Detroit aleja el sacrificio de su museo
¿Sacrificar un museo para salvar a una ciudad en bancarrota? Este escenario está ahora un poco más lejos de ocurrir en Detroit, despues de que un juez descartara una nueva tasación de las obras y otro lanzara una campaña de recogida de fondos a la que se han sumado varias fundaciones y un gobernador.
Detroit, bajo la daga de la peor quiebra municipal de la historia de EE.UU., vive a contrarreloj desde hace meses con el fin de evitar que sus cuadros de Van Gogh acaben convertidos en billetes verdes para calmar a los acreedores.
Sin embargo, los últimos acontecimientos han demostrado que el Instituto de Arte de Detroit no está solo: dos jueces, varias fundaciones y hasta el mismo gobernador del Estado han salido a su rescate.
Steven Rhodes, el juez que dio luz verde a que la ciudad pudiera declararse en bancarrota, rechazó ayer la última exigencia de los acreedores: una segunda tasación de la colección del museo que incluya esta vez todas las obras y no solo las adquiridas con fondos municipales.
Los acreedores consideran 'conservadora e insuficiente' la tasación que el Ayuntamiento encargó en verano a la casa de subastas Christie's, que estimó que las obras compradas por la ciudad, un total de 2,773 piezas que representan solo el 5 % del total, tendrían un valor de venta de entre 454 y 867 millones de dólares.
Rhodes descartó sin ambages la creación de una comisión para valorar las 66.000 piezas del museo con el argumento de que no le compete a él, pero sin esconder que aunque tuviera autorización para atender sus demandas, tampoco lo haría.
De las palabras del juez, un actor clave en el desenlace de esta contienda entre el arte y las deudas, se desprende una evidente reticencia por su parte a que el Ayuntamiento pague los errores de su gestión con el patrimonio de los ciudadanos.
Rhodes no ha sido el único en dar buenas noticias al Instituto de Arte de Detroit (DIA en inglés), el gobernador del estado de Michingan, Rick Snyder, propuso ayer una partida de 350 millones de dólares para los próximos 20 años destinada a aliviar la bancarrota de la ciudad y, en concreto, a cubrir las pensiones de los jubilados.
El anuncio de Snyder recoge el guante de la campaña lanzada por otro juez, Gerald Rosen, que desde su papel como mediador impulsa una recogida de fondos para recaudar 500 millones de dólares, cifra que según sus cálculos permitiría salvar las pensiones y otras prestaciones municipales en peligro.
Esta suma evitaría que Detroit, una ciudad en horas bajas con fama de decadente y peligrosa, recibiera el golpe moral de quedarse sin uno de los escasos baluartes de prestigio que aún conserva: su colección de arte, una de las seis mejores del país.
Nueve fundaciones privadas han atendido también la llamada de Rosen y donarán 330 millones de dólares, unos fondos que no solo podrían salvar el presente del museo sino que lo dejarían blindado ante vaivenes económicos futuros.
Si esta iniciativa progresa, el DIA se convertiría en una organización sin ánimo de lucro, independiente tanto del poder municipal como de las fundaciones, lo que pondría punto final a una historia de continuos sobresaltos para la pinacoteca que comenzó en 1919, cuando quedó en manos del Ayuntamiento.
Los responsables del museo no olvidan celebrar cada brazo alzado en su defensa con un esperanzado comunicado de prensa en su página web, conscientes de que con el respaldo explícito de la Justicia, del gobernador del estado y, por supuesto, de los profesionales de la cultura de todo el país, cada día se aleja un poco más el escenario más temido: la venta de las grandes obras de una de las seis mejores colecciones de arte de EE.UU.