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La “guerra incivil”, la lucha contra la “supremacía blanca” y el extremismo aprietan la agenda de Biden

En su discurso inaugural, nuevo Presidente de Estados Unidos marca historia al enumerar los retos y reconocer la fragilidad de su democracia.

El presidente Joseph Biden saluda al expresidente Barack Obama, con quien sirvió como vicepresidente, durante la ceremonia de juramentación del primero el 20 de enero de 2021.
Foto: EFE

A 155 años del final oficial de la Guerra Civil, las heridas de ese conflicto y las divisiones que retan la democracia en Estados Unidos siguen reclamando prioridad en la agenda del Presidente de los Estados Unidos, como dejó admirablemente claro el 46to presidente, Joseph R. Biden, en su discurso inaugural ayer.

El experimento social y político que se llama Estados Unidos pasa por su momento más frágil desde el conflicto secesionista del siglo 19 que enfrentó a los estados del norte con los del sur por la liberación de los esclavos negros que decretó el presidente Abraham Lincoln.

La unidad, lo que se supone se hubiera alcanzado tras el fin de esa guerra, fue la quimera “elusiva” que protagonizó el mensaje inaugural que, en sus aproximadamente 21 minutos, presentó los retos del país con una franqueza y trascendencia superiores a las de sus predecesores. No estuvo lleno de soluciones, pero si reconocer los problemas es un primer paso a solucionarlos, Biden se aseguró de cumplir claramente con ese primer peldaño.

“Hemos aprendido otra vez que la democracia es preciosa, la democracia es frágil y, a esta hora amigos míos, la democracia ha prevalecido”, dijo en reconocimiento al evento de terrorismo doméstico que sucedió el 6 de enero en ese mismo Capitolio que ayer era el escenario de su juramentación. Y puede que también en reconocimiento a que hay ciertas victorias en la historia del país, especialmente cuando se libran contra enemigos internos, que tienen una brevedad perversa.

Juramentación del presidente Joseph Biden ante el juez presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, el 20 de enero de 2021.
Foto: EFE

Al final de una apabullante lista de “retos”, incluyendo económicos y la pandemia, Biden cerró con “el ascenso del extremismo político, la supremacía blanca, el terrorismo doméstico que tenemos que confrontar y que vamos a derrotar”. Es probablemente la primera vez que esas palabras se presentan como prioridades en la agenda de un presidente entrante.

Pero no se trata de amenazas nuevas, como reconoció Biden. “Nuestra historia ha sido un conflicto constante entre el ideal Americano, que todos somos creados iguales, y la realidad cruda de que el racismo, nativismo y el miedo nos han desgarrado. La batalla es perenne y la victoria nunca está asegurada”.

En otra referencia a los eventos del 6 de enero, Biden argumentó que la “multitud amotinada pensó que podían ejercer violencia para silenciar la voluntad del pueblo, para detener el trabajo de nuestra democracia, alejarnos de este terreno sagrado. No sucedió, nunca va a suceder, ni hoy, ni mañana ni nunca. Nunca”.

El guardia capitolino Eugene Goodman, alabado como héroe por su protección de vidas durante el ataque del 6 de enero al Capitolio.
Foto: EFE

Ayer hubo detalles que matizaron con urgencia y con pesimismo esta declaración de propósito de Biden.

En su discurso de despedida antes de partir para su residencia privada en Florida, el expresidente Donald Trump, quien arengó a la turba el 6 de enero pasado para que fueran al Capitolio a defender por la fuerza su teoría de que se debía impedir el conteo de los votos del colegio electoral, prometió que "estaremos de vuelta de algún modo". Aunque en noviembre pasado Biden obtuvo la mayor cantidad de votos de un candidato en la historia, 81.2 millones, Trump obtuvo la segunda cantidad mayor, 74.2 millones, un número superior a lo que tuvo en 2016 cuando era un desconocido en la política.

Desde el mismo templete inaugural, Amanda Gorman, la poeta laureada negra que a los 22 años es la más joven que ha recitado en una investidura estadounidense, conmovió a muchos al declarar que “siempre hay luz, si somos lo suficientemente valientes para verla, si somos lo suficientemente valientes para encarnarla”, pero también se refirió a los insurrectos como “una fuerza que preferiría destrozar nuestra nación, en vez de compartirla”.

En lo que es uno de los “¿qué hubiera pasado si…?” más fascinantes que surgieron del asalto al Capitolio, en el templete estaba el guardia capitolino Eugene Goodman, también de raza negra, y quien el 6 de enero engañó a un grupo de atacantes para alejarlos de una puerta abierta que dirigía al hemiciclo del Senado en un momento en que, de haber logrado acceso, la turba hubiera podido haber atacado a legisladores, periodistas y personal congresional. Goodman se enfrentó al grupo solo y armado nada más que con una macana. Ese gesto, en el cumplimiento de su deber, le ganó una ovación al llegar de escolta de la vicepresidenta, Kamala Harris, y una propuesta para honrarlo con la Medalla de Oro del Congreso. Su valentía y astucia salvó la vida de los miembros de un cuerpo donde se han hecho leyes que han convertido a los Estados Unidos en el país que más población encarcelada tiene, una población predominantemente de la misma raza de Goodman.

La poeta laureada Amanda Gorman, de 22 años, a su llegada a la ceremonia de juramentación del presidente Joseph Biden el 20 de enero de 2021.
Foto: EFE

La propia presencia de legisladores republicanos en el templete resulta un comentario de contexto al discurso de Biden. Hay miembros de esa delegación bajo sospecha de que asistieron con inteligencia y con accesos privilegiados a los atacantes del Capitolio y hay otros que votaron para seguir el plan de implotar el conteo de los votos de colegio electoral aún después de que ocurrió el ataque. Además, el Partido Demócrata de Biden tiene la tarea pendiente de realizar en el Senado el juicio de residenciamiento que evitaría que Trump pueda volver a postularse para cargo electivo alguno.

Biden mostró conciencia del lugar y la compañía en partes de su discurso que quedaron como una súplica a sus opositores partidistas. “La política no tiene que ser un fuego furioso que arrasa todo a su paso. Cada desacuerdo no tiene que ser causa de guerra total y tenemos que rechazar la cultura en que los mismísimos hechos son manipulados y fabricados”, dijo. “Amigos, es un momento de prueba. Enfrentamos un ataque a nuestra democracia, a la verdad, un virus despiadado, una desigualdad punzante, racismo sistémico, un clima en crisis, el rol de América en el mundo… ¿Vamos a dar un paso adelante?”.

“[C]ada uno de nosotros tiene un deber y una responsabilidad como ciudadanos, como americanos y especialmente como líderes. Líderes que están jurados a honrar nuestra Constitución para proteger nuestra nación. Para defender la verdad y derrotar las mentiras”, enfatizó.

En lo que impactan como las palabras más desnudas que pronunció, quizás porque transmiten la sabiduría que solo un presidente de 78 años puede transmitir, Biden advirtió que “no se sabe lo que el destino te deparará”.

Pero la trayectoria histórica de los Estados Unidos sí permite adelantar lo que el destino puede traer. Las metáforas llamativas y las palabras bonitas no han podido zanjar todavía las desigualdades económicas, raciales y políticas profundas que se mantienen a flor de piel en el país. Si la Administración Biden ignora estas desigualdades, podemos adelantar con certeza qué traerá el destino, porque será una repetición del pasado.

Para leer el discurso inaugural, pulse aquí.

PDF: MENSAJE INAUGURAL DE JOSEPH R. BIDEN COMO EL 46TO PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS – 20 DE ENERO 2021

Vea:

Biden asume el cargo en la ceremonia de juramentación más inusual

Periodista y abogado con 25 años de experiencia. Cofundador, o miembro de los equipos fundadores, de NotiCel, el Centro de Periodismo Investigativo, Red 96, Primera Hora y El Nuevo Día Interactivo.