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La Calle

Taller Salud, un escudo humano contra la violencia en Loíza

Lejos de las cámaras de los canales de televisión y del micrófono en que se expresan las autoridades policíacas, hay una organización que ha empoderado a la comunidad de Loíza con las herramientas precisas para erradicar la violencia y el crimen.

Aunque la imagen de violencia ha vuelto a empañar Loíza con las recientes masacres ocurridas allí en las últimas semanas, la gestión de Taller Salud y su programa 'Acuerdo de Paz' han logrado disminuir en un 53%la tasa de asesinatos de la ciudad que por décadas ha estado entre las diez más violentas.

Las conversaciones para iniciar el programa comenzaron en 2009, cuando en medio de un torneo de baloncesto de la comunidad se desató un tiroteo que provocó la muerte de tres jóvenes. La primera masacre en Loíza ocurrió así ante una cancha llena de personas -que según la directora de Taller Salud, Alana Feldman- se movieron al diálogo y a la colaboración junto a agencias gubernamentales. 'No podíamos seguir con la esperanza de que eso se iba a terminar solo. Había que hacer algo y establecer una estrategia más definida', comentó Feldman.

Esa estrategia consiste en abordar la violencia como una epidemia, al emplear medidas de detección, interrupción, identificación de las personas que participan en la transmisión y cambiar las normas sociales de las comunidades donde se produce, basado en el programa Ceasefire que logró reducir los tiroteos y asesinatos hasta un 73% en Chicago.

De la comunidad nacieron los líderes dispuestos a trabajar como interruptores de violencia y como consejeros de alcance comunitario. De ese capital humano es que se nutre 'Acuerdos de Paz', que ha logrado cambios significativos en el modo en que se comportan los bandos o corillos de jóvenes unos con otros.

Los interruptores de violencia a diario asumen el riesgo. Su trabajo es a todas horas. No hay un horario para recibir las llamadas de vecinos preocupados tras haber escuchado un tiroteo a pocas cuadras de su casa, o para escuchar a una madre que les confiesa que a su hijo lo están buscando para matarlo. Mientras todos huyen del conflicto, su trabajo consiste en acercarse para separar a los bandos y servir de mediadores. 'Al principio los invitaban a pelear, pero nos hemos preparado para responder a ese tipo de actitud', comentó la coordinadora Zynia Alejandro Cordero, de 41 años.

La organización aborda el problema social desde una mirada humanista. 'No podemos perder la fe en el ser humano', destacó quien nació y creció en el sector Miñi Miñi.

Más allá del narcotráfico

Las desigualdades pueden ser detonantes de violencia, pero la pobreza no es una incubadora de criminales. Se estima que sólo un 4% de cualquier población tiende a involucrarse en actos violentos, según Feldman. Las demás personas luchan por salir a flote o se valen del empresarismo para idear nuevas oportunidades de empleo. 'Aquí se habla de lo que no hay, pero Loíza tiene un capital humano muy rico. Hay personas que con lo poco que tienen están haciendo muchísimo y hay líderes comunitarios que han desarrollado microempresas o han entrenado a otros para formar sus propios negocios', comentó Feldman, al asegurar que no se puede minimizar a problemas por narcotráfico.

'El narcotráfico es el marco, pero no es la raíz. Hay rivalidades históricas-geográficas más allá del narcotráfico', especificó.

La desigualdad se resuelve al proveer los recursos necesarios, argumentó Feldman. Para ello el programa tiene cuatro personas de alcance social quienes se encargan de buscar jóvenes de alto riesgo ya sea porque han matado o porque los están buscando para matarlos.

'No trabajamos con agencias de seguridad. Eso fortalece la confianza del equipo de trabajo al acercarse a los jóvenes porque saben que no están ahí para chotearlos, arrestarlos o meterlos en problemas. Estamos ahí para cambiar su comportamiento y lograr prevenir', comentó.

Otro detonante de la violencia son las expectativas distorsionadas del género. El 90% de las víctimas y victimarios son varones entre 15 y 30 años. Su filosofía en la calle es darse a respetar aunque signifique tener cero tolerancia. 'Vemos un patrón de que para ser un hombre de verdad tienes que ser fuerte y agresivo, imponerte y darte a respetar', explicó Feldman. Así los jóvenes responden a estereotipos culturales donde sólo sobrevive el más bravo.

Mediaciones positivas

Taller Salud está cambiando eso poco a poco. Su programa Acuerdo de Paz logra entre 30 y 40 mediaciones todos los meses. El resultado de esas mediaciones se evidenció en una reducción de asesinatos en el mismo año en que comenzó el programa. En 2012 disminuyeron los asesinatos en un 53%.

Sin embargo, tras las dos masacres ocurridas este mes en Piñones, las expectativas de reducir otro 25% se esfumaron. 'Estas dos masacres de las últimas dos semanas son diferentes al patrón. Usualmente, Piñones es bastante tranquilo', explicó Feldman, quien implicó que el aumento de criminalidad se debe a que hace dos años no funciona el cuartel del área.

Precisamente, por la baja cantidad de asesinatos que se registraron entre 2001 y 2011 en la zona turística, Taller Salud no asignó personal para trabajar directamente con la comunidad. Este año, sin embargo, 12 de los 21 asesinatos ocurridos en Loíza han sido en esa área altamente poblada. 'En años anteriores ocurrían más de 20 asesinatos en Loíza adentro y dos o tres en Piñones, pero este año lo que han habido son ocho asesinatos en las áreas que estamos trabajando con el proyecto Acuerdo de Paz', resaltó.

El sector de Piñones tiene una complejidad mayor por la cantidad de gente que lo visita. El plan para atajar el crimen de esta área requiere de una integración de todos sus componentes, tanto comerciantes como residentes. A tales efectos, el personal del programa se prepara para ofrecer unos adiestramientos en el manejo de conflicto para que los comerciantes tengan la habilidad de intervenir cuando una discusión se sale de proporción.

La respuesta anticrimen de las autoridades, por otro lado, ha sido aumentar la cantidad de efectivos en el distrito y de las intervenciones vehículares. Miembros de la uniformada se pasean en caballo, motocicletas y más de cinco patrullas rondan la zona.

Mientras, un letrero de Taller Salud permanece atado a unas palmas: 'Vivir en paz en Loíza es posible'.

La directora de Taller Salud, Alana Feldman. (Jean Martínez para NotiCel)
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