Obama no mira el reloj
Desde casi el primer día en su nuevo trabajo como presidente de EE.UU, Barack Obama marcó diferencias con su predecesor, George W. Bush, y hay una, su impuntualidad, que se ha vuelto casi crónica y a la que se han acostumbrado los periodistas que cubren la información de la Casa Blanca.
El republicano Bush (2001-2009) era puntual hasta la exageración y marcó la pauta de lo que fue su mandato en ese aspecto, al llegar al Capitolio cinco minutos antes de lo previsto en el día de la ceremonia de su investidura.
'Siento llegar tarde'. Esa era ya una de las frases más repetidas por Obama cuando era senador y formaba parte del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Incluso hay un vídeo en YouTube que recoge varios momentos de Obama pidiendo disculpas a sus colegas senadores tras haber llegado tarde a una audiencia.
'Ya nos hemos acostumbrado, nadie espera que una actividad en la que participa o habla Obama comience a la hora prevista', contó a Efe sin querer dar su nombre una periodista de la televisión turca que cubre desde hace años la Casa Blanca.
Esto obliga a los periodistas de televisión a hacer algunas veces no una, sino varias, intervenciones en directo antes de que empiece a hablar el presidente.
Cuando Obama recibió al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en la Casa Blanca en mayo pasado la rueda de prensa conjunta que ofrecieron ambos empezó con más de una hora de retraso.
Y el pasado 31 de agosto, cuando anunció desde la Rosaleda de la Casa Blanca en compañía de su vicepresidente, Joe Biden, que iba a pedir la autorización del Congreso para atacar Siria por el uso de armas químicas atribuido al Gobierno de Bachar al Asad, su esperada comparecencia también comenzó más de media hora tarde.
Entonces hubo muchos comentarios en Twitter relativos a que 'el mundo entero' estuvo mirando 'un estrado vacío' durante más de 30 minutos.
Pocos días después, el 5 de septiembre, Obama acudió tarde a la cena informal que el presidente ruso, Vladímir Putin, ofreció a los líderes del G20 en el Palacio de Peterhoff, en las afueras de San Petersburgo.
Ejemplos de la impuntualidad del gobernante estadounidense hay muchos e incluso hay una cuenta en Twitter que se llama 'How late was Obama?' (Cuánto se retrasó Obama?).
La cuenta, en la que irónicamente aparece una foto de Obama mirando su reloj, registra los minutos que se ha retrasado en cada una de sus intervenciones.
El pasado jueves, su comparecencia en la Casa Blanca para hablar de la reforma sanitaria, que luego se convirtió en una rueda de prensa en la que también abordó las negociaciones sobre el plan nuclear de Irán y otras cuestiones, iba a comenzar a las 11:35 hora local y se retrasó exactamente 27 minutos, según esa cuenta.
La mayoría de los retrasos de Obama registrados por esa cuenta en los últimos dos meses han sido de más de 15 minutos.
La poca puntualidad del presidente se ha contagiado, además, a otros ámbitos de su Administración y ya el que fue el primer portavoz de Obama cuando llegó a la Casa Blanca, Robert Gibbs, era conocido por su tardanza a la hora de comenzar sus ruedas de prensa diarias.
Lo mismo ocurre con el actual portavoz de Obama, Jay Carney, cuyas ruedas de prensa suelen comenzar media o incluso una hora más tarde de lo previsto, y en el Departamento de Estado sucede algo parecido, con independencia de si comparece la portavoz principal, Jen Psaki, o uno de sus adjuntos.
En su impuntualidad Obama se parece a su amigo y predecesor demócrata en la Casa Blanca, Bill Clinton.