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La justificación legal para seguir las peleas de gallos a pesar de prohibición federal

¿Por qué las peleas de gallo se deben

poder permitir en Puerto Rico a pesar del llamado 'Farm Bill'?

Por: Chito Coto

Comienzo diciendo que no tengo absolutamente algún interés económico, pecuniario, ni de otro concepto en el deporte de los gallos de pelea, cuya historia data de principios del siglo 19 en nuestro país. Sin embargo, desde que el Congreso de los Estados Unidos pasó la legislación conocida comúnmente como el 'Farm Bill'1, que prohibió las peleas de gallos en general a todos los Estados y territorios, he aprendido mucho más del gallo, de las peleas de gallos, y especialmente del gallo puertorriqueño, de lo que sabía apenas meses atrás. En mi vida, si he estado una docena de veces en una gallera, posiblemente exagero. Si he hecho una a dos jugadas estando en una gallera, también estaría exagerando. Sin embargo, debo decir que lo que vi en las galleras que he visitado ciertamente fija bien al apodo de las peleas de gallos, como un Deporte de Caballeros.

Por tanto, escribo esto desde un punto de vista totalmente neutral y objetivo luego de las recientes lecciones habidas.

No sabía, hasta hace poco, que la naturaleza del gallo es pelear. Ese es su instinto natural. Al gallo no hay que enseñarlo a pelear, como a otros animales cuyas peleas son ilegales, y que personalmente deploro como, por ejemplo, la pelea de perros, y el mismo Ultimate Fighting, que pone a dos animales-seres humanos a pelear hasta causar grave daños corporales de forma violenta y viciosa, y a veces hasta causar la muerte.

El gallo nace con el gen de pelear. Por eso, los que crían gallos y gallinas, al momento que los pollos salen del cascarón, separan los machos de las hembras, y separan a los machos pues desde pequeños los machos pueden pelear entre sí y matarse por su naturaleza. Por tanto, el gallo pelea, perdonen la redundancia, por naturaleza, y no por obligación o como acondicionamiento para pelear, como los perros y los boxeadores de Ultimate Fighting.

Para tratar de poder explicar mejor esta situación del instinto del gallo en pelear, si usted pone un espejo frente a un gallo, el gallo va a pelear con la imagen que refleja su propio cuerpo. Así de fácil es explicar que el gallo pelea por su propia naturaleza.

La industria de los gallos en Puerto Rico alimenta a muchas familias con empleos directos e indirectos. Además, ayuda a muchas industrias que se benefician del deporte de los gallos ya sea a nivel de la crianza de los gallos, su entrenamiento, las galleras y las peleas como tal. Existen entrenadores, existen personas que se dedican a pelar los gallos en preparación a la pelea, existen personas que hacen y ponen espuelas para pelear (a pesar de que el gallo tiene espuelas naturales), existen los jueces que tienen a cargo las peleas, los jueces de vallas, y otros empleados gubernamentales, existen los criadores, y los que exportan el gallo puertorriqueño hacia otros países. No sabía que el gallo puertorriqueño es no tan solo el más conocido sino el mejor cotizado como el mejor gallo del mundo.

En el negocio como tal de la gallera, el dueño de la gallera cobra la entrada y existen concesiones que venden alimentos, bebidas y otros artículos para consumo de los visitantes de la tanda gallística. Por ejemplo, en un día de gallos no es inusual que una gallera venda, sin tener ello ninguna connotación favorable al alcohol, doscientas cajas de cervezas y cientos de pastelillos, empanadillas, alcapurrias, bacalaítos y un sin fin de otros alimentos. Todos los cuales los dueños de las galleras compran en el mercado de Puerto Rico, generando a su vez ingresos para las empresas que venden estos productos. Nadie duda de que la industria/negocio de gallos deja dinero para la economía de Puerto Rico.

Las galleras también emplean a personas para las concesiones o establecen concesiones para que se corran generando actividad económica adicional que es tan necesaria en nuestro país y resulta necesaria no perderla.

En la parte de la crianza, los que producen comida y equipos que se usan en la crianza de los gallos, obviamente se verían igualmente perjudicados al prohibir las peleas de gallos pues pudieran perder el ingreso que genera los productos y servicios que venden a los galleros que crían gallos en Puerto Rico. Del punto de vista gubernamental y fiscal de Puerto Rico, al estar fiscalizada y reglamentada las peleas de gallos por el Departamento de Recreación y Deportes, incluyendo toda la gesta deportiva, los ingresos de las galleras redundan en beneficio para las arcas fiscales de nuestro país. Además del beneficio que deja a todas las personas que de alguna forma directa o indirectamente viven de la pelea de gallos.

Quiero hacer una historia antes de llegar al punto que quiero hacer. Después del huracán María, que sabemos los estragos que ocasionó a nuestra bella isla, muchas galleras sufrieron pérdidas irreparables al punto de tener que cerrar operaciones. Luego de cerrar, algunas galleras fueron adquiridas por otras personas que estaban dispuestas a invertir en las galleras para reconstruirlas y volver a ponerlas en funcionamiento, lo que lograron hacer, y ahora son parte del grupo de personas que se benefician de las peleas de gallos, luego de haber invertido dinero en adquirir las propiedades, reacondicionarlas, y poder continuar con las mismas. Esas personas que se encuentran en esa condición ciertamente pudieran verse privadas de su propiedad, sin un debido proceso de ley por el 'Farm Bill' ya que, al momento de hacer la inversión, las peleas de gallos, a nivel federal, no estaban prohibidas y, de hecho, nunca han estado prohibidas en Puerto Rico, la 'cuna del gallo'.

