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Economía

Economía familiar sostenible para garantizar alimentación en Nicaragua

Managua - La entrega de vacas, aves de corral, semillas y frutales es parte de un programa que el Gobierno de Nicaragua dirige, sobre todo a la mujer rural, para reducir la desnutrición y combatir los altos niveles de pobreza.

El modelo, basado en el fomento de una economía familiar sostenible que garantice la seguridad alimentaria, tiene uno de sus pilares en la entrega de un 'bono productivo alimentario' por valor de 2,000 dólares, dentro del programa Hambre Cero, proyecto insignia del Gobierno del presidente Daniel Ortega.

Ese bono incluye la entrega de una vaca y una cerda, ambas preñadas, seis aves de corral (cinco gallinas y un gallo), semillas, plantas de frutales y árboles forestales, así como una línea de crédito y un biodigestor para convertir desechos orgánicos en energía, entre otros productos.

Otros elementos del programa, dirigido principalmente a las mujeres que viven en aldeas rurales, donde campea la extrema pobreza, son la alimentación de los niños que acuden a la escuela y el pago de dinero por trabajos que redundan en el bien comunitario.

'Este es un modelo que nace en la casa, en la familia y se expande en las comunidades', explicó Guillermo González, exasesor para asuntos sociales de la Presidencia y que este mes mostró la aplicación del programa en zonas pobres del país a la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Ertharin Cousin.

La aspiración es que cada familia campesina sea capaz de producir para abastecer su propia mesa de leche, carne, huevos, frutas, verduras y cereales, y a mediano plazo establecer mercados locales y exportar esos productos, según el proyecto.

En los municipios de Matiguás y Río Blanco, en la provincia norteña de Matagalpa, castigados en la década de 1980 por la guerra civil que vivió Nicaragua, la Unión Europea (UE) financió un programa que aspira a transformar la vida de esos lugares.

Allí la UE implantó un programa de 'dinero por trabajo' del que se beneficiaron 541 mujeres, para apoyar a las campesinas a ser capaces de producir sus alimentos en huertos y generar ingresos.

Paralelamente a ese programa, el Gobierno, asociado con otros organismos, facilita la entrega de plantones de árboles frutales y forestales, semillas y asistencia técnica a los campesinos.

Además, otorga una ración caliente a sus hijos que estudian en preescolar y primaria, como parte de la campaña mundial del PMA de alimentación escolar, del que se benefician 150.000 escolares nicaragüenses durante 150 días.

González, actual secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Prevención de Desastres (Sinapred), subrayó que el modelo de seguridad alimentaria de Nicaragua tiene una 'visión integral' y está basado en el 'ámbito familiar'.

Según el funcionario, el modelo no gira únicamente en torno a la producción de alimentos y sus diferentes componentes, sino que está articulado en torno a programas de educación, salud, infraestructura, acceso a la electricidad y comercialización.

Ese modelo, que otorga prioridad a las mujeres y a la gente del campo, es el que Nicaragua presentará a sus vecinos regionales luego de que asuma a partir del próximo 29 de junio la Presidencia pro tempore del Sistema de la Integración Centroamericana (Sica).

En Nicaragua, la directora ejecutiva del PMA reconoció que en el país la inversión para paliar el hambre 'tiene resultados positivos' en materia de seguridad alimentaria.

No obstante, Cousin sugirió crear más oportunidades económicas en áreas rurales para que las familias puedan producir sus alimentos y, a ser posible, vender el excedente.

Para el jefe de operaciones de la UE en Centroamérica, Marc Litvine, la política de seguridad alimentaria en Nicaragua ha tenido 'resultados importantes', pero hizo votos para que ese cambio sea permanente y en breve el país ya no requiera el apoyo de donantes.

La misma Cousin anunció la semana pasada en Managua que el PMA disminuirá su cooperación a Nicaragua en la medida que el país se aproxime a la renta media, y con el tiempo, enfocarán su cooperación 'a un rol de asistencia técnica' y luego en un trabajo de asesoría.

En Nicaragua, el 19 por ciento de la población, equivalente a casi 1,08 millones de habitantes, padece desnutrición, uno de los niveles más altos de América Latina, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su sigla en inglés).

Ese organismo ha destacado, sin embargo, que la desnutrición se ha reducido en Nicaragua en los últimos años, al pasar de un 52 por ciento en 1989, a un 19 por ciento en 2010.

La pobreza en Nicaragua afecta al 42,5% de la población, mientras que un 14,6% vive en condiciones de extrema pobreza, según datos oficiales.

La aspiración es que cada familia campesina sea capaz de producir para abastecer su propia mesa de leche, carne, huevos, frutas, verduras y cereales, y a mediano plazo establecer mercados locales y ex
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