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Sin resguardo contra el crimen, 'o me matan o me tengo que ir'

Kissimee, Florida - El saldo del asalto fue mucho más que puertas y verjas rotas. Dos meses despues de que un hombre le apuntó con una pistola y otro le forcejeó en la entrada del negocio, Eduardo Colón, vendió todo y se fue. Tomó la decisión de emigrar a Florida el mismo día. Se cansó de tener que defender su repostería de los criminales y con razón: ya era el cuarto asalto con que tenía que lidiar, en menos de dos años.

Durante una madrugada de 2002, Colón fue sorprendido por cuatro hombres mientras abría la tienda. Pese a la oscuridad, logró identificar a dos de ellos, realizó la denuncia y, ese mismo día, el Tribunal determinó causa probable para arresto. Los acusados quedaron, sin embargo, libres bajo fianza. Libres de caminar detrás de él a pocos pasos de distancia. Esa caminata, de cuatro o cinco minutos, le pareció la más larga de su vida.

Sólo una cosa pasó por su mente: 'O me matan o me tengo que ir', rememoró.

La salida fue rápida. En dos meses, había vendido el negocio y al tercer mes, ya estaba en Orlando, junto a su esposa e hijo de nueve años. Acoplarse no fue tan inmediato. Estuvo tres meses tomando exámenes y sacando licencias para conducir camiones.

'Estaba tan enfocado en salir hacia delante', mencionó, que no hubo cabida para la nostalgia. Sólo había una opción, 'o voy hacia adelante o muero en el intento'.

La alta tasa de criminalidad es una de las razones que ha propulsado el éxodo de los puertorriqueños a Estados Unidos. Es también uno de los asuntos que contribuye solapadamente al fracaso de muchos negocios.

Cifras de la Policía reflejan que en 2013, Puerto Rico tuvo 1,169 delitos contra la propiedad por cada 100,000 habitantes, mientras que Florida registró 3,105 delitos del mismo tipo. Esto significa que en el estado había 165% mayor probabilidad de ser víctima de un delito tipo 2 que en el territorio no incorporado.

Las violaciones también fueron muchas más en Florida: 34.6 contrario al 0.5 que reseñó la Policía. La cantidad de robos y asesinatos fue, sin embargo, más alta en la isla, donde hay 21.6 asesinatos, contrario a 5 por cada 100,000 floridanos.

'La criminalidad la hay igual... Aquí cerca rompieron un cristal los otros días y asesinaron a alguien', contó el puertorriqueño Daxel López, dueño de la fábrica Sundax Florida, en Winter Garden. Hay noticias de crímenes todos los días, pero 'la población no le da tanto énfasis', dijo.

La paranoia y el sentimiento de inseguridad es mayor en Puerto Rico, aunque los delitos no necesariamente lo sean.

Embajada puertorriqueña

Transcurridos doce años de su salida, Colón se sentó a conversar con este diario, en la repostería Melao Bakery, en Kissimmee. Acompañado por su esposa, Yanira Torres, relató cómo el negocio que comenzó con siete empleados, ahora emplea a 55. El restaurante se ha convertido en un espacio de reunión para cientos de puertorriqueños, que visitan el local cada semana.

Eduardo Colón yYaniraTorres son lospropietarios deMelaoBakery, enKissimme, Florida.(Foto:LymarieRodríguez paraNotiCel)

Simpático, pero con el tiempo contado. Colón mira el reloj constantemente porque está pendiente al Desfile Puertorriqueño de la Florida. Su compañía auspicia el evento, donde cantarán Richie Ray y Bobby Cruz, en tributo a Andy Montañez. Después de todo Melao Bakery se ha convertido en la embajada puertorriqueña de la ciudad.

Es la una de la tarde. La fila recorre todo el largo de la pared. En la vitrina hay arroz con gandules, lechón, y carne frita. En el área de las mesas, una familia ha tenido que unir dos mesas para sentar a todos. Eran sólo cuatro, pero siguieron llegando. Lo mismo ocurrió cuando emigraron. En el local, como en Florida, reciben a los familiares con un abrazo.

La Familia Torres Firpi, en la fila para el café, emigró hace más de diez años. Empezó como un riesgo que se tomó Israel Torres, sin empleo seguro, como huésped en la casa de vacaciones de su suegra. Ahora las reuniones familiares son en Orlando. Los pocos familiares que quedan en la isla viajan frecuentemente allá. 'La hermana de mi abuela ya tiene nietos que nacieron acá... Las tres hermanas de mi mamá viven aquí, y una prima está buscando empleo para mudarse', contó la hija.

En el local, como en Florida, reciben a los familiares con un abrazo. (Foto:LymarieRodríguez paraNotiCel)

Puerto Rico está alcanzando un momento histórico, con una vela de dos mechas. 'Este país tiene una nación dividida, con más población en la diáspora que en el territorio nacional', recordó César Rey, catedrático asociado de la Escuela Graduada de Administración Publica. Entre 2010 a 2013, han emigrado más puertorriqueños por año que los que emigraron durante cada año de las pasadas tres décadas. El 42% de esas personas van al condado de Orangepor razones económicas y el clima.

Melao Bakery fue creciendo a la par con la población puertorriqueña. Fue rápido e inesperado. Rápido porque en tres años pasó de ser una repostería a un restaurante, y en dos meses expandirá a Orlando. Inesperado porque durante ocho años postergó la idea. Lo menos que deseaba Colón era abrir otra repostería; por eso empezó con una compañía de transporte de equipos de construcción. Cuando cayó la construcción, no tuvo otro remedio que volver al inicio, a lo que sabía hacer mejor: endulzar la vida de la comunidad.

El imaginario de triunfo

Los que endulzan y adoban están tras bastidores. En la cocina, hay un grupo de hombres puertorriqueños, que salieron igual que él, buscando mejor vida.Noel Rivera, de 29 años, llegó a Melao al siguiente día de aterrizar en Florida. Llegó con nada más que 22 pesos en el bolsillo. Dejó la cafetería familiar en Aibonito, para trabajar como empleado de una cafetería en Estados Unidos. 'No nos dejaron más opción', lamentó, dado al alto costo de utilidades e impuestos que pagaba al gobierno.

Los queendulzanyadobanestán tras bastidores. (Foto: Lymarie Rodríguez para NotiCel)

Mientras unos no ven más opción, otros optan por ver distinto. Alexander Rodríguez, de 28 años, sustituyó la idea de ser boxeador desempleado por ser cocinero y lavaplatos. Rompió con el ciclo vicioso de la violencia y el narcotráfico, que laceraba al barrio donde se crió, para que sus cuatro hijos pudieran vivir tranquilos. La economía subterránea era una sombra, que no dejaba de perseguirle, pero la tranquilidad no se compra. 'Ahora estoy tranquilo', aseguró sonriente.

El negocio también necesita una mano que pase un paño a las mesas sucias. Annie Ortega hace el trabajo. La mujer de 17 años se acaba de graduar de cuarto año. Con el pelo recogido en una cola, camina sin descanso durante el turno de ocho horas. Mientras trabaja, su mente se entretiene. Piensa en las cuentas que tiene que pagar, y en la remota posibilidad de ir a la universidad. Pero ese es el monólogo interno, al que nadie tiene acceso. Los clientes solo leen, cada vez que se da la vuelta, la frase 'A Dios sea la gloria', que lleva inscrita en su uniforme.

(Foto:LymarieRodríguez paraNotiCel)

Y así, para lavar platos, limpiar mesas o abrir un negocio, los puertorriqueños vuelan sobre el mar Atlántico, con el imaginario de triunfo y la mentalidad de que sea Dios quien reparta suerte. Solo hay una opción, 'o voy hacia delante o muero en el intento'.

*Nota del editor: El viaje de NotiCel a Florida fue por invitación de la compañía Greenpack.

Eduardo Colón, propietario de Melao Bakery en Kissimee (Lymarie Rodríguez para NotiCel)
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