Isabela, un pueblo fantasma con obra descuidada, pero que ha mejorado
Visitamos Isabela para ver la carta de presentación del candidato a la gobernación, Carlos Delgado Altieri.
ISABELA – La plaza pública Manuel Corchado Juarbe, en el pueblo de Isabela, es un espacio imponente, abierto y limpio. Fue renovada al estilo moderno por el arquitecto Andrés Mignucci. Tiene espacios de estacionamiento para acceso fácil y piezas de arte público. Lo que no tiene es vida.
Como tantos otros cascos urbanos, incluso metropolitanos, el del pueblo de Isabela comenzó a morir cuando abrió el centro comercial, en este caso, Plaza Isabela. Allá se movió la actividad comercial, el bullicio, el ir y venir diario en este pueblo costero de 40,000 habitantes. Eso sí, contamos al menos tres iglesias ubicadas alrededor de la plaza.
Visitamos Isabela un domingo, para ver de primera mano la obra de gobierno del único de los candidatos a la gobernación que es actualmente un administrador público y que, de hecho, propone su experiencia administrando el pueblo por 19 años como carta de presentación al electorado, el alcalde Carlos Delgado Altieri.
En una esquina frente a la plaza estaba Don Víctor, como todos los días, en su silla motorizada. Ya había pasado el periodo mañanero de leer el periódico y ahora estaba simplemente en su rutina de pasar el día en esa esquina. Le preguntamos si la jornada laboral de la semana traía más actividad al pueblo. “No, el casco se murió con el shopping”, comentó. Ya no hay rutas de transporte público que cubren el centro urbano, dijo. Lo que se mantiene activo es el supermercado Econo y la farmacia Isabela Drug, un local muy atado a la historia de Delgado Altieri ya que es la farmacia que corrió con su difunta esposa, Rosa Irizarry Silvestrini, y que ahora mantiene una de sus hijas.
“Charlie es de Lares, la esposa es la que era de Isabela”, apuntó Don Víctor. Frente a la esquina en la que hablamos, había un afiche político de Miguel “Ricky” Méndez Pérez, quien resultó ganador en la primaria del Partido Popular Democrático (PPD) por encima de Carlos Ismael Delgado Irizarry, el hijo de Delgado Altieri. “El hijo del alcalde no apareció hasta las elecciones”, dijo a la pregunta de por qué Delgado Irizarry perdió.
A dos cuadras de la plaza, frente al Econo, está una obra reciente. Los letreros y vitrales del terminal de transportación pública todavía tienen colores brillantes. Pero, al mirar en el interior, parece que nunca ha sido ocupado. Sus portones están cerrados y, más que eso, una verja de cyclone fence rodea el espacio para evitar el acceso.
Desierto también se mantenía el distrito recreativo conformado por un coliseo, canchas, parque infantil y pista de skateboarding. El ancla es el archiconocido Coliseo Municipal José “Buga” Abreu Méndez, hogar de los Gallitos y Pollitas (Baloncesto Superior Nacional). Tras el huracán María, Delgado Altieri dijo que sería demolido por haber sido “pérdida total”. Pero sigue ahí, cerrado.
Al cruzar la avenida, el parque infantil se notaba sin mantenimiento y un puñado de niños usaba la pista de skateboard que se mostraba con grafiti y con mobiliario en el suelo.
En contraste, la carretera que bordea el balneario municipal y la playa Montones, así como los paradores y hoteles del área, como Villas del Mar Hau y Royal Isabela, hervían de gente ese domingo en la tarde a pesar de la pandemia. Los restaurantes, como El Cliff, tenían filas de clientes esperando por entrar o para recoger órdenes, en cumplimiento de los protocolos por el coronavirus. Una playa de surfing de clase mundial es el principal atractivo del área. Pero, igual que en el terminal del pueblo, en el balneario los kioscos de nueva construcción se mantenían cerrados y las duchas sin agua, como si no se hubieran ocupado desde su construcción.
Isabela es uno de 10 municipios que están bajo el mando directo de la Junta de Control Fiscal (JCF), ente que certifica su presupuesto y emitió un Plan Fiscal para el pueblo. Actualmente, el gobierno municipal está a un 75% de cumplimiento, según indicó la JCF.
El ingreso per cápita ha mejorado, de $3,074 en el 2000 a $9,228 en 2018, pero el nivel de pobreza en 2018 era de 55%, lo cual es mayor al 44.5% que se registró en toda la isla para ese mismo año. El desempleo ha bajado de 20% en 2011 a 9% en 2019.
El “Jardín del Noroeste” tiene nota de “A” en el Índice de Salud Fiscal Municipal de la organización ABRE PR, y mantiene un sobrante de $35 millones en sus cuentas, pero el Plan Fiscal advierte que “si las cosas se quedan como están, Isabela comenzará a experimentar déficits cada vez más grandes a partir del año fiscal 2023” e indica que “Isabela tiene que actuar ahora para cambiar su ruta fiscal y alcanzar la estabilidad financiera”. El 21% de los ingresos del pueblo vienen de transferencias del gobierno central que han quedado reducidas al mínimo como parte del Plan Fiscal del Gobierno de Puerto Rico.
Resalta que, de los 10 municipios incluidos en el programa piloto de la Junta, Isabela es el que más dinero gasta proporcionalmente en empleados públicos, con 61% del presupuesto en nómina, cuando el promedio para Puerto Rico es 47%. Los departamentos de Finanzas, Obras Públicas y la Policía Municipal son las divisiones que más pesan en la nómina. El alcalde gana $84,000 y la controvertible Range Rover negra, adquirida con fondos públicos como vehículo oficial, estaba visible en el garaje de la alcaldía el día de nuestra visita.
Las principales empresas establecidas en Isabela son Monsanto, la mundialmente notoria manufacturera de productos agrícolas genéticamente alterados, InfoTech, que da servicios de ingeniería aeroespacial y Axon Communications. El nivel de cobro del impuesto sobre la propiedad está en 74%, por debajo del promedio para la isla.
Para ver el Plan Fiscal del municipio de Isabela, pulse aquí.