El pulpo psíquico japones que predecía el futuro de la selección nacional de fútbol de ese país murió el mismo día que su equipo perdió un partido que para todos los efectos tenían ganado.

Antes de que Japón desperdiciara su delantera de 2-0 frente a la selección belga, el cefalópodo había sido vendido como comida en el mercado.

Según publicó Huffington Post, fueron muchos los fanáticos que culparon la derrota de los japoneses a la perdida del pulpo.

Este fue el mismo animal que previo al juego de Colombia contra Japón, predijo la derrota de los latinos en manos de los nipones.

Para predecir el futuro de los juegos, el pulpo, de nombre Rabio (O Rabiot en algunos medios) era puesto en el centro de una pequeña piscina redonda con tres canastas a los lados, dos con las banderas de Japón y su contrincante, y una vacía, simbolizando un empate. A la primera canasta a la que nadara Rabiot sería el ganador del partido.

En el último Mundial, otro pulpo, este de origen aleman y de nombre Paul, tambien era considerado psíquico y predijo de seis de los juegos.