A punto de germinar plan de reforestación tras María
El Programa de Inventario y Análisis Forestal del Departamento de Agricultura federal analiza los datos de Islas Vírgenes y Puerto Rico cada cinco años, atendiendo 400 puntos en la Isla, Vieques y Culebra, para medir cuánto bosque los compone. Sin embargo, el inventario que coincidió con el paso del huracán María por Puerto Rico, dificultó esta tarea ante la falta de acceso y el personal limitado a cuatro personas.
'Es la primera vez que tenemos datos para comparar, porque cuando sucedió Hugo y Georges no se hacía inventario de toda la Isla', reconoció la especialista de recursos naturales del Instituto Internacional de Dasonomía Tropical del Servicio Forestal federal, Magaly Figueroa, quien espera revelar a finales de este mes un plan abarcador de reforestación y rehabilitación de bosques que aminore los impactos ocasionados por el huracán María.
'Ese borrador estará en revisión hasta tener un documento final para presentar al gobierno de Puerto Rico', detalló Figueroa. Luego que el gobierno valide los hallazgos, se dará comienzo a la próxima etapa de obtención de fondos, ya sea a nivel estatal, federal o mediante inversión privada o comunitaria.
'El plan de reforestación incluye rehabilitación de áreas naturales protegidas, bosques estatales, bosques privados, urbanos y viveros. Es necesario establecer bancos de semillas y garantizar la conservación de germoplasma de especies importantes', abundó la experta.
Durante un conversatorio celebrado en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) sobre los efectos del huracán en los bosques de Puerto Rico, Figueroa explicó que 'En los años 80 y 90, el inventario se hacía solo en la mitad de la Isla, porque en aquel momento el objetivo era ver el potencial de Puerto Rico para producir madera. Las áreas que no se consideraban productivas como el bosque seco o que tuvieran pendientes escarpadas y laderas demasiado inclinadas no se incluían. En esos años, promediaba un poco más de 30% de área boscosa. Luego de 2001 se incluye Puerto Rico completo, con un enfoque diferente por las nuevas leyes que hay y el cambio climático'.
Según los estudios de campo que han hecho los científicos del Instituto sobre los efectos del huracán en los bosques de Puerto Rico, el 60.3 % de los árboles tienen señales de efectos en la estructura con un 20% o más de ramas partidas y perdida de follaje.
'Los días siguientes al huracán pensábamos que la mortalidad iba a ser más alta, pero a esta fecha estimamos la mortalidad de un 8.4% de la totalidad de árboles', indicó el biólogo del Instituto, Humfredo 'Fito' Marcano Vega.
El 34% de los árboles decapitados han sido los árboles cuyo tronco tienen un diámetro mayor a las cinco pulgadas y la media de perdida en altura total es de un 42%. 'Los bosques que comprenden el área del karso norteño, por mencionar municipios Quebradillas, Camuy, Hatillo, entre otros, sobre todo en mogotes es donde hemos visto más daños. En parte se debe a que el suelo no suele ser tan profundo como en otras áreas y ahí el anclaje de las raíces es más debil. Además, los árboles en mogotes tienden a estar más expuestos', detalló Marcano.
El promedio de mortalidad en Puerto Rico ronda el 8% aunque hay áreas que pueden llegar hasta un 30 por ciento. Se observó además que no todos los árboles derribados fue a consecuencia del temporal. 'Son áreas que están en pleno proceso de edificación y esos árboles luego de 20 a 30 años se renuevan', aseguró el científico.
De otro lado, la portavoz de la organización sin fines de lucro Cafiesencia, Lissette Fas Quiñones, abogó por que sean las comunidades quienes presenten propuestas de manejo aprovechando el momento histórico que ha avivado el interes internacional por ayudar a Puerto Rico.
'El gobierno no tiene fondos, se necesita capital social para que las comunidades puedan echar adelante el bosque. Debe buscarse una combinación de fondos privados y las comunidades, manteniendo el gobierno y la política al margen', dijo Fas Quiñones a la vez que propuso como alternativa el desarrollo de rutas de senderismo para allegar fondos. 'La cultura del senderismo no se conoce tanto en Puerto Rico, puede dejar mucho dinero si se sabe mercadear. Nos hacen falta dos cosas: atender el miedo de los dueños de fincas a ser demandados y quien va a mercadear ese producto. Necesitamos darle opciones a esos caficultores que estarán tres años sin poder cultivar y recuperar la industria del cafe', expuso. La perdida de sombra hace que los arboles de cafe sean más susceptibles a enfermedades como la broca.
Ambos portavoces del Instituto coincidieron que hace falta educar a grupos de interes y colaboradores sobre cómo reforestar efectivamente, siendo de vital importancia educar a los trabajadores de las distintas agencias y municipios que trabajan con árboles, pues una poda mal hecha puede descontrolar el crecimiento de un árbol y que eventualmente interferir con la infraestructura electrica. 'Antes de plantar un árbol hay que hacer un estudio sobre cuán adecuado es el lugar donde se va a ubicar. De no hacerlo, puede resultar en que a la larga haya que sacrificar ese árbol', insistió Marcano.
La vegetación boscosa fue uno de los factores que benefició a la Isla evitando que hubiera más derrumbes como resultado de las lluvias del huracán, protegiendo carreteras y suelos de la erosión. Por otro lado, uno de los riesgos que persiste es la gran cantidad de árboles muertos a orillas de las carreteras.
El Servicio Forestal federal ha identificado como necesidades post huracán en los principales bosques designados: reestablecer el acceso a proyectos de investigación, reemplazo de equipo perdido, remoción de escombros, reparación de estructuras y proveer energía de emergencia como prevención en caso de otro disturbio meteorológico.
Estos hallazgos preliminares fueron discutidos en un conversatorio celebrado en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), convocado por el Centro Hemisferico para la Cooperación en Ciencias e Ingeniería Aplicada (CoHEmis), el Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico (PSGUPR), el Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral (CIEL) y el Centro para la Resiliencia Costera.