Un simple mandado llevó a Rebecca Atienza, nacida y criada en el barrio Coabey en Jayuya, a transitar por la Avenida de Diego en Santurce, para entregar una carta que le había encomendado su padre. Ese día en vez de regresar con las manos vacías trajo el futuro de Hacienda San Pedro anotado en un papel.

Alcruce de una calle, violo que desde hace años había estado planificando en conversaciones con su padre: un local que leía 'Se vende' se convertiría en el primer café restaurante de Hacienda San Pedro en el área metropolitana, una de las expansiones más importantes de la empresa que ahora cuenta con tres locales en la capital de PuertoRico.

'Tenía miedo de que abriéramos ese día y nadiellegara. En la noche antes, no podía dormir', rió Rebecca al recordar el susto primerizo.

'Yo le decía que iba a ser todo un éxito, pero la verdad es que yo mismo no sabía', unió su padre, quien la apoyó económicamente para traer el café de la montaña a la taza en plena urbe.

Desde hace años, Rebecca había estado amontonado ideas, recolectando imágenes de diseños y hasta pidió cotizaciones de tazas y utensilios que utilizaría en el nuevo local. Todo estaba celosamente guardado en un cajón que tenía en su cuarto. No fue hasta que su esposo en ese entonces quedó desempleado cuando finalmente tuvo el impulso de comprar el local y emprender lo que durante un tiempo había estado soñando.

Café Hacienda San Pedro en Jayuya(Josian Bruno / NotiCel)

Un año antes, había tenido la experiencia de abrir un café restaurante en la Hacienda San Pedro en Jayuya, a petición de los clientes. Los locales y turistas viajaban a veces dos y tres horas para visitar el sitio histórico, aprender de la producción de café y comprar un paquete de regalo. Pero surgió otra demanda: 'No tienen un espacio donde podamos probar el café?', preguntaban los visitantes. Fue así que la torrefactoradejó de ser únicamente un lugar de trabajo para convertirse también en un espacio de recreación, con restaurante y museo.

Ocho años después, la mayor de los hermanos Atienza se convirtió en la dueña de tres tiendas de café en San Juan en los barrios de Santurce, Hato Rey y Miramar, promoviendo además un resurgir de sitios de café en la sobrepoblada área metropolitana.

Rebecca Atienza (Josian Bruno / NotiCel)

La expansión se ha dado a paso lento, de forma cuidadosa. Las invitaciones sobran: la familia recibe todos los días correos electrónicos de personas que interesan establecer franquicias o comprar cantidades grandes de su producto para vender en alguna tienda o restaurante, pero piensan bien cada decisión. 'No es lo mismo que tú le vendas tu historia a alguien', dijo Rebecca. 'Inclusive, no hemos querido vender el café de Hacienda San Pedro en cada esquina porque pensamos que es un producto de selección', agregó su padre.

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