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Mundo

Guerra de motoristas estremece Indonesia

Yakarta - La muerte en Yakarta de un joven guardiamarina en una disputa con bandas de moteros ha desatado una guerra entre militares indonesios y esta tribu urbana en la que han perdido la vida al menos cinco personas en menos de un mes.

Las carreras de motos ilícitas en Yakarta son un pasatiempo habitual de muchos jóvenes de entre 14 y 22 años que durante los fines de semana apuran al máximo la cilindrada de sus monturas en las principales avenidas, entre ellas la que discurre por delante del palacio presidencial.

Arifin Sirih, de 25 años y miembro de la Fuerza Naval indonesia, falleció el 31 de marzo pasado a causa de unos golpes en la cabeza y puñaladas cuando trataba de apaciguar los ánimos en una acalorada discusión entre varias bandas de motociclistas y el chófer de un camión que obstruía la vía pública en la que querían competir ese fin de semana.

La Policía ha detenido a cinco jóvenes como sospechosos de haber participado en el homicidio, pero eso no ha servido para evitar que los militares amigos de Arifin decidieran tomarse la justicia por su mano y patrullar cada noche las calles de Yakarta en busca de los presuntos culpables.

Los 'justicieros' sólo tienen una pista: los agresores conducían motos Kawasaki del modelo Ninja, muy populares en el país asiático.

El resultado de estas batidas callejeras, en las que participan un centenar de hombres vestidos con chaquetas de cuero, pulseras amarillas en la muñeca izquierda y armados con machetes, es una guerra sin cuartel entre bandas y efectivos del Ejército.

En una de estas reyertas un hombre murió y al día siguiente cuatro adolescentes fueron apaleados en una calle del centro de la capital y ante la mirada de los viandantes, por un grupo formado por una treintena de motoristas.

A mediados de abril las trifulcas se extendieron por casi toda Yakarta y desde entonces, cada día se produce al menos un incidente de este tipo y ya son cinco los muertos y más de 200 los heridos.

La Marina niega que sus militares tengan algo que ver con esta ola de violencia, pero decenas de testigos citados por la prensa local sostienen que lo contrario.

Entretanto, la Policía Nacional se mantiene al margen y atribuye a las Fuerzas Armadas la misión de poner freno a la violencia que brota ya en la turística isla de Bali y hasta en las Célebes.

'Hay muchos testigos que aseguran haber visto a los militares tomándose la justicia por su mano, pero a pesar de ello es muy probable que la Policía no haga nada por detenerlos', dijo a Efe Iwo, un estudiante de la Universidad de Indonesia.

A raíz de esta ola de violencia, las universidades de Yakarta alertan a sus alumnos del peligro y les recomiendan adoptar precauciones como la de 'no circular entre las diez y las cuatro de la mañana por las zonas conflictivas porque han muerto personas inocentes'.

La Policía ha informado a los medios locales de que las bandas de motoristas controlan y emplean como circuitos para hacer carreras al menos unos ochenta enclaves repartidos por Yakarta, una metrópoli con una extensión de más 750 kilómetros cuadrados y poblada por cerca de 9 millones de personas.

El miedo que infunde esta contienda callejera en la gente de a pie ha llevado al ministro a cargo de la seguridad, Djoko Suyanto, ha ordenar a la Policía y las Fuerzas Armadas que intervengan.

'No importa quiénes sean los autores, civiles o militares, porque no tienen inmunidad. Deben ser encontrados, arrestados y juzgados', dijo el ministro a la prensa.