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Estudiantes plantan flores de duelo en bota de exmilitar asesinado

La bota de combate de Miguel Ortiz Díaz, de 67 años, se convirtió el miercoles en el florero donde los estudiantes plantaron rosas en la academia American Military. La institución amaneció desierta como cualquier otro día feriado, pero un grupo de estudiantes vestidos de negro, acudieron en su día libre para tratar de buscar sentido al sinsentido: su profesor y mentor de años había sido asesinado junto a su esposa, suegra e hijo mayor.

En la casa blanca de dos pisos, donde el sargento recibió a los asesinos, todo seguía intacto: objetos tirados en la mesa del patio trasero, los carros guardados en la marquesina, como si la familia fuera a despertar y recoger el periódico en cualquier momento. Pero tras la noche del lunes, no hubo más rutina. Solo un policía aguardaba porque llegaran los familiares a hacerse cargo de la propiedad, mientras un cintillo amarillo alertaba de que había sucedido en el interior algo terrible.

La familia Ortiz Ulceda llevaba en la urbanización Los Frailes cerca de dos años. Poco tiempo para que los vecinos relataran memorias viejas, pero suficiente para que los describieran como una familia 'buena, de verdad', de esas que se tocan a la puerta para regalar una pana, que cuentan sus hazañas con el pasatiempo del huerto casero, o que pasan un papel con su teléfono por si al vecino 'se le ofrece alguna ayuda'.

La peruana, Carmita Uceda Ciriaco, de 47 años, esposa del sargento jubilado, le había expresado una única angustia a la vecina de al frente: querían vender la casa en Versalles porque estaban pagando dos rentas. La venta no se concretó, por lo cual la familia terminó rentando a Christopher Sánchez Asencio, de 27 años, acusado de asesinar a las cuatro personas e intentar asesinar al segundo hijo, de 13 años, quien fue el único sobreviviente de la masacre.

Su cómplice, José LuisBosch Mulero, era también vecino de Versalles. Ambos acudieron el lunes en la noche a la casa de Ortiz Díaz para supuestamente abonar $250 a la deuda, pero una vez obtuvo el recibo, Bosch Mulero entró a la vivienda anunciando un asalto, como ya había sido planificado.Ortiz Díaz, Uceda Ciriaco, y la madre de esta, Clementina Ciriaco López, de 71 años, fueron encañonados por Sánchez Asencio, quien les ordenó arrodillarse. Las dos mujeres fueron asesinadas con un disparo en la nuca y al hombre se le mató de un balazo en la frente.

Luego, los individuos secuestraron a los dos hijos de la pareja, y en la carretera PR-174 de Bayamón, terminaron asesinando a Miguel Ortiz Uceda, de 15 años. Solo el adolescente de 13 años sobrevivió las puñaladas, debido a que los individuos se quedaron sin balas.

La Policía informó desde temprano el martes que Sánchez Asencio enfrentaba una orden de desahucio tras tener una deuda por el alquiler de la vivienda, donde llevaba menos de un año.

Bosch Mulero, de 27 años, había regresado a Puerto Rico hace apenas unos siete meses, tras haber conseguido empleo en Massachussets, Estados Unidos. El joven, según revela su perfil de Facebook, se había graduado de enfermería práctica en ICPR Junior College, donde recibió un reconocimiento por su esfuerzo y superación, en 2013. Hace dos años, había expresado públicamente su felicidad con las prácticas de enfermería: 'con la frente en alto y concentrao' en mi futuro'.

Tras haber confesado su participación en la masacre, el futuro es incierto con la primera radicación de cargos criminales que enfrenta en su vida.

De luto la academia

El grupo de seis estudiantes recordó que el exsargento se detenía cada mañana en el portón, que daba acceso a los salones de clase. A las ocho en punto, veía desfilar a los estudiantes hacia sus salones, como guardián de la escuela. Ya a las ocho y un minuto, eran 'buenas tardes'. Y en cuestión de cinco minutos, la entrada estaba bloqueada con candado.

De apariencia seria, parecía de esos hombre que solo tienen muelas para las fotos, pero eso era solo la primera impresión: el sargento era en realidad un tipo chistoso, que hacía anécdotas, aconsejaba y les hacía saber que el mundo no llegaría a su fin si la presentación de bandera o de sable no iba bien, porque bastaba con desarrollar paciencia, según contaron.

'Empecé en la milicia en primer grado, gracias a él', recordó Sebastián Carazo, de 16 años. Para los jóvenes, el JROTC, lejos de entrenar gente para la guerra les enseña disciplina y liderazgo bajo el lema de ser mejores ciudadanos. Ese era el modelaje, que aprendían de Ortiz Díaz, quien no perdía ocasión para compartir sus experiencias de la armería, en Alemania.

'Contaba cómo una vez su compañero de batalla se cansó y tuvo que cargarlo el resto del camino', relató Carlos Guzmán, de 17 años. Y otra ocasión, en que removió un tanque que se había caído sobre el cuerpo de un compañero. Acostumbrado a la milicia, el exsargento había desarrollado ya un sentido de supervivenciaante la tragedia, mas no esperaba que la peor de todas las tragediasla fuera a vivir en la sala de su propia casa.

La cónsul de Perú, en Puerto Rico, Celinda Zarate, mencionó que el sobreviviente de 13 años se encuentra estable bajo cuidado médico. Los tres hermanos de Uceda Ciriaco, provenientes de Lima, están tramitando las visas para viajar a Puerto Rico. El Secretario del Departamento de Estado informó que ya varias personas se han comunicado con él para hacer disponible recursos privados para facilitar el traslado.

Flores puestas en la Military Academy por estudiantes del exmilitar Miguel Ortiz Díaz (Laura Quintero para NotiCel)
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