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Más educadas y con menos hijos, pero más pobres las madres boricuas

En los últimos años las mujeres han retrasado la edad para quedar embarazadas y optado por tener menos hijos, pero a pesar de esto y de los avances a nivel educativo más de la mitad de las jefas de familia viven bajo los niveles de pobreza.

La situación responde en parte a que hay menos matrimonios y a que persisten las disparidades en las escalas salariales al comparar con los hombres, según lo plantearon en entrevistas por separado los demógrafos Judith Rodríguez y Raúl Figueroa.

De acuerdo a Rodríguez, la baja tasa de natalidad, que actualmente es de 11.3 nacimientos vivos por cada 1,000 habitantes, se puede deber a que las mujeres deciden prepararse más a nivel educativo u optan por casarse más tarde.

Figueroa expone que otros factores para que las mujeres retrasen tener hijos es que cada vez hay más féminas en la fuerza laboral, y la situación económica que se vive en el país también las ha desalentado.

Según Figueroa entre el 2000 al 2010 se ha reducido en un 30% el número de nacimientos vivos en la Isla.

Aunque la disminución de mujeres teniendo hijos se ha experimentado en todos los grupos de edad, sí se ha visto un impacto mayor en féminas menores de 20 años según recoge el Suplemento Especial: Natalidad de la Junta de Planificación (JP) publicado en septiembre 2013.

Para tener una idea, en el 2012 en Puerto Rico hubo 38,975 nacimientos vivos, de los que una cuarta parte eran mujeres mayores de 30 años, plantea Figueroa.

En ese periodo solo hubo 81 nacimientos de parte de menores de 15 años que estaban embarazadas, lo que Figueroa entiende puede deberse a una mayor educación sexual y/o más uso de métodos anticonceptivos.

De hecho, en el informe de JP se desprende que las tasas de fecundidad más altas estaba en mujeres entre los 20 a 29 años.

Hay que destacar que aunque cada año nacen más varones que niñas, la expectativa de vida es mucho mayor en las mujeres. Como se ha discutido anteriormente, factores como la criminalidad, han ido creado un desbalance en la cantidad de hombres jóvenes en la Isla versus el número de mujeres. Esto tiene efectos en la tasa de natalidad porque la edad reproductiva de las mujeres es entre los 15 a 49 años.

Pese a que las mujeres que han tenido hijos recientemente poseen una preparación académica de al menos haber completado la escuela superior, un 58.4% vivía bajo los niveles de pobreza. Datos de la JP ponen sobre la mesa que el 47.5% de los nacimientos vivos provinieron de madres con más de un año de universidad.

Esto es significativo al tener en cuenta que en su mayoría estas mujeres no están casadas, siendo a su vez jefas de familia.

Otra de las problemáticas en las mujeres con hijos, es que en el país aún persisten las disparidades en las escalas salariales al comparar con los hombres que ostentan sus mismas posiciones profesionales y teniendo la misma preparación académica.

En esa línea, Figueroa precisó que en 2012 la mediana del ingreso (ajustado por la inflación) de los hombres fue de $13,753 anuales, mientras las mujeres era $11,053 anuales.

Al mirar los datos durante ese periodo, el ingreso promedio de las personas que trabajaban a tiempo completo, se ve una diferencia de unos $129 anuales entre hombres y mujeres.

Si se compara con los datos del 1999 se observa que la mediana de ingresos de las mujeres ha aumentado en un 54.6%, mientras los hombres han experimentado un alza de apenas un 20%.

En términos de las personas que trabajaban a tiempo completo la diferencia entre hombres y mujeres durante el 1999 era de $1,929.

Para Figueroa las disparidades salariales pueden deberse a que las mujeres con las responsabilidades de ser madre experimentan un retraso en su desarrollo profesional. En otros casos, puede que los empleadores lo piensen más en dar ascenso a posiciones de liderato a las mujeres con hijos, dado el riesgo de que estas puedan requerir estar fuera por varios meses debido a licencias de maternidad.

A su juicio, si el Gobierno quiere incrementar la tasa de natalidad va a tener que trabajar con estas disparidades laborales.

De acuerdo a Rodríguez, aunque las mujeres tienen la capacidad y tienen la preparación académica, en muchos casos la falta de apoyo -principalmente de la familia extendida- para hacerse a cargo del cuido de los menores, las imposibilitada de asumir posiciones de liderato.

De hecho, Rodríguez trajo a la atención que dentro de las estructuras de los partidos políticos se puede ver esa merma de mujeres en posiciones de lideratos.

En cuanto a la migración, durante el 2012 la mujeres superaron a los hombres en apenas un 10%, lo que tiene implicaciones en la tasa de participación laboral y en la tasa de natalidad, dijo Figueroa.

Pese a esto, Rodríguez, aclara que por lo general el migrante es una persona sola, aunque recientemente se han visto más familias partiendo del país dada la situación económica, la falta de oportunidades laborales y la criminalidad.

En el caso de las mujeres con hijos que se han ido fuera de Puerto Rico, en muchos casos son madres de niños que requieren cuidados especiales y se ven obligadas a irse debido a las dificultades en la obtención de servicios. En muchos casos son mujeres que tienen menos de dos hijos, por lo que les es más fácil insertarse en la fuerza laboral, señala Rodríguez.

Entretanto, Figueroa y Rodríguez coinciden que se deben crear estructuras que propicien el aumento en la participación laboral por parte de las mujeres y las ayuden a mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. Una de las áreas puede ser el ofrecer mayores servicios de cuido para menores.

(EFE/Archivo)
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