esposo iba en búsqueda de un medicamento para la presión.
Mientras, la madre del otro voleibolista asesinado, Gladys Rodríguez, se mostró esperanzada en que la muerte de su hijo no quede impune.
'Justicia, eso es lo que esperamos todos', se limitó a decir Rodríguez, madre de Walter Quiles Rodríguez.
Los fiscales del caso, Jan Mangual y Marie Christine Amy, se mostraron optimista en que el jurado, integrado por nueve mujeres y tres hombres, encuentre culpable a Cadmiel Villaronga.
'Esperamos que en este caso brille hoy la justicia. Eso es lo que esperamos. Este es un caso claro que se han presentado todos los elementos del delito en conexión con el señor acusado, así que el ministerio público está confiado en que hoy se haga justicia', destacó Mangual.
El fiscal indicó que, contrario a lo argumentado por la defensa a cargo de los licenciados Irvin Prado y Alfredo Umpierre, el testigo estrella fue 'claro y contundente' en su testimonio en el que identificó al acusado como el que mató a ambos voleibolistas.
El veredicto debería producirse esta tarde o en la noche.
'La defensa ayer pidió que se encontrara no culpable al acusado en todos los delitos y esa es la expectativa que tenemos. Esperamos que el jurado evalúe la prueba, escuche la llalamada al 9-1-1, escuche las cintas y determinen a base de lo que estamos solicitando', dijo el licenciado Umpierre.
Y es que la defensa entiende que el testigo principal del caso falló en identificar al acusado, entre otras cosas, al ofrecer características que no coinciden con su físico.
'El testigo ocular hace una llamada al 9-1-1 da una expresión espontánea en ese momento de lo que él entiende que vio que es muy diferente a lo que 10 días más tarde dice que vio', afirmó Umpierre.
En tanto, el licenciado Prado destacó que el testimonio no es creíble.
'Falta de oportunidad para observar, la oscuridad, mirando a través de su propio cristal con tintes. Muchas incongruencias y mucha prueba no creíble como tal, para el efecto de la credibilidad de un testigo. Y claramente dice no los puedo distinguir en su llamada al 9-1-1', sostuvo Prado cuando se decretó el receso para almuerzo del jurado.
El juez Canabal retomará las instrucciones a la 1:30 de la tarde y luego el jurado debe retirarse a deliberar.