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Por la libre el uso de cigarrillos electrónicos

Un sistema que contiene una batería, un atomizador y un fluido que casi siempre es nicotina y que al calentarse provoca un vapor que simula el efecto de fumarse un cigarrillo, tiene a las agencias federales y estatales en alerta ante el desconocimiento sobre su contenido.

Ralph Caraballo, director del Negociado de Epidemiología en Control de Tabaco del Centro para el Control de Enfermedades de Atlanta, explicó a NotiCel que este sistema es lo que se ha denominado como un 'cigarrillo electrónico'.

Según Caraballo, en Estados Unidos ya hay más de 250 marcas en esta modalidad de cigarrillos y se mercadean en una variedad de sabores como vainilla y chocolate.

En Puerto Rico, el consumo de este tipo de cigarrillo comenzó a tener auge a partir del 2009. Las marcas más populares en la Isla son 'Enjoy' y 'Blue'.

El problema con este producto, que fue creado en el 2002 en China, es que 'no se sabe a ciencia cierta el contenido de estos cigarrillos electrónicos. Ahora, algunos de ellos han sido estudiados y se sabe que algunos tienen carcinógenos y metales. Así que tiene ciertos ingredientes que son nocivos para la salud'.

Aunque en Puerto Rico no se ha hecho ningún estudio sobre el consumo de cigarrillos electrónicos, en Estados Unidos se sabe que entre el 2011 al 2012 aumentó el uso de un 4.7% a un 10% en los jóvenes de escuela superior.

A pesar de que no existe prueba para ello, algunas empresas que venden estos productos lo mercadean como un vehículo para dejar de fumar, pero eso es incorrecto porque si hay cualquier producto que se anuncia para dejar de fumar, la FDA (U.S. Food and Drug Administration) tendría que evaluarlo como cualquier otro medicamento y ver si realmente es efectivo para dejar de fumar. Eso no se ha comprobado todavía'.

La FDA está en proceso de obtener un permiso del Congreso de Estados Unidos para poder regular los cigarrillos electrónicos, detalló.

'Una vez la FDA pueda regularlos, entonces va a ver qué hay en esos productos. Y entonces tomará una decisión de si permitirlos o no permitirlos', puntualizó.

Por lo pronto Caraballo, señala que se han embarcado en una campaña de orientación para advertir sobre los riesgos de su consumo.

'Nosotros estamos advirtiendo de que ya que hay muchas cosas que no sabemos todavía, debe haber cautela. Y estamos sugiriendo que los jóvenes no deberían utilizar este producto, y los adultos deberían tomar su propia decisión si los usan o no, pero hay mucha incertidumbre sobre qué ingredientes contienen estos cigarrillos', añadió.

De lo que se ha podido saber hasta ahora, para Caraballo-en términos de contenido- deberían ser menos tóxicos que los cigarrillos convencionales, pero todo depende de cómo la persona utilice el cigarrillo electrónico, pues se venden en diferentes tamaños.

Para ser exactos, la dosis más alta que se vende de un cigarrillo electrónico equivale al consumo de 30 cigarrillos convencionales.

El truco de estos productos es que si bien de primera instancias su precio pudiera ser mayor al de una cajetilla de cigarrillos convencionales, a largo plazo el 'refill' le resulta más económico a los consumidores.

Por su parte, Antonio Cases Rosario, director de la División de Control de Tabaco y Salud Oral, reconoce que no existen estadísticas sobre consumo de cigarrillos electrónicos en Puerto Rico.

'Pero si nos dejamos llevar por apariencias, vemos que el producto se está vendiendo mucho en los puestos de gasolina, por ende entendemos que está aumentando el uso', planteó Cases Rosario.

A base de los datos que se tienen hasta ahora, la secretaria de salud, Ana Ríus, firmó ayer (jueves) una proclama para ordenar a la oficina que dirige Cases Rosario, a diseñar un plan de acción de orientación a la población y que se promueva legislación para prohibir su venta a menores de edad.

En cuanto al uso de cigarrillos convencionales, Cases Rosario sostiene que en Puerto Rico la prevalencia en la población es de 13 adultos por cada 100.

Comparativamente con Estados Unidos, esto coloca a la Isla como la tercera jurisdicción con una menor prevalencia de consumo de cigarrillo. A su juicio esto está ligado a los cambios en política pública en la dirección de la limitación de espacios donde se permite fumar y los aumentos en el arbitrio de cigarrillo.

Mayormente la población entre 18 a 34 años, y principalmente los hombres, son los más que fuman en la Isla cigarrillos convencionales.

La problemática mayor que enfrenta Puerto Rico sobre el uso del cigarrillo convencional es como se traduce eso en el desarrollo de enfermedades crónicas y el acceso a temprana edad.

Las expresiones se dieron en el marco de la Cumbre de Control de Tabaco: Previniendo Enfermedades Crónicas, que se efectuó en el Hotel Sheraton.