No obstante, el Hon. Juez Gustavo A. Gelpi rechazó esta proposición en la decisión que emitió en el caso presentado por los intereses que atacaron la constitucionalidad del llamado 'Farm Bill'2. Viendo el proyecto de ley de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, noto como la legislatura de Puerto Rico está intentando pasar una ley que permita/descriminalice las peleas de gallos aquí. Me parece, confesando no habiendo hecho un estudio exhaustivo del tema legal, que a pesar del 'Farm Bill', el argumento constitucional pertinente a esta propuesta legislación es que las peleas de gallos, y los ciudadanos de Puerto Rico que se benefician, y viven de ella, tienen el derecho a la igual protección de las leyes bajo la Sección 1 de la Enmienda 14 de la Constitución de los Estados Unidos, un argumento que no se planteó en el caso federal atendido y resuelto por el Hon. Juez Gelpi.

Notemos que la Constitución de los Estados Unidos va por encima de todas las leyes federales. El 'Farm Bill' es tan sola otra ley federal que aplica a Puerto Rico pues así lo dictaminó el Congreso de los Estados Unidos de América. Sin embargo, hay un principio constitucional que los estados pueden conceder más derechos, pero no menos, que los que se conceden bajo la Constitución de los Estados Unidos.

Sin el 'Farm Bill', y asumiendo que la Constitución de los Estados Unidos prohibiera las peleas de gallos, no hay duda de que cualquier estado o territorio bajo el poder de los Estados Unidos de América no pudiera tener peleas de gallo. Sin embargo, notemos que no hay tal prohibición en la Constitución de los Estados Unidos de América. La prohibición llega a través de la Ley Federal que, como ya expliqué, va por debajo en jerarquía de la Constitución de los Estados Unidos de América. Como la Constitución de los Estados Unidos de América no prohíbe las peleas de gallos, es evidente que bajo el argumento constitucional de que los estados pueden brindarles a sus ciudadanos más derechos-y no menos- que los que tienen los ciudadanos bajo la Constitución de los Estados Unidos de América, sería casi axiomático concluir que la legislación estatal (o de un territorio) permitiendo las peleas de gallos es válida bajo la Constitución de los Estados Unidos de América. ¿Cambia ese análisis de igual protección de las leyes bajo la Enmienda 14 si la prohibición surge de una ley federal? A mi parecer, y con la limitación previamente señalada, no.

Esta analogía que voy a utilizar para intentar explicar o justificar mi contestación anterior puede resultar un tanto antipática para algunos. Sin embargo, es la realidad que vivimos hoy en día. La Constitución de los Estados Unidos de América no prohíbe el uso de la marihuana ni sus derivados como su principal componente psicoactivo Tetrahidrocannabinol (THC), CDN y CBD. Sin embargo, es un delito federal el tráfico de drogas y la marihuana se considera una droga ilegal bajo la Ley Federal. No obstante, y al presente, muchísimos estados han legalizado la marihuana medicinal (incluyendo Puerto Rico), y en muchos estados, se ha legalizado (o al menos descriminalizado) su uso recreacional. Los estados que la han legalizado para todos propósitos, o descriminalizado, tienen la situación muy parecida a si hubiese una ley en Puerto Rico que permitiera las peleas de gallos para los galleros de Puerto Rico. En ese sentido, si bien la actividad puede estar prohibida a nivel federal, existe en la marihuana un claro ejemplo que la actividad es legal en varios estados de la nación americana a pesar de que la marihuana, en general, es ilegal.

El planteamiento del poder los estados y los territorios dar más derechos, pero no menos, es a mi parecer la razón de ser por la cual la mayoría de los estados han legalizado la marihuana, o la han descriminalizado permitiendo hasta su uso recreacional.

Además, existe la realidad, que nos ha tocado vivir a través de la historia, de que la prohibición no necesariamente conlleva la eliminación del deporte de los gallos. Los galleros muy probablemente van a continuar con sus peleas de gallos de forma clandestina privando al erario de los ingresos que pueda representar el negocio legal, y reglamentado como está al presente. Tal y como la prohibición de los años veinte no impidió que la gente siguiera consumiendo bebidas alcohólicas en los 'speakeasies' y clubes privados de forma clandestina, la prohibición de las peleas de gallos no va a impedir que continúen las peleas de gallos.

¿Queremos fomentar que continúen las peleas de gallos legal o clandestinamente? ¿Queremos privar de los ingresos que genera la industria de gallos a las decenas de miles de puertorriqueños dentro de una economía que, desafortunadamente, está comprimida?

¿Hemos analizado el impacto que tendrá en las familias que viven de los gallos el que no puedan seguir practicando legalmente el deporte de caballeros, continuando clandestinamente con las consecuencias que ello puede conllevar? Estas interrogantes son a mi parecer importantes y justifican que se presente la controversia de la legislación local permitiendo las peleas de gallos para determinar si el 'Farm Bill' viola la igual protección de las leyes de los ciudadanos de Puerto Rico bajo la Sección 1 de la Enmienda 14 de la Constitución de los Estados Unidos.

*El autor es abogado.

1 Agriculture Improvement Act de 2018, que enmienda el Animal Welfare Act de 1996.

2 Club Gallistico de P.R., Inc. et al. v. Unites States, Civil Num. 19-1739 (GAG), 2019 U.S. Dist. LEXIS 187527.

(Nahira Montcourt / NotiCel)

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