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Pacientes de COVID-19 deberán ser admitidos en refugios de emergencia

Si hay huracanes o terremotos los Centros de Control y Prevención de Enfermedades detallan el protocolo para los pacientes de coronavirus.

Las guías de los CDC detallan el manejo de pacientes en caso de un desastre natural.
Foto: Nahira Montcourt

Personas con síntomas de COVID-19 o pacientes que ya cuenten con un diagnóstico positivo no podrán ser excluidos de los refugios que se habiliten en la Isla en medio de una emergencia.

Así se desprende de una guía del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en la que se proporciona “orientación provisional para reducir el riesgo de introducir y transmitir COVID-19 en refugios para desastres de la población general antes, durante o después de un desastre”.

Como parte de la guía, se establece que, aunque se tratan de momentos críticos por tratarse de una pandemia, “los refugios para desastres no deben excluir como residentes a las personas que tienen síntomas o dan positivo por COVID-19”.

En medio del temor que ha generado el coronavirus, este factor podría aumentar la resistencia de personas que viven en lugares vulnerables a moverse a un refugio en caso de un desastre natural.

“Es un reto que vamos a tener. Tiene que haber educación y las personas que estén en sectores vulnerables que entiendan que los refugios tomarán las precauciones necesarias para proteger sus vidas. Las personas que van a estar dentro de los refugios tienen que estar tranquilas y deben saber que vamos a tener los procedimiento adecuados para evitar los contagios”, afirmó William Rodríguez, jefe de la Administración de Vivienda Pública, quien aseguró a NotiCel que estas pautas de los CDC están siendo consideradas en sus planes de manejo de emergencia.

De acuerdo al documento, el protocolo debe iniciar examinando "a todas las personas que ingresan al refugio (residentes, personal, voluntarios y visitantes) en busca de signos de COVID-19 utilizando la herramienta recomendada por los CDC para detectar síntomas al ingresar a refugios para personas sin hogar”.

Detalla también que los voluntarios de los refugios o personal capacitado, deben ser examinados antes de la apertura del lugar y, de arrojar positivo, deben irse a casa. Sin embargo, en caso de los refugiados, aquellos casos positivos deben ser ubicados en un lugar aislado.

“Después del examen médico, los residentes deben agruparse como "no enfermos", "enfermos" y "requieren atención médica inmediata". Si un residente está clasificado como "enfermo”, proporcione una mascarilla de tela, si es que la puede tolerar”, lee el documento.

Luego, la persona debe ser llevada a un lugar aislado en el refugio o en otra ubicación, de acuerdo con el plan predesignado. Se añade que si un refugiado requiere atención médica inmediata, se debe llamar a los servicios de emergencia para el transporte y decirle al operador que este es un caso probable de COVID-19.

En área de aislamiento, de preferencia, debe ser una habitación individual. Sin embargo, de no ser posible, se debe designar un espacio para todos los residentes enfermos. Este grupo, se advierte, no debe salir del lugar, excepto para ir al baño, deben mantenerse a una distancia de al menos seis pies de otros residentes en el área de aislamiento y deben usar un paño que le cubra la cara en todo momento, excepto cuando coman, se duchen, o tengan dificultad para respirar.

“Como parte del proceso, estamos listos para hacer todo el proceso de recibir a los residentes, con tomas de temperatura y preguntas de rigor sobre las sintomatología y si han estado expuestos, pero esas personas que identifiquemos que puede haber alguna sospecha o que sean casos confirmados van a estar siendo ubicados en un área que ha sido designada de conformidad a las guías”, señaló Rodríguez.

Entre otros puntos clave de la guía, se detalla que, durante la pandemia de COVID-19, los hoteles y refugios pequeños, es decir, aquellos con capacidad para menos de 50 residentes, son los que deben tener prioridad. “Los grandes refugios colectivos deberían ser el último recurso”.

De igual forma, se insta a los funcionarios a movilizar a los refugiados lo antes posible después de la fase de emergencia y reubicarlos en hoteles, dormitorios o refugios más pequeños en donde se pueda garantizar un mejor distanciamiento social. Además, una vez las personas dejen los refugios, deberán someterse a una cuarentena, de acuerdo con las recomendaciones estatales y locales.

“Los hoteles nunca lo hemos descartado, y una vez pase la emergencia, vamos a trabajar con esto. Lo que ocurre es que hay muchos hoteles que están en zonas marítimas y, por ejemplo, en el caso de un huracán, estas son las áreas que más se afectan. Pero siguen siendo opción dentro de lo posible, como lo fue en el caso de los temblores en el sur”, apuntó.

“El personal de salud del refugio debe monitorear a los residentes diariamente para detectar síntomas de COVID-19 y otras enfermedades, incluidos problemas de salud mental, y proporcionar una actualización diaria del estado al departamento de salud local y otras agencias relevantes. El monitoreo de la temperatura corporal debe realizarse para todas las personas que ingresan al refugio y en las áreas de distribución de alimentos”, añade la guía.

Se requiere, además, la utilización de mascarillas, tanto del personal como de los refugiados, en todo momento, así como la utilización de desinfectantes de manos, con un mínimo de 70 por ciento de alcohol. Se explica que no se debe colocar mascarillas a menores de dos años, cualquier persona que tenga problemas para respirar, esté inconsciente, incapacitado o no pueda quitar la cubierta sin ayuda.

“Las personas alojadas en refugios comparten espacios habitables e instalaciones sanitarias y pueden estar expuestas a condiciones de hacinamiento. Los administradores de emergencias, los coordinadores / administradores de refugios y los profesionales de la salud pública deben comprender el riesgo de introducción y posterior transmisión de COVID-19 y otras enfermedades infecciosas en estos entornos. Estas recomendaciones se desarrollaron para ayudar al personal del refugio a tomar las medidas apropiadas para reducir la posibilidad de transmisión entre el personal del refugio, voluntarios, residentes y visitantes”, lee la guía.

Sobre los servicios de comida durante el periodo en el refugio, la guía establece que deben ser preenvasadas o individuales, distribuidas por los trabajadores del servicio de alimentos cuando sea posible.

“Los trabajadores del servicio de alimentos deben usar guantes y cubiertas faciales de tela durante la preparación y el servicio de comidas. Se prefiere el servicio de estilo cafetería, bufé o estilo familiar, manteniendo un mínimo de seis pies de distancia entre individuos. No se deben compartir platos, vasos, vasos, utensilios para comer, toallas o ropa de cama con otras personas. Se debe utilizar cubiertos, vasos y platos desechables, si están disponibles”, explica.

Rodríguez destacó que actualmente cuenta con 324 refugios que han sido aprobados por todas las agencias pertinentes, y que hay refugios en los 78 municipios. Añadió que esto se traduce en espacio para 42,093 refugiados, garantizando espacio suficiente para el distanciamiento social, es decir, que cada refugio tendría solo el 50 por ciento de la capacidad que acostumbra. En comparación con el desastre causado por el huracán María, referencia más cercana en cuanto a huracanes, dijo, hubo 15,000 refugiados, por lo que aseguró estar listos para recibir a más personas.

Periodista con más de 20 años de experiencia en temas de espectáculos, arte y cultura, tanto para el mundo de los impresos y como para el digital. Egresada de la Universidad de Puerto Rico, fanática de las novelas y de los cuentos de su hija.