'Materialmente no perdí nada. Perdí a mi esposa'
A un año del paso del huracán María, Ángel Luis Toro Padilla admite estar deprimido.
A cinco días del ciclón, su esposa falleció por no poder utilizar su respirador por la falta de servicio electrico. Ambos vivían en el barrio Corozo de Cabo Rojo. Allí murieron tres personas justo despues del huracán.
Blanca Iris Padilla Alicea, 59 años, había sido operada de corazón abierto en 2017 y debido a complicaciones se encontraba con máquina de oxígeno y otra máquina para succionarla por una traqueotomía.
'Necesitaba respirador. No tenía ventilador porque yo no tenía planta, no tenía luz y estuvo del 20 al 25 sin el tratamiento y ese día se me asfixió', explicó a este diario su viudo.
Las condiciones precarias sin el servicio de energía electrica luego del huracán María hicieron imposible que la mujer recibiera los cuidados medicos que requería su condición. Su esposo narró que además de no poder conectarse al respirador, durante esos cinco días no pudo limpiar el sistema de la traqueotomía, lo que provocó que fuera acumulando suciedad en el tubo que le permitía respirar.
De acuerdo con el ciudadano, el día que su cónyuge falleció todo ocurrió muy rápido. Luego de pasar un día normal, Blanca Iris se quejó de que no podía respirar. A don Ángel no le dio tiempo de llegar a la casa de su hermana, que tenía generador electrico y poder conectarla a la máquina para respirar. Su esposa murió justo en la entrada del hogar antes de que se le pudieran dar los primeros auxilios.
'Yo estaba tranquilo porque ella me decía 'yo me siento bien' pero ese día que estuvimos todo el día juntos… cuando fue al baño me dijo 'no puedo respirar'. La monte en mi guagua para llegar a casa de mi hermana. Si la estabilizaba podía llegar al hospital. No me dio esa suerte. Falleció en la marquesina de mi hermana', relató evidentemente compungido.
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Un vecino que trabaja en emergencias medicas intentó asistirla ofreciendo los primeros auxilios. Sin comunicación telefónica ni celular, llegó la patrulla y ambulancia al barrio Corozo donde habían ubicado una especie de cuartel que permitió que los vecinos pudieran pedir ayuda. Pero todo pasó muy rápido. Tampoco pudieron revivirla al llegar la ambulancia.
El certificado de defunción de Blanca Iris Padilla Alicea no la identifica como una víctima relacionada al huracán, pero para su viudo lo es. La mujer que respiraba por una traqueotomía luego de su operación estaba estable.
'Para mí sí, para mí fue el huracán porque ella estaba bien. Fue el huracán porque ella estuvo nueve, diez meses bien. Fue del 20 al 25 (de septiembre) que ella fue pa' tras', insistió el viudo.
Don Ángel tuvo que asumir los costos del funeral. Aún con sus escasos recursos mostró los recibos del dinero que tuvo que buscar en medio de la emergencia para los trámites funerarios de su esposa. Aunque hizo todas las gestiones con la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), a casi un año nunca recibió ayuda de la agencia.
'A un año de esto no me han contestado. La muchacha me dijo, te van a contestar de 30 a 60 días. A este nivel, en par de semanas se cumple un año, y no he tenido contestación de FEMA', aseguró.
Dijo que, a un año de María, aún se siente deprimido. Nunca pensó que perdería a su esposa por la emergencia. 'Materialmente no perdí nada. Yo perdí a mi esposa', lamentó el hombre mientras relataba que aun recuerda el día que sepultó a su esposa y la inmensa tristeza que le inundó.
'Fue del 20 al 25 (de septiembre) que ella fue pa' tras'.
'Yo estuve para entrar a mi casa parqueado frente al portón más de una hora para entrar a mi casa', recordó don Ángel sobre aquel 5 de octubre, cuando sepultó a la que fue su esposa.
Pero la muerte de Blanca Iris no fue la única en el barrio Corozo de Cabo Rojo. Dos vecinos adicionales perdieron su vida luego del huracán. El propietario del conocido negocio El Caracol, ubicado en el área cercana al Faro de Cabo Rojo, falleció intentando cortar un árbol que había caído en su residencia. La ambulancia no llegó a tiempo para trasladarlo a recibir asistencia medica.
'Tratando de cortar un palo se cayó. No había comunicaciones y la ambulancia no llegó a tiempo. Había que transferirlo a un especialista. El caballero murió', relató Andrea Varcárcel Maya, quien además perdió a la tía de su prima hermana. Todos residen en el mismo barrio.
Narró que, aunque la mujer de cerca de 80 años estaba estable previo al ciclón, era paciente de cáncer y estaba encamada. La falta de acceso a servicios medicos para su tratamiento provocó su muerte en octubre.
'Ella tenía una masa en un ojo. La iban a operar. Pero como no había ambulancia y estaba encamada no pudo recibir su tratamiento. Había que estabilizar el azúcar, cogió una bacteria porque no se podía limpiar el área como era. Ella estaba bien, decayó luego del huracán. Fue fuerte', aseguró la joven tras el fallecimiento de Alicia Padilla, a quien quería como a su abuela.
Los vecinos del barrio Corozo estuvieron incomunicados varios días por inundaciones y árboles caídos en las calles. De acuerdo a Andrea, por la falta de comunicación no hubo ambulancias. Tampoco hubo facilidades ni ayuda. Aún con rostro entristecido, recordó las dificultades que confrontaron tras el ciclón.
'Fue fuerte, duele un montón en medio de la emergencia', acotó.
La joven, quien es bombero forestal, dijo que FEMA nunca los ayudó. Fueron los vecinos, los bomberos forestales y empleados de la Unidad de Rescate Municipal quienes limpiaron los caminos.
Agregó que muchas personas del barrio y otras áreas de Cabo Rojo optaron por irse de Puerto Rico. A un año del ciclón, es que FEMA está reparando las residencias.
'¿Sabes cuándo FEMA vino a ayudarnos? La pasada semana. Ahora están reparando', notó la joven.