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Vital conocer datos de mortalidad para avanzar investigación del COVID-19

Demógrafos expertos discutieron cómo podría mejorar la recolección de información ante la pandemia y alertan sobre la necesidad de llenar más efectivamente las certificaciones de muerte.

Los detalles sobre mortalidades por el coronavirus son esenciales para conocer el comportamiento del mismo en la población.
Foto: Juan R. Costa

Los datos precisos de mortalidad, junto a un sistema ágil de contabilización, son imprescindibles para aportar a la investigación del COVID-19 y conocer más de cerca el comportamiento del virus que ha causado la primera pandemia del siglo 21, y que en Puerto Rico ya ha dejado 86 muertes.

Así lo establecieron la profesora y demógrafa Judith Rodríguez y el doctor Alexis Santos, junto al demógrafo Raúl Figueroa, durante una transmisión especial que hicieron en conjunto, y que fue transmitida por Facebook Live.

Aparte de alertar sobre la importancia de que se establezca un sistema más efectivo para contabilizar las muertes en Puerto Rico, recalcaron la necesidad de que se ofrezcan detalles más específicos del fallecido.

“La mortalidad es una de las tres variables que se estudian en el campo de la demografía. Es una de las determinantes de los cambios que se registran en el estado de la población, que es lo que se conoce como el tamaño, la distribución y la composición de la población. Las otras dos variables que se estudian como parte de la dinámica de la población de la cual la mortalidad es parte, es la natalidad y los movimientos migratorios”, explicó la demógrafa Rodríguez.

Añadió que las cuatro variables que históricamente han contribuido a la reducción poblacional mundial son la guerra, la hambruna, la falta de medidas de salud pública y epidemias como la que enfrentamos en la actualidad por el coronavirus.

Seguido, destacó, que para poder medir el estado de salud de un lugar, se utiliza como recurso confiable la mortalidad.

“Muchas veces es difícil medir eso que conocemos como el estado de la salud. Por lo general, en ausencia de unos buenos indicadores en el que nos pongamos de acuerdo cuando hablamos del tema, pues nos vamos a lo contrario del estado de salud, y estudiamos enfermedades o lo que se conoce como la morbilidad. Pero hay escollos para definir esas enfermedades, así que recurrimos a la mortalidad”, dijo.

La profesora destacó que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) han pronunciado que, ante la falta de pruebas y data para medir el impacto a los casos positivos, una de las principales fuentes para ver qué transcurre tras el contagio con COVID-19 son los datos de muerte.

Sin embargo, en Puerto Rico otro agravante viene siendo la deficiencia en la manera de llenar las certificaciones de muerte en el Registro Demográfico, así como los atrasos en la información que se suman a las ya existentes fallas en el sistema.

“El certificado de defunción tiene información súper necesaria para conocer más sobre la enfermedad: incluye edad, sexo, ocupación de la persona, cuánto trabajó, tipo de industria, lugar de residencia, donde ocurrió la muerte, si estaba en sala de emergencia, asilo, centro de convalecencia, en unidad de cuidado prolongado… nos describe ese fenómeno demográfico que contribuye significativamente a la búsqueda de los factores que nos hacen particulares y criollos y que son tan importantes. Necesitamos saber quiénes fallecieron por esta causa en Puerto Rico. Necesitamos lo más pronto posible esa información para que se contribuya a la investigación”, señaló.

El demógrafo Raúl Figueroa comentó que, durante un período de tiempo en el que laboró en el Departamento de Salud, se pudo percatar de que muchos médicos desconocen cómo llenar correctamente el certificado y que no se les provee ningún tipo de adiestramiento con la finalidad de mejorar la precisión de los datos.

“A los médicos no les dan el adiestramiento y los llenaban mal, y por eso había muchos errores en las causas de muerte. Hay deficiencias ahí”, destacó.

En la hoja, según explicaron, se deben llenar tres espacios (A, B y C) en donde, en orden, se debe detallar la causa inmediata de la muerte, lo que contribuyó a la muerte y lo que el médico entiende que es la causa verdadera de la muerte. El documento, sin embargo, no siempre se llena correctamente.

Alexis Santos, egresado de Penn State, apuntó que, tras la experiencia del huracán María, deberíamos haber aprendido la importancia de contar con un sistema estadístico preciso, algo que no ha ocurrido al presente.

“En cualquier iniciativa que haya que manejar datos, hay que contar con profesionales del Instituto de Estadísticas para que creen un sistema que no se tenga que corregir. Aquí hubo serias fallas en el inicio que se pudieran haber evitado con la ayuda del Instituto desde el día uno”, apuntó.

Deficiencias como las mencionadas por los panelistas, por ejemplo, fueron las que provocaron que se diera a conocer apenas hace unos días sobre las muertes de dos personas a causas del COVID-19, antes de que se registrara la muerte de la turista italiana, que suponía ser la primera, en marzo pasado.

No obstante, y aunque reconocen grandes deficiencias en el sistema, el grupo opinó que la calidad de datos del Registro Demográfico en comparación con otros estados es "muy buena", y adjudican esto a la integración del Instituto de Estadísticas.

“La calidad de los datos está mejorando, es muy buena... particularmente porque ha habido una serie de iniciativas como el Instituto de Estadísticas que han hecho que la vara suba en cuestión de calidad”, dijo Santos.

Periodista con más de 20 años de experiencia en temas de espectáculos, arte y cultura, tanto para el mundo de los impresos y como para el digital. Egresada de la Universidad de Puerto Rico, fanática de las novelas y de los cuentos de su hija.