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La realidad de buscarse el peso en La Habana

La Habana - Norma 'Coco' sale de la calle Luz hacia un pasadizo oscuro, donde no brilla el sol, ni existe el fenómeno de la energía electrica. Los pies recorren de memoria el camino, entre escalones colapsados y varillas de cemento, hasta que abre la puerta al lugar donde recuesta el cuerpo cansado despues de un día largo. Es un espacio pequeño, que comparte con la madre, los hermanos y las sobrinas. Es un espacio que no siente suyo.

La bombilla, que enciende en la sala, da luz a más personas que objetos. Hay un sillón, una frisa, una estufa de gas y un pequeñotelevisor de antena, frente al cual está apostado su hermano, quien bebe a sorbos la sopa. Hay también una ducha, que usan cuando en las tuberías acontece el milagro del agua. 'Hace un mes que no llega', comenta una vecina con rostro ausente debido a la oscuridad en las escaleras. La piel negra de las niñas luce reseca. El polvorín del cuarto se ha apropiado también de los cuerpos.

Ambos hermanos estánarropadoshasta el cuello. Parecen tener frío. Aparentan estar enfermos. Las niñas juegan con una muñeca desnuda y unos pedazos de cartón. Llevan la vestimenta sucia, la camisa desacomodada. En el cuarto, hay dos camas y una litera para seis personas.

'Vivo en condiciones muy pobres', admite, quien en dos días cumpliría 26 años.

En el número 160 de la calle Luz, una amiga le cedió el espacio de la casa para montar el negocio de las uñas. Coco trabajaba como secretaria en un hospital, pero la escuela de la necesidad la graduó en manicura. Los 400 pesos cubanos ($14.5 usd) que ganaba en un mes, lo gana en un día comocuentapropista, aunque siempre hay días mejores que otros.

-Qué estás haciendo con el dinero extra?, pregunté. Inmediatamente elevó la mirada y estiró la sonrisa, como si de tan solo pensarlo se le llenaran los pulmones de aire fresco.

-Lo estoy ahorrando, dijo. 'Quiero tener mi lugar propio. Sueño con tener mi familia un día y este no es lugar para criar niños'.

(Ernesto Salazar / Para NotiCel)

La luz comienza a entrar por filtraciones a través del cuentapropismo. El salario del Estado no da. El promedio de 400 CUPmensuales (un dólar equivale a 20 pesos de la moneda nacional) es insuficiente para vivir. Esa es la queja colectiva en los mercados, en las calles de La Habana Vieja, en el taxi o en la intimidad de las residencias. Es común ser ingeniero y taxista. Jubilado y arrendador. Licenciada en economía y limpiadora.

Es común también el robo al Estado: las tomaduras de pelo, el mercado negro y la economía informal son vistos por algunos como una forma más de 'resolver'. Venden en la calle los medicamentos que recibieron gratuitos del Estado. Prefieren ausentarse al trabajo para vender la ropa que les trae un familiar del extranjero. En los restaurantes, forman cooperativas entre los empleados para reportar menos ganancias de las que hicieron. Se apropian de los materiales que provee el Estado para el trabajo.

'Esa nunca puede ser la solución: una medicina que le roben al Estado es una menos que existe para alguien que la necesite', criticó un universitario, a quien aún no le corresponde pagar las cuentas, ni traer el sustento a la casa.

'El problema de Cuba es uno económico', comentó un artista en el callejón de Hamel. En un colgadero exhibe una obra de la Virgen de la Caridad, que se eleva sobre un barco de papel y rompe las cadenas de la opresión. 'Simboliza los sueños, que liberan a los pueblos', explicó. El arte le permite bandearse entre otros dos oficios: es también psicólogo y sexólogo, según su tarjeta de presentación.

(Ernesto Salazar / Para NotiCel)

Muchos hacen malabares para sobrevivir; otros optan por emigrar. En la sala de Aydee, hay una foto de su hermana junto a dos pequeñines rubios, vestidos con una polo de la bandera estadounidense. Son sus sobrinos, nacidos y criados allá; ya son dos universitarios.

'Se van porque es primer mundo', comenta Lizzette al cortar un pedazo depizza con mucho pan y poco queso. La hija trabaja en un cuido de niños en Estados Unidos; el hijo se adiestróenel oficio de masajista. Ella es bióloga, que ahora se dedica a arrendar tres cuartos dentro de su residencia.Su esposo es profesor de la Universidad de La Habana. 'Somos nosotros los que les mandamos remesas a ellos', bromeó la mujer, mientras seescribía con su hija por correo electrónico.

Nota del Editor: NotiCel viajó en el primer vuelo directo en 50 añosde San Juan a La Habana, llevado a cabo por Turismo Tony Pérez, y que aterrizó el 27 de marzo de 2015. Busca la serie completa #andandoLaHabanasola