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Los Sordos en PR 'gritan' con sus manos para alcanzar inclusión

La sordera se conoce como el 'impedimento invisible'. La comunidad sorda en Puerto Rico encuentra a diario barreras de comunicación que dificultan su inserción social. En las pasadas decadas se han hecho leyes para garantizar sus derechos, pero esas leyes se transgreden e ignoran constantemente.

Para visibilizar a este sector poblacional es que surge la Marcha 'Oye mis manos; Comunícate', que se celebra este sábado por duodécima ocasión desde el Hiram Bithorn hasta el Colegio San Gabriel. La actividad también es un grito. Surge, según los organizadores, de esa necesidad de decir con sus manos: 'Oiganme estoy aquí!'.

En Puerto Rico, la comunidad sorda se compone entre 135,000 y 185,000 personas, según datos de 2000. La cifra exacta es incierta.

La directora del colegio para sordos, Izaskun Capataz, comentó que como la sordera es única condición que no se ve, no se le da la importancia que necesita. 'Los Sordos no necesitan rampas, no necesitan elevadores ni vehículos con adaptaciones especiales. Requieren que cada uno de nosotros nos sensibilicemos ante sus necesidades y le proveamos un espacio dentro de nuestra sociedad', argumentó.

La Ley ADA de 1990 establece que todos los lugares de acomodo público como museos y hospitales deben ser accesibles para personas con impedimentos. En el caso de los sordos lo que necesitan es un intérprete cualificado para ofrecer su servicio, y si no lo tienen, deben contratarlo. En la práctica, la realidad es otra, aseguró el Presidente de Servicios Orientados al Sordo, José Beltrán.

Los programas que el gobierno desarrolla con fondos federales, en muchas ocasiones transgreden la ley ADA, al no incluir en sus anuncios intérpretes de lenguaje de señas. 'El sordo es el último que se entera. No se les garantiza el acceso', insistió Beltrán. Por ley, además, corresponde que tanto las agencias gubernamentales como los médicos, tengan un intérprete cuando los sordos acudan a solicitar servicios.

En el caso de los restaurantes, Beltrán señaló que éstos podrían hacer menús visuales para facilitar la lectura y la selección del plato. 'Es como si a un niño de escasos recursos, se le da un menú en inglés... No va a poder entender con exactitud', comentó, al asegurar que la forma de comunicación de los sordos es el lenguaje de señas.

Beltrán, sin embargo, se agarró de una utopía que puede parecer distante, pero no imposible. Marthas Vineyard, una isla de Massachusetts, ha probado que las personas sordas pueden insertarse en todos los aspectos de la vida, como la política, el trabajo, los asuntos de la iglesia y la vida social.

Desde el siglo XVII hasta principios del XX, la población manifestó una tasa alta de sordera hereditaria. En el libro Everyone Here Spoke Sign Language, de Nora Ellen Groce, se narra cómo los locales sordos no se veían a sí mismos como discapacitados o como un grupo aparte porque todas las personas en la isla crecieron hablando lenguaje de señas.

'El ideal es que todo el mundo sepa señas y si no que tengan a alguien que pueda manejar la situación con la habilidad adecuada', coincidió Capataz. 'La sociedad no está preparada para poder dar servicios, comunicarse o atender a una persona que es sorda. Cualquier situación donde tengan que comunicarse, es una barrera', insistió.

La marcha del sábado servirá como acto de inauguración a la Semana de la Comunidad Sorda Puertorriqueña, donde se celebrará el primer encuentro de estudiantes sordos en Puerto Rico y el Congreso en torno a la educación del Sordo puertorriqueño. Al concluir la marcha, habrá una actividad protocolaria con el gobernador Alejandro García Padilla y una feria de salud gratuita para la comunidad sorda, en el Colegio San Gabriel.

Entre los planes futuros del colegio está hacer un museo de la historia del sordo puertorriqueño, para lo cual solicitan donaciones.

PROGRAMA_SEMANA_SORDO_2013.pdf_4019

(Archivo NotiCel)
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