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Destapan el aporte de la primera científica puertorriqueña

El botánico Jorge Carlos Trejo descubrió la obra 'Botánica Antillana', de la puertorriqueña Ana Roque de Duprey, casi por accidente: una pregunta espontánea de una amiga, le permitió descubrir un trabajo científico y literario que fue relegado al olvido por los intereses político-culturales de principios del siglo XX. La obra se encontraba fragmentada: parte de ella archivada en un museo y otra, en un centro privado, tras haber pasado de mano en mano. Su repercusión es importante para Puerto Rico aún en tiempos modernos.

Cien años después de que Roqué se haya dedicado con pasión al estudio de la botánica puertorriqueña, el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) presentó una crónicaque descubre el trabajo de la primera científica puertorriqueña. La investigación que emprendió el periodista Eliván Martínezjunto aTrejo, rescató una obra olvidada, que aporta conocimiento sobre las propiedades medicinales, nutritivas y aromáticas de la flora caribeña, en un momento en que el 85% de los alimentos son importados y la medicina es altamente química.

'Conoces el libro de botánica de Ana Roqué?'

La pregunta inocente que Iliamaria Vázquez le hizo aTrejo, condujo a toda una investigación histórica.La registradora del clausurado Museo Histórico de Santurce inventariaba objetos cuando vio los manuscritos de la sufragista puertorriqueña. Fue entonces que el botánico mexicano decidió recobrar las piezas, como si se tratara de 'una labor arqueológica'.

'Nos poníamos nerviosísimos sólo de pensar que esas libretas pudieran haber terminado en el zafacón', recordó Trejo sobre la búsqueda que les demoró un año.

La secretaria de Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen Guerrero, lamentó que un trabajo científico de tal importancia haya sido subestimado por los hombres que dominaban el campo durante esta época, pero se comprometió a designar un área natural protegida con el nombre de la científica, en donde se presenten imágenes de las especies enumeradas en 'Botánica Antillana'.

'Fue víctima del machismo institucional y del discrimen por ser mujer y por ser puertorriqueña', lamentó Guerrero, en referencia al desaliento del entonces director de la Estación Experimental Agrícola en Río Piedras, Carlos Chardón, quien rechazó publicar la obra, pese a que reconocía que era 'digna de los mayores elogios' y conveniente para el país.

Trejo coincidió: 'Era un mundo de hombres de ciencia y esta mujer no cabía. No veo otra explicación'.

Tras haberse dedicado durante un año a la búsqueda de los otros manuscritos y a su comprensión mediante inventarios estrictos por fecha, páginas y temas, Martínez resaltó que la conservación de los documentos históricos debía ir unida a la digitalización y divulgación, como necesidad imperiosa para 'rescatar nuestra historia'.

Roquéacompañó su estudio con referencias de poemas y cuentos, además de un lenguaje poético, alardeando de las montañas y la vegetación de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico. 'Deseando ayudar a cooperar al progreso de nuestro tierra', escribió la autora en su puño y letra, al introducir un trabajo para el cual consultó literatura de otros países. La propia Roqué destacó que los médicos caribeños desconocían las propiedades curativas de la flora, un hecho que sigue vigente aún con más fuerza en la medicina de hoy.

Su obra se distingue de los demás estudios científicos porquegenera, segúnTrejo, un modelo de que 'la ciencia tiene que conectarse con la sociedad y para la sociedad'. 'Había un cruce entre las humanidades y las ciencias', destacó Martínez, por lo cual resulta además de valor literario.

En el foro realizado en la Casa Ramón Power y Giralt se encontraban presentes estudiantes de la Escuela Ana Roqué de Duprey de San Juan, así como ambientalistas y la bisnieta de la primera científica puertorriqueña.

Desde la izq; Eliván Martínez y Jorge Carlos Trejo (Josian Bruno/NotiCel)
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