Ex estrella del críquet quiere acabar con los talibanes en Pakistán
El célebre exjugador de críquet Imran Khan se postula como la revelación de los próximos comicios legislativos en Pakistán, que aún no han sido convocados pero se esperan para final de año, con un mensaje populista basado en la promesa de acabar con la insurgencia talibán 'en 90 días'.
'Tenemos que luchar contra la insurgencia solos. El Ejército paquistaní ha actuado como mercenario de los estadounidenses en contra de sus propios ciudadanos, por eso hay grupos que han declarado la 'yihad' (guerra santa) contra las Fuerzas Armadas', asegura en entrevista a Efe.
Según Khan, la lucha contra los integristas 'puede terminarse en 90 días si se consigue el apoyo de la población local, pero para ello hace falta cortar con la llamada guerra contra el terror de los occidentales'.
Pakistán lleva una década sumido en una encrucijada estratégica por sus propios intereses regionales y su apoyo a la intervención de EEUU en Afganistán tras el 11-S, lo que a su vez ha avivado el fuego de la insurgencia integrista autóctona.
Pese a la grave situación de seguridad interna, Khan responde con una amplia sonrisa a la pregunta de cómo negociar con alguien que -como algunos líderes talibanes paquistaníes- afirma tener como objetivo único la imposición de la ley islámica (o 'sharia').
'El objetivo de todo musulmán es vivir según la ley islámica. Aunque puede ser que la visión que tiene una persona sin educación de las montañas sea diferente de, por ejemplo, la del gran poeta Iqbal (ideólogo de la creación de Pakistán)', reconoce Khan.
El más famoso lanzador de críquet de la breve historia de Pakistán fue durante años más conocido por sus logros deportivos y sus continuos devaneos amorosos que por sus inquietudes sociales y políticas, hasta que en 1996 se lanzó a la arena política.
Tras años de figurar como un personaje que no transformaba su gran popularidad en crédito político, Imran Khan afronta ahora las próximas elecciones con gran confianza 'porque los paquistaníes', añade, 'ya han decidido que quieren el cambio'.
'Tuvimos nuestra 'primavera paquistaní' hace cinco años y recuerda mucho a las primaveras árabes, porque fue un movimiento que se alzó contra un dictador (Pervez Musharraf) y un gobierno que no representaba a la gente' dice Khan, a punto de cumplir 60 años.
Para el líder del Movimiento por la Justicia (PTI), su partido es la continuación de aquella primavera, 'que fue secuestrada por las formaciones del 'statu quo'', y advierte de que 'la gente no quiere volver atrás ni en Oriente Medio ni en Pakistán'.
'Vamos a arrasar en las próximas elecciones' dice Khan, quien no rehuye la comparación con Zulfiqar Alí Bhutto, el fundador del gobernante Partido Popular que en 1970 barrió en las urnas con ese partido recién creado, aunque luego cayó víctima de una asonada.
Como Bhutto, Khan ha logrado reunir a cientos de miles de personas en mítines por varias ciudades de país, y asegura que son sus seguidores, muy numerosos entre los empobrecidos jóvenes del país, y no los poderes fácticos quienes lo van a aupar al poder.
'El rol de los militares no es gobernar el país', dice con su habitual tono pedagógico y casi mesiánico Khan, que atribuye a la falta de legitimidad de los gobiernos el hecho de que las Fuerzas Armadas hayan regido el país durante más de la mitad de su historia.
'El Ejército no puede oponerse a un Gobierno realmente elegido por el pueblo. Ninguno de los de las últimas décadas fueron realmente fruto de la elección del pueblo', dice Khan.
Uno de los primeros puntos de su agenda de Gobierno es el diálogo franco y abierto con EEUU para replantear las relaciones bilaterales -con el resto de la comunidad internacional 'no hace falta porque hacen lo que dice Washington'- y la llamada guerra contra el terror.
Khan reniega de la ayuda internacional 'porque trae contrapartidas y Pakistán se ha visto envuelto en una guerra -la afgana- que no es la suya y que le ha costado 40.000 vidas y cerca de 70.000 millones de dólares, más del triple de la ayuda recibida'.
'Tenemos que recuperar la dignidad y lo que hace un pueblo digno es mantenerse solo. Hay que acabar con la corrupción, incrementar la recaudación, bajar los gastos y vivir de acuerdo a nuestros recursos', dice Khan en su mansión en las afueras de Islamabad.
'Desde la revolución iraní de 1979, Occidente está asustado, pero entonces se equivocó al apoyar a un dictador, como ha hecho luego repetidamente. En Egipto, ahora por primera vez los occidentales apoyan al pueblo y por eso no hay antiamericanismo', afirma.
'En realidad lo que quiere el mundo musulmán es lo mismo que los ciudadanos occidentales, cosas como democracia, trabajo, educación, imperio de la ley y derecho de expresión', asegura Khan.