Log In


Reset Password
SAN JUAN WEATHER
La Calle

No se rían... Hay circo serio en la calle San Sebastián (galería)

Los carnavales se conocen por regalar un período de permisividad y cierto descontrol.

En el contexto de las Calles San Sebastián, la voz popular adjudica este descontrol al alcohol de las noches, el jolgorio y hasta la violencia. El Circo Nacional de Puerto Rico no se queda atrás, tambien invita a un período descontrol; pero en este caso, se trata de escapar de la rutina para entrar en un mundo de inocencia y juego, en el que existe libertad para el ridículo.

Como parte de la variada oferta cultural de las Fiestas de la Calle San Sebastián de este año, los payasos ataviados de rayas y colores dispares invaden con sus colores el espacio gris de la Plaza de Armas.Una multitud compuesta de niños, adultos y ancianos se congrega frente a ellos. Una música con acento francés se cuela entre el desfile de personas de todas las edades que caminan por las calles aledañas.

Los payasos, o ‘clowns' del Circo Nacional, manipulan todo lo que traen con sus maletas. Caballitos de peluche, bolas para malabares, pelotas gigantes, hilos. Todo se acompaña de oleadas de risas, gritos de asombro y aplausos del público.

Niños, niñas, adultos y ancianos compiten por quién emite el sonido más alto mientras sacan la lengua de forma ridícula. Ridículo en el buen sentido. En el sentido de entregarse, ablandarse, dejarse llevar por el juego.

'Nosotros tratamos de hacer reír a los adultos porque los niños ya están gozando', asegura Arturo Gaskins, co-fundador del Circo Nacional. Todavía con el maquillaje en su rostro, adopta un semblante serio para añadir:

'Los adultos son muy duros. No es tan fácil crear empatía con todos ellos, con los abuelos. Hay un conflicto de apariencias. Pero nosotros los invitamos a jugar al ridículo, por qué no?', acotó.

Un anciano atraviesa el espacio de concreto que el gran tumulto de gente ha dejado libre para los jóvenes cirqueros. Los payasos lo siguen, mirándolo con cautela, cuidando sus pasos exageradamente. El público se ríe al unísono. Le colocan un sombrero en la cabeza al anciano. Él se vira, los ‘clowns' disimulan, el anciano formula una leve sonrisa'

'Al final del día, el que jugó, jugó, y el que no, se pregunta por qué no jugó', concluye Gaskins.

El Circo Nacional de Puerto Rico, o 'el circo del pueblo', se fundó en el 2010 para fusionar elementos circenses y teatrales con el propósito de llevarlos a las comunidades, a la vez que realizaban una tarea creativa y educativa.

Miguel Arvelo observa a su niño mientras juega con los payasos. Un tatuaje le cubre todo el brazo izquierdo, está abatido por el calor. El residente de Bayamón cataloga el espectáculo como 'excelente para los niños' y 'muy entretenido para los adultos'. El padre de dos niños añade que las actividades culturales hacen ver las Fiestas de la Calle San Sebastián desde otra perspectiva.

'Todo es diferente', comenta Gaskins. El co-fundador del grupo asegura que se crea una atmósfera con el mundo musical, la locura envuelta y los ‘clowns', que como figuras enmascaradas se apartan de los zancos y cabezudos que comúnmente se ven en las Fiestas de la Calle San Sebastián. El circo contemporáneo convierte al atleta circense en un artista.

'Ya no es lo que se hace, sino cómo se hace', señala.

Mientras tanto, la residente del Viejo San Juan, Giselle Balaguer, mira complacida a los ‘clowns' mientras recogen sus numerosos objetos.

'Esto es para mí las Fiestas de la Calle San Sebastián', expresa con cierto halo de satisfacción. Comenta que tiene una niña de cinco años, y esto es lo que puede venir a disfrutar durante el fin de semana de celebración.

Para ella, la oferta artística variada, entre las obras de teatro, la música y los talleres para niños, son parte esencial de la fiesta cultural. '

Es un placer ver a los artistas del barrio, y la forma en que incorporan a los niños', añade mientras se seca el sudor del rostro.

Y se despiden los payasos, recogen sus pelotas y sus aros, y quedan atrás los ecos de los niños gritando y riendo, los adultos entregándose al juego, y quizás la incertidumbre de algunos de por qué no se atrevieron a jugar.

   

(Grabriel Rubiñán/ Para NotiCel)
Foto:
(Grabriel Rubiñán/ Para NotiCel)
Foto:
(Grabriel Rubiñán/ Para NotiCel)
Foto:
(Grabriel Rubiñán/ Para NotiCel)
Foto:
(Grabriel Rubiñán/ Para NotiCel)
Foto: