Log In


Reset Password
SAN JUAN WEATHER
Mundo

Tailandia contra los pederastras

Pattaya (Tailandia) - Los pederastas ya no abusan de niños con tanta impunidad en Tailandia desde que contra esa lacra combaten también un número creciente de ciudadanos convencidos de la importancia del papel de la sociedad para poder erradicarla.

La detención de un buen número de pederastas se produce a partir de denuncias o colaboración de tailandeses corrientes o la colaboración de las organizaciones no gubernamentales comprometidas en la lucha contra los abusos sexuales a los menores.

Esta actitud denota un cambio paulatino en la sociedad tailandesa, que hace algún tiempo tendía a considerar que el abuso de un menor o la violencia domestica eran problemas que atañen únicamente a los afectados y a las autoridades.

En los últimos meses, Palissorn Noja, director de una ONG local, ha cooperado con la Policía para detener a dos pederastas británicos y otro alemán en Pattaya, un destino turístico de dudosa reputación internacional debido a su industria del sexo y situado a unos 150 kilómetros de Bangkok, la capital.

'También hemos enviado pruebas para la detención de un hombre muy rico de Estados Unidos que abusó de un menor en Tailandia', explica a Efe Palissorn, director del Centro contra el Tráfico Humano y el Abuso Infantil creado en Pattaya.

Acompañados del activista y un equipo de televisión, la Policía sorprendió en una habitación de un hotel a un octogenario alemán en compañía de un menor tailandés en el momento en el que abusaba sexualmente del chiquillo.

En otro caso también reciente, a raíz de que una mujer alertara a los guardas de seguridad de la presencia de un turista británico y un chico de 13 años en los aseos de un centro comercial de Pattaya, los agentes detuvieron al presunto pederasta.

Según la declaración oficial del menor a la Policía, el detenido pagó 500 bat (unos 16 dólares o 12 euros) al chico para que le hiciera una felación tras merodear durante un rato por el recinto, frecuentado por escolares y jóvenes.

Decenas de niños deambulan por las calles de Pattaya vendiendo chucherías y recuerdos a los turistas que encuentran a su paso por los bares de alterne iluminados de noche por las luces de colores bajo las que se contonean las prostitutas.

Estos menores, tailandeses o inmigrantes ilegales llegados desde las vecinas Camboya, Birmania o Laos, son carne de cañón para los pederastas que les ofrecen regalos y cantidades de dinero a cambio de favores sexuales.

Pet, una niña de 10 años sin techo, subsistía de lo que daba de sí la venta de golosinas una vez pagada la extorsión exigida por una de las mafias locales, hasta fue admitida en el centro de acogida dirigido por Palissorn en el que actualmente convive con cerca de una decena de menores también sin hogar.

'No tengo padres. Me gustaría tener una madre para cuidarla y ser buena con ella', explica la niña, que se expresa con el desenfado y la astucia acumulada tras malvivir varios años en las calles de este destino que atrae cada a cientos de miles de turistas.

Pet, que ha escapado de las garras de los pederastas, aprende ahora las normas básicas de convivencia en el refugio de Pattaya, fundado hace 23 años.

'Nuestro objetivo es procurar que estos niños estudien y puedan tener una vida normal, aunque tenemos graves problemas económicos incluso para conseguir comida cada día', explicó el activista.

De acuerdo a los datos oficiales, la Policía tailandesa investigó el año pasado 637 casos de prostitución infantil, mientras que la Oficina contra el Tráfico Humano identificó a 99 menores víctimas del tráfico de personas.

No obstante, las cifras reflejan únicamente los casos denunciados o investigados, por lo que no incluyen otros muchos que nunca salen a la luz, según la organización ECPAT, acrónimo de 'End Child Prostitution in Asian Tourism' (Acabar con la prostitución infantil en el turismo asiático).

La prostitución infantil es un 'delito que en muchas ocasiones no se denuncia porque muchos tailandeses creen que es un asunto privado o espinoso con el que no quieren verse implicados', indicó a Efe Patchareeboon Sakulpitakphon, de ECPAT International.

Una gran parte de los menores explotados sexualmente son esclavos de las poderosa redes regionales de tráfico de personas, que cada año introducen ilegalmente en Tailandia a varios miles de personas de los países indochinos y de Birmania.

Según la ONU, el 80 por ciento de estas víctimas son explotadas en burdeles y un 17 por ciento son destinadas a trabajar de sol a sol en talleres ilegales, barcos de pesca o son compradas por hogares con recursos económicos.

Una céntrica calle de Pattaya (Tailandia) donde abundan los locales de alterne. Un número creciente de ciudadanos ahora pretende poner fin a la pederastia en Tailandia. EFE
Foto: