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Qué pasó hoy? (vídeo)

Martes, 11 de octubre – San Fermín, el poderoso terremoto y tsunami del 18

Un día como hoy, hace 93 años, uno de los terremotos más poderosos jamás registrados en Puerto Rico sacudió al Noroeste de nuestra Isla. Conocido como el terremoto de San Fermín, sus efectos comenzaron a sentirse súbitamente a partir de las 10:14 a.m cuando la tierra comenzó a moverse de manera vertical (hacia abajo y hacia arriba). Posteriormente, la tierra vibró de manera horizontal, oscilando de este a oeste, afectando varios municipios tales como Mayagüez, Añasco, Aguadilla y Aguada, entre otros.

El terremoto desplegó una fuerza de 7.3 en la escala Richter. Además, se estima que entre las 10:18 y 10:21 de la mañana, apenas cuatro a siete minutos después de sentirse las oscilaciones telúricas, un maremoto con olas que alcanzaron entre 18 y 20 pies impactaron la costa Noroeste del territorio nacional. En total, contaron 116 personas que perdieron su vida a raíz de la calamidad que produjo el terremoto y tsunami del 11 de octubre de 1918. A su vez, los daños a la propiedad se estimaron en cuatro millones de dólares, cifra que representa aproximadamente 65 millones de dólares calculado a base del valor presente.

Según lo recordó el aguadillano Samuel Molinary:

'El día 11 de octubre de 1918… amaneció claro y sereno. Como todos los días, un grupo de alumnos del Higüey [un área de playa en Aguadilla] recorrimos a pie los dos kilómetros que nos separaban del barrio Tamarindo donde asistíamos a clase, unos a la antigua escuela Lafayette y otros al viejo fuerte español. … Todo estaba en paz cuando de pronto sentimos que las mesas comenzaron a temblar. Confieso que al principio me alegré pues era el primer temblor que sentía. Pronto, sin embargo, la alegría se disipó porque el temblor fue cobrando fuerza al extremo que nuestro profesor nos ordenó salir prontamente pero con cuidado, antes de que se fuera a desprender alguna parte del techo. Así lo hicimos y tan pronto salimos al patio se vino abajo la pared norte del fuerte con un terrible estruendo envolviendo todo en una espesa nube de polvo calizo. Todo fue confusión y llanto! La tierra seguía temblando hasta marearnos y la nube de cal nos asfixiaba. Al fin pude reunir mis hermanas no sin antes estar a punto de perecer cuando, al bajar de segundo piso, se desplomó tras de mí la enorme campana con su pedestal y parte del techo. … Había sangre en la calle y me lancé en busca de mi padre. …

A orillas de la playa había un humilde caserío de pescadores. El mar siempre les había provisto sus medios de subsistencia pero ese día, mientras la tierra temblaba, las aguas se retiraron y al regresar todo fue lanzado contra las palmas y tirado al Caño de la Cacula. En la maraña tupida del manglar se revolvieron los seres humanos, los tiburones los alambres de púas, los fragmentos de las yolas y los restos del balandro Verdun del cual solo apareció una tabla rota con la sílaba 'Ver' como queriendo decir Ver para creer. Mis compañeros de juego que vivían en aquella playa fueron los héroes de ese día. Ellos supieron arrebatar de las fauces de los tiburones a muchos vecinos que quedaron aturdidos por los golpes. Uno de ellos, Emilio, llegó hasta mi casa casi desnudo, agotado y cortado por los alambres de púas. Mi buena madre lo curó, lo revivió con café caliente y le puso una de mis camisas. Aquel manojo de adolescentes no repararon en responder a los gritos de auxilio de sus vecinos aunque al hacerlo perdían la oportunidad de atender a sus propios familiares.'

Albergamos esperanza de que a mayor consciencia adquiramos de la experiencia del terremoto y maremoto de 1918, la misma podrá contribuir a que unamos voluntades para optimizar nuestros planes de contingencia ante calamidades como ésta u otras.

